Farmacéuticos del Hospital Universitario de Ourense advierten: algunos medicamentos pueden agravar los efectos de la ola de calor
Conviene extremar la vigilancia especialmente con las personas mayores y vulnerables que tomen alguna medicación
Cuándo empieza la ola de calor y cuáles serán las zonas de España más afectadas
OurenseEl intenso calor que se espera para los próximos días puede afectar de diferentes maneras a las personas mas vulnerables y también a quienes siguen algún tratamiento o tienen una enfermedad crónica. Desde el servicio de Farmacia del CHUO, el Complejo Hospitalario Universitario de Ourense, alertan de la posible interacción de las altas temperaturas con algunos medicamentos. Los episodios de calor extremo pueden suponer un riesgo añadido para los efectos de algunos tratamientos, ya que las altas temperaturas combinadas con algunos medicamentos pueden agravar aún más los efectos del intenso calor.
Medicamentos como los diuréticos pueden agravar los efectos del calor, provocando deshidratación o alteraciones electrolíticas en las personas que los toman. Los analgésicos y antiinflamatorios, como el ibuprofeno o el naproxeno, pueden afectar a la función renal, y también conviene tener precaución con algunos antihipertensivos, cuya acción también puede verse comprometida durante los días de calor extremo.
Además, hay otros fármacos que pueden alcanzar una concentración de riesgo, en caso de deshidratación, incrementando su toxicidad. Por eso, es siempre importante y más, durante olas de calor o episodios de temperaturas altas, mantener un nivel de hidratación adecuado. Este es el caso de la metformina, empleada habitualmente para controlar los niveles de azúcar en sangre; la digoxina, para el tratamiento de la arritmia cardíaca, o la fibrilación auricular; así como algunos medicamentos de uso psiquiátrico, como el litio, o determinados antiepilépticos.
Es necesario también, recuerdan desde la Farmacia del CHUO, tener precaución con los medicamentos que afectan al sistema nervioso central, como los neurolépticos, antidepresivos y opioides, así como con aquellos que interfieren en la sudoración o en la regulación de la temperatura corporal, como los anticolinérgicos, antihistamínicos o las hormonas tiroideas. Todos estos tratamientos pueden dificultar la disipación del calor y aumentar el riesgo de golpe térmico, y de sufrir un golpe de calor.
Especial atención a las personas más vulnerables
Las personas mayores, especialmente a partir de los 65 anos, y con mayor riesgo a partir de los 75, constituyen uno de los grupos más sensibles, en estas situaciones, debido a la menor capacidad de adaptación fisiológica al calor, a la mayor prevalencia de enfermedades crónicas y al uso frecuente de múltiples fármacos.
También están en situación de especial vulnerabilidad durante estos episodios de calor las personas con enfermedades cardiovasculares, renales, endocrinas o respiratorias, así como aquellas que padecen trastornos de salud mental, o tienen una movilidad reducida. Las mujeres embarazadas, los lactantes y los niños pequeños también forman parte de los colectivos que requieren una especial vigilancia durante estos días.
Una hidratación adecuada y controlar la temperatura de las estancias es fundamental
En estos días en que el calor aprieta, además de las medidas recomendadas habitualmente, como mantenerse hidratado, usar ropa ligera o intentar refrescar o ventilar la vivienda, o reducir la actividad deportiva en las horas de calor más intenso, es necesario estar pendiente de cualquier señal de alarma en las personas más vulnerables. Lo más importante es mantener siempre a estas personas con una hidratación adecuada, controlar la temperatura de la estancias, y estar atentos a cualquier señal de alarma. Estas medidas son fundamentales para evitar complicaciones graves como descompensaciones cardíacas o renales, bajadas bruscas de tensión, síncopes, intoxicaciones con medicamentos o golpes de calor.
En ningún caso, además, como recuerdan desde el Servicio de Farmacia del hospital orensano, se debe interrumpir o modificar la medicación por cuenta propia, y cualquier ajuste del tratamiento debe ser valorado de forma individual por parte de un profesional sanitario.
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