La atleta paralímpica Desirée Vila, medalla de oro al Mérito Deportivo: “El deporte fue lo que me salvó”

  • La deportista gallega ha recibido esta distinción por sus logros y su proyección en el deporte inclusivo

  • Con 16 años perdió la pierna derecha, pero se convirtió en un ejemplo por cómo afrontó la situación

  • "Creo que me dio más de lo que me quitó", dice sobre su amputación en una entrevista con NIUS

Desirée Vila (Gondomar, 1998) es una de las atletas paralímpicas españolas con mayor proyección. Brilla en el deporte, pero también en su vida. Basta una conversación de unos minutos con ella para darse cuenta del sinfín de valores positivos que representa.

Por eso, el Consejo Superior de Deportes (CSD) ha decidido concederle la máxima distinción que existe en España: la Medalla de Oro del Mérito Deportivo. Por sus logros deportivos y, también, por su proyección en el deporte inclusivo.

Este galardón reconoce la carrera de esta deportista gallega, a la que la vida no se lo puso fácil. Era una de las grandes promesas de la gimnasia acrobática en España, pero una caída en un entrenamiento lo cambió todo.

Sufrió una fractura de tibia y peroné y, debido a una negligencia médica, tuvieron que amputarle su pierna derecha. Tenía solo 16 años. Pero tras ese trance, Desirée dio a todos una lección de superación por cómo afrontó la nueva situación.

Siguió apostando por el deporte, lo que la ha llevado a convertirse en una atleta de élite. En 2018 logró un diploma olímpico en los Juegos Paralímpicos de Tokyo. Su siguiente reto: lograr subirse al podio en los JJPP de París.

P: ¿Te ha sorprendido este reconocimiento?

R: Pues la verdad es que sí. No me lo esperaba para nada y aún estoy ‘flipando’.

P: ¿Qué supone para ti?

R: Es una motivación extra para seguir entrenando y cosechando éxitos, y más ahora que estamos preparando un Mundial y, si todo va bien, los Juegos Olímpicos. Lo bonito es que me ha hecho pararme a pensar en lo que he ido logrando y en que, aunque mi vida cambió tan bruscamente, fui capaz de buscar un aliado en el deporte. El deporte fue lo que me salvó.

Fui capaz de buscar un aliado en el deporte

P: Llevas ya cinco años en el Centro de Alto Rendimiento de Madrid. ¿Cómo es tu día a día como deportista?

R: Pues entrenamos de lunes a sábado, unas dos horas al día, excepto los lunes y los miércoles que hacemos cuatro. Pero al ser una deportista paralímpica y tener una prótesis, tengo otras rutinas diarias importantes.

P: ¿A qué te refieres?

R: El correr con una prótesis conlleva una serie de descompensaciones que una atleta sin discapacidad no tendría. Tengo que tener mucho cuidado con todo el tema de la biomecánica e ir a los ‘fisios’, al podólogo, la ortopedia…

P: ¿Cuál es tu especialidad dentro del atletismo?

R: Me he especializado en salto de longitud. Es la prueba con la que conseguí el diploma paralímpico en los Juegos Olímpicos de Tokyo, la que más me gustaba y mejor se me daba. Entonces, de cara a la temporada 2023 y a los Juegos Olímpicos de París, es la prueba con la que voy a intentar conseguir mis mejores resultados.

P: ¿Qué objetivos deportivos tienes?

R: Lo más a largo plazo que me propuse son los Juegos Olímpicos de París y mi objetivo es estar en el top 4, ojalá en un podio. Pero antes aún tenemos el Mundial el año que viene y toda la locura que conlleva el año preolímpico con competiciones internacionales en las que me mediré a mis rivales.

P: Ya fuera del deporte, eres también toda una ‘influencer’ en las redes sociales…

R: Sí (se ríe). Las uso para mostrar cómo es el día a día de una persona con discapacidad. Cuando estaba en el hospital recuerdo que había muy poca información sobre las prótesis. La que había era toda en inglés. Entonces ahí se me ocurrió empezar a hablar sobre temas que a veces son un tabú.

P: ¿Crees que la discapacidad lo es?

R: Sí. Yo creo que todavía existen bastantes prejuicios con la discapacidad. Por eso decidí empezar a mostrar lo que hacía. Enseño mi faceta como deportista paralímpica, pero también utilizo las redes para normalizar la discapacidad y el deporte adaptado.

Utilizo las redes para normalizar la discapacidad y el deporte adaptado

P: Y haces publicaciones con mucho éxito, como la de tu pierna enterrada…

R: Sí (se ríe). La gente piensa que cuando me pasó lo de la pierna mis padres compraron un nicho específico para enterrarla. Pero no, no es así. El nicho ya estaba. En aquel momento nos dieron la opción de donarla a la ciencia, incinerarla o enterrarla… Y mis padres decidieron enterrarla. Entonces, cuando voy al cementerio, pues visito mi pierna. Es algo que conté en mis redes porque para mí es algo normal, pero que a la gente le ha llamado la atención.

P: ¿Qué queda de aquella Desirée que competía como gimnasta en el club Flic Flac de Vigo?

R: Todo, porque la gimnasia me enseñó tantos valores… Aprendí más entrenando que en el colegio. El deporte de élite te da un montón de lecciones de vida que te van a servir en todo tu futuro. Entonces… ¿Qué queda de esa Desi? Todo. Lo que pasa es que antes tenía dos piernas y ahora tengo una. Pero vamos, que sigo siendo la misma persona.

P: Pasados ocho años, ¿sacas cosas positivas de lo que te pasó?

R: Sí, claro que sí. Los dos primeros años fueron duros. No era capaz de ver qué cosas positivas podía sacar de una situación así. Pero si hubiera sabido la vida tan plena y bonita que iba a tener… Creo que lo hubiera vivido de otra manera. Yo ahora mismo me pongo la prótesis por las mañanas, hago de todo, y me la quito por las noches. Pero claro, al principio el muñón tiene que adaptarse y frustra mucho ver que no puedes llevar una vida autónoma.

P: ¿Te costó aceptar tu discapacidad?

R: Sí. De hecho me costó mucho llevar la prótesis en público. Siempre la tapaba. Dejé de ponerme faldas y vestidos para llevar siempre pantalones largos y nunca subía fotos a las redes sociales en las que se viera la prótesis o el muñón.

P: ¿Y qué fue lo que te hizo aceptarla?

R: Cuando empecé a hacer atletismo y conocí a otros chicos y chicas que también tenían una discapacidad, me hicieron ver que no había que esconderla, que no tenía que darme vergüenza enseñarla. Empezar a usar la ballesta, que es la prótesis con la que corro y que tiene una forma como de garfio, fue un paso importante. No solo por volver al deporte, sino porque al verme con esa prótesis tan futurista y robótica y poder mostrarme de esa forma, tal y como soy, para mí fue un paso fundamental en la aceptación de mi discapacidad.

Empezar a usar la prótesis con la que corro fue un paso fundamental en la aceptación de mi discapacidad

P: Dices que sacas cosas positivas de aquello, ¿cuáles exactamente?

R: Todo esto me ha hecho madurar un montón y darme cuenta de qué es importante en la vida, he conocido a un montón de gente y otras cosas, como ir a unos juegos, que con la gimnasia acrobática no hubiera tenido oportunidad porque no es deporte olímpico. Me ha dado más de lo que me ha quitado.