Sociedad

La vivienda y el encarecimiento de la vida ponen en jaque el bienestar económico en País Vasco

Ciudadanos pasean por Bilbao
Ciudadanos pasean por Bilbao. Europa Press
  • La mitad de los encuestados en el Deustobarómetro señala el acceso a la vivienda como su mayor preocupación, una cifra que sigue creciendo respecto a oleadas anteriores

  • El 40% de la ciudadanía menciona el encarecimiento de la cesta de la compra como uno de sus principales problemas, mientras que la preocupación por el sistema sanitario desciende hasta el 33%

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VizcayaLa sociedad vasca mantiene una percepción positiva de su calidad de vida, con buenos indicadores en salud, relaciones personales y bienestar emocional. Sin embargo, esa valoración general convive con una creciente preocupación por la situación económica, marcada sobre todo por el acceso a la vivienda y el encarecimiento de la cesta de la compra, que se consolidan como los principales factores que deterioran el bienestar financiero de la ciudadanía.

Así lo reflejan dos de los principales estudios sociológicos recientes en Euskadi: el Sociómetro del Gobierno Vasco, centrado en la percepción del bienestar personal, y el Deustobarómetro de la Universidad de Deusto, que analiza las preocupaciones sociales y económicas. Ambos coinciden en dibujar una sociedad que se siente bien consigo misma, pero que observa con inquietud su futuro económico inmediato.

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Buen bienestar personal, con sombras económicas

La población vasca puntúa su bienestar general con un 7,3 sobre 10, una nota que se apoya en una buena percepción de la salud -el 73% la considera buena o muy buena- y en unas relaciones personales sólidas, valoradas con 8 puntos. A ello se suma un estado emocional mayoritariamente positivo: casi ocho de cada diez personas aseguran haberse sentido bien en las últimas semanas.

No obstante, cuando el foco se traslada al ámbito económico, la valoración desciende. La capacidad de ahorro se queda en 6,1 puntos, una cifra que refleja las dificultades para llegar a fin de mes en un contexto de precios al alza. Las diferencias por edad y clase social son claras: los jóvenes de entre 18 y 29 años son quienes peor valoran su capacidad para ahorrar (5,8), frente a los mayores de 65 años, que alcanzan un 6,5. Por clase social, la brecha se amplía aún más, con un 7,1 entre quienes se consideran de clase alta y un 5,5 entre la clase baja.

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La vivienda, un problema enquistado

El acceso a la vivienda se mantiene como el principal problema para la ciudadanía vasca. La mitad de los encuestados en el Deustobarómetro lo señala como su mayor preocupación, una cifra que sigue creciendo respecto a oleadas anteriores. Además, las políticas de vivienda vuelven a suspender, con una nota media de 3,8, lo que evidencia una percepción de escasa respuesta institucional ante el problema.

Este contexto tiene un impacto directo en otros ámbitos, como la baja natalidad. Un 40% de la población relaciona el descenso de nacimientos con las dificultades para conciliar, los bajos salarios de los jóvenes y el precio de la vivienda, citado por un tercio de los encuestados. Pese a ello, existe un amplio consenso social a favor de reforzar las ayudas públicas para la crianza, una medida respaldada por el 70%.

El precio de la cesta de la compra gana peso

Junto a la vivienda, la subida de los precios se ha convertido en la segunda gran inquietud social, superando incluso a la sanidad. El 40% de la ciudadanía menciona el encarecimiento de la cesta de la compra como uno de sus principales problemas, mientras que la preocupación por el sistema sanitario desciende hasta el 33%, en paralelo a una recuperación de la valoración y la confianza en Osakidetza.

Este cambio de prioridades refleja cómo el impacto del coste de la vida está condicionando el bienestar económico, incluso en una comunidad que mantiene buenos niveles de empleo y satisfacción laboral. De hecho, las personas ocupadas puntúan su satisfacción con el trabajo en 7,4 puntos, y más del 80% se siente valorado en su entorno profesional, aunque esa percepción positiva no siempre se traduce en mayor capacidad de ahorro.

Hábitos saludables y cohesión social

Frente a las dificultades económicas, Euskadi destaca por unos hábitos de vida saludables. El 59% de la población practica actividad física al menos tres veces por semana y el 90% asegura llevar una alimentación saludable. Además, casi la mitad realiza a diario actividades que estimulan la mente, como leer o aprender cosas nuevas, una práctica especialmente extendida entre las personas mayores.

En el plano social, la mayoría se siente integrada y acompañada: el 59% afirma no sentirse sola nunca o casi nunca y el 89% dice formar parte de una comunidad con valores compartidos. La diversidad cultural también es ampliamente valorada, considerada enriquecedora por el 88% de la población.

Un bienestar marcado por la economía

El retrato que dibujan los datos es el de una sociedad satisfecha en lo personal, activa y cohesionada, pero con un equilibrio económico frágil. La dificultad para acceder a una vivienda y el aumento sostenido de los precios se han convertido en los principales lastres del bienestar, especialmente entre los jóvenes y los hogares con menos recursos.

Mientras la ciudadanía mantiene buenos niveles de salud y relaciones sociales, el desafío pasa por garantizar unas condiciones económicas que permitan consolidar ese bienestar a largo plazo. La vivienda y el coste de la vida se sitúan en el foco como los grandes retos pendientes de Euskadi para los próximos años.