Desaparecidos

Desaparición de Sonia Iglesias: 15 años de investigación que incluye cámaras, georradar y ADN en un preservativo

El caso Sonia Iglesias, 15 años después: una mañana cualquiera, unos recados y una desaparición que apuntaba a casa
El silencio de su pareja, la falta de pruebas y años de búsqueda marcaron la desaparición de Sonia Iglesias en 2010. Informativos Telecinco / Europa Press
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PontevedraEsta semana, concretamente el pasado lunes 18 de agosto, se cumplieron 15 años de la desaparición de Sonia Iglesias, una mujer pontevedresa que fue vista por última vez en el centro de la ciudad en 2010 y cuyo paradero continúa siendo un enigma. Con 38 años, madre de un niño y dependienta de una tienda de ropa, salió aquella mañana de su casa para hacer unos recados, pero nunca llegó a su puesto de trabajo. Desde entonces, el caso ha atravesado años de investigaciones, sospechas, registros infructuosos y una dolorosa espera que no ha encontrado luz.

Aquel miércoles por la mañana, según reconstruyó 'La Voz de Galicia', Sonia desayunó con su pareja, Julio Araújo, en la cafetería El Albero. Después, se dirigieron a una zapatería de la calle Arzobispo Malvar, donde ella dejó unos zapatos.

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Según el relato de Araújo, Sonia bajó del coche para seguir andando hacia el centro y hacer unos recados. Pero nunca llegó a su trabajo. A las 11:30 horas fue vista por última vez en la calle Oliva. A las 11:40, Julio ya estaba de vuelta en su casa y llamó por teléfono a un familiar. Esa hora sin coartada fue, según los investigadores, el principal agujero negro del caso.

El cartel de búsqueda de Sonia Iglesias
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Las sospechas sobre la pareja de Sonia Iglesias y padre de su hijo

Con el tiempo, y pese a no existir pruebas concluyentes, las sospechas recayeron sobre Araújo, su pareja y padre de su hijo. Imputado en 2012 y con el caso archivado provisionalmente en 2015, la investigación se mantuvo activa, incluso después de su muerte en 2020. Según 'Faro de Vigo', en sus últimos días, enfermo de cáncer, la Policía le pidió que revelara la ubicación del cuerpo, aunque fuera de forma anónima. Pero nunca habló. "Esa hora en la que no me tienen localizado es su problema, no el mío", llegó a decir a los agentes, según recogió el mismo medio.

Durante todo ese tiempo, el hijo de ambos -entonces un niño de apenas nueve años- convivió con su padre, el principal sospechoso de la desaparición de su madre. Solo años después, ya mayor de edad, sería él quien iniciaría los trámites judiciales para que Sonia fuera declarada oficialmente fallecida y así acceder a los derechos legales que le corresponderían por su madre. La resolución llegó en 2021, y permitió cerrar algunos procesos legales, pero no aportó ninguna luz sobre qué ocurrió realmente.

Análisis de cámaras, registros e inspecciones con georradar

Las pesquisas policiales incluyeron el análisis de cámaras de seguridad (para tratar de trazar el recorrido del Daewoo Kalos gris de Sonia), registros en casas y cementerios, e incluso inspecciones con georradar. Se encontró la cartera de Sonia en una cuneta cercana al poblado de O Vao, y se investigó una pista que situaba el móvil de Araújo en el Monte Castrove, pero ninguna prueba fue concluyente. Según fuentes locales, incluso se recuperó un preservativo con el que Araújo quiso demostrar que habían mantenido relaciones el día de la desaparición y que ella no le iba a dejar, pero solo tenía su ADN.

También hubo testimonios que apuntaban a una posible confesión indirecta. Una mujer, pareja del hermano de Araújo, fue escuchada bajo los efectos del alcohol asegurando que Sonia había sido asesinada por Julio y enterrada en un nicho familiar, destacaron medios regionales. Esa declaración motivó registros en el cementerio de San Mauro, donde la familia del sospechoso tenía 28 nichos, 17 de ellos oficialmente vacíos. El propio Araújo presenció en silencio aquel registro bajo la lluvia. Poco después enfermó de neumonía, agravada por su cáncer, y falleció sin decir una palabra más.

La familia de Sonia Iglesias nunca dejó de luchar

La familia Iglesias, a pesar de todo, nunca dejó de luchar. En concentraciones como la celebrada el 30 de agosto de 2019 en A Ferrería, la hermana de Sonia, Maricarmen, aseguró que "luchaban para que quedar impune no sea una opción para el asesino de Sonia". Su madre, desesperada, llegó a preguntarle cara a cara a Julio si había encargado a un hombre portugués el asesinato y tampoco tuvo respuesta. Los investigadores, por su parte, han reconocido que Araújo era su único objetivo. “Él sabía que se moría y no le importaba la cárcel ni el futuro. Solo le pedimos que dijera dónde estaba el cuerpo. No quiso”, lamentó un agente en declaraciones a 'Faro de Vigo'.

15 años después, SOS Desaparecidos sigue manteniendo activa la alerta de búsqueda de Sonia Iglesias. El caso no solo marcó a una ciudad, sino también una generación de policías, familiares y vecinos que aún esperan una verdad que pudo haber sido enterrada con quien pudo revelarla. El silencio, como siempre, fue el arma más cruel.