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Patricia Martín, la cirujana plástica que levanta piedras de 110 kilos: "¡De fuera, médico y harrijasotzaile!, en el curro me han vacilado mucho"

Patricia Martín comenzó a levantar piedras en 2021 en Ogikiñe Harri Eskola.. Ibai Urrutia
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BilbaoPatricia Martín contesta a la llamada de la web de Informativos Telecinco, tras “una guardia del infierno” en el Hospital vizcaíno de Cruces, en donde trabaja desde hace seis años como cirujana plástica especializada en Cirugía de Mano.

Tiene el puchero en el fuego, preparando la comida, antes de irse a dormir, pero rasca minutos al merecido descanso para hablar de su otra faceta, esa que tantos “vaciles” le ha acarreado entre sus compañeros del hospital. Sí, porque esta gallega, de Ferrol, es además de médico, harrijasotzaile.

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“Todavía me sorprende que llame la atención mi profesión, porque entre mis compañeras levantadoras de piedra, hay enfermeras, ingenieras y estudiantes”, confiesa Patricia que admite que “como a todos los médicos también en las competis y entrenos me han hecho a veces alguna consulta médica general”.

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Patricia, a punto de cumplir 40 años, lleva cuatro levantando piedras. A ella, que de pequeña practicó ballet, “y se me daba fatal”, le van los deportes de fuerza. A ser harrijasotzaile, “siendo médico y no siendo vasca”, llegó tras años practicando voleibol, después descubrió el crossfit y, más tarde, “por culpa de mi marido” se acercó al mundo de los Herri Kirolak, el deporte rural vasco.

Piedras de 110 kilos

“Empecé y me piqué”, resume. Lo que, tal vez por modestia, no dice es que se le da muy bien. Tanto que, recientemente, se ha coronado como campeona de Euskadi. Durante las competiciones, “no soy explosiva ni rápida, pero a cambio tengo aguante”, se describe esta gallega de 1,80 metros y 86 kilos de peso que ha llegado a levantar 110 kilos, aunque “mi favorita es el cubo de 63 kilos y la piedra irregular la queme da pánico”.

No es solo cuestión de fuerza, “aunque un mínimo hay que tener”, advierte. Sobre todo, son “las ganas” y “aprender bien la técnica” lo que te lleva a lograr resultados. En el caso de Patricia, ella necesita concentrarse para “centrarme bien, en donde tengo que colocar la piedra y cuándo y donde tirarla” y entre sus trucos, desvela que ella nunca cuenta las alzadas.

“A veces es duro”, recuerda que, aunque no ha sufrido graves lesiones, siempre tiene “heridas y moratones”, en una ocasión, “me pillé el dedo entre dos piedras de las pesadas y cuando terminé de competir tenía el dedo negro, al día siguiente, en quirófano no me entraba ni el guante”.

Patricia nació en Ferrol y junto a su familia, ha vivido en Madrid o Cartagena: “Nos hemos movido mucho por el trabajo de mi padre”, que era Oficial de la Armada. Sin embargo, parecía predestinada a asentarse en Vizcaya, “yo quería venir al norte”. En 2015, hizo la residencia en el Hospital de Cruces, después estuvo un año en Salamanca y en Singapur “donde me especialicé en Cirugía de Mano”. A su regreso a Euskadi en 2019, Patricia se quedó.

Cada vez, más mujeres

En un mundo, el del deporte rural, tradicionalmente masculino, cada vez son más las mujeres que, como Patricia, se adentran en una práctica hasta hace poco vetada a ellas. Cuando la campeona de Euskadi empezó en Ogikiñe en 2021 “éramos tres o cuatro” y ahora “igual me sé el nombre de otras 20 mujeres harrijasotzailes”, a muchas de las cuales admira: “Udane Ostolaza me flipa; Ainitze Zumeta es superrápida, muy explosiva, pero sobre todo, destacaría a Idoia Etxeberria, hizo numerosos récords en su momento, visibilizó mucho el deporte y sigue vinculada a él”.

Los cambios se evidencian también en las competiciones, que cada vez congregan a más público en sus ediciones femeninas. Así, en solo unos pocos años han pasado de celebrarse en la plaza de los pueblos para darlas a conocer a realizarse en frontones cerrados, como el de Mungia en el pasado Campeonato de Euskadi, que estaba lleno hasta la bandera.

El próximo desafío al que se enfrentará Patricia será en diciembre cuando está previsto que se el Campeonato de Bizkaia, además la cirujana entrena por si consiguen que salga adelante la propuesta de que haya un campeonato femenino de piedras grandes, es decir, la rectangular de 113 kilos, la cilíndrica de 100, el cubo de 88 y la bola de 75. “Si lo conseguimos quiero poder levantarlas más de una vez”, dice entre risas.