El Nazareno procesiona por el Bilbao más marginal, pero la castiza cita pierde parte de su esencia

BilbaoAquellos que tienen edad para recordarlo no olvidan cómo los clubes de la calle Cortes de Bilbao, en señal de respeto al paso del Nazareno, apagaban sus luces y hasta bajaban sus persianas, al mismo tiempo que algunas de las mujeres, que allí se ganaban la vida, salían a la calle y cantaban con fervor saetas al paso del Cristo de Medinaceli.

De aquello hace muchos años y, al mismo ritmo, que la ciudad se transforma, lo ha ido haciendo también esta procesión. A pesar de que los cofrades de la Cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno siguen transitando por las calles de los barrios altos de la Villa, algunas de ellas, zonas históricamente degradadas y marginadas.

Pérdida del sello castizo y diferenciador

Hoy en día son los turistas y vecinos de otras zonas de Bilbao los que llenan las estrechas aceras y plazas del recorrido para asistir a la que es la cita más multitudinaria de la Semana Santa bilbaína, aunque haya perdido parte de su sello castizo y diferenciador.

A pesar de que los bilbaínos de hace siete décadas entendían que el silencio era la máxima señal de respeto para presenciar el paso del Nazareno, lo cierto es que desde aquella primera saeta entonada por Manolo 'El Malagueño' y más tarde por Vicente Salinas ‘El Bisi’, no ha habido Lunes Santo en Bilbao sin que se hayan escuchado estas plegarias cantadas.

Por eso, si bien han menguado costumbres como la de lanzar flores desde los balcones al paso de las imágenes, este año de nuevo al paso del Cristo, se volvieron a entonar saetas, en esta ocasión no ha sido desde el balcón del club El Edén, sino que se han interpretado en la confluencia de las calles Cortes y Laguna, y se han incorporado castañuelas.

Lo que no ha cambiado es el fervor con el que procesionan los hermanos de la Cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno, vestidos con túnica y capirote morados, cinturón de esparto y algunos de ellos descalzos. La procesión sale desde la Quinta Parroquia de Hurtado de Amézaga y recorrer algunas de las calles más castizas del centro y del Bilbao histórico. Así, nueve cofradías y 420 cofrades transitan por la Plaza Zabalburu, las calles San Francisco y Cortes, el Puente de Cantalojas y finaliza en la Plaza del Corazón de María.

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