La familia de un joven coruñés con autismo pelea para evitar su traslado a un centro en Ourense: "Queremos que esté aquí, con sus rutinas y su gente"
Óscar, de 23 años, está integrado en su barrio y cuenta con el apoyo de vecinos y comercios locales
Su hermano Víctor explica que un cambio de centro “rompería sus rutinas y agravaría su situación”
A CoruñaLa familia de Óscar Castro, un joven coruñés de 23 años con un grado de discapacidad del 69% y dependencia de nivel 3, se enfrenta a la decisión de la Xunta de Galicia de trasladarlo a un nuevo centro en Ourense. Sus allegados advierten de que el cambio supondría un retroceso en la estabilidad conseguida tras años de esfuerzo.
Óscar estuvo escolarizado en un colegio durante su infancia, pero tuvo que abandonarlo al no poder adaptarse al ritmo de las clases. Pasó después por un centro de educación especial y, tras cumplir la mayoría de edad, la pandemia de 2020 marcó un antes y un después en su vida. “Fue imposible tenerlo en casa. Las rutinas se desmoronaron: sin cafeterías, sin parques, sin gente en la calle… se puso muy nervioso y la situación fue muy dura”, recuerda su hermano Víctor Castro.
La familia logró entonces una plaza de emergencia en un centro de Sarria, aunque la distancia obligaba a recorrer largos trayectos semanales. Más tarde consiguió ser trasladado a una residencia cercana a su domicilio, lo que supuso un cambio radical en su día a día. “Ahora está integrado en el barrio: lo saludan en las cafeterías, los vecinos lo conocen, en el bar del puerto siempre le dan una chocolatina. Tiene una vida más o menos normalizada”, relata Víctor.
Ahora quieren trasladarle a 175km de su hogar
Sin embargo, hace apenas unas semanas recibieron la notificación de que Óscar deberá mudarse a un nuevo centro recién inaugurado en Ourense, gestionado por una entidad privada. La administración justifica el traslado alegando que allí dispondrá de un módulo especializado para personas con trastorno del espectro autista (TEA).
La familia no comparte esa visión. “Dicen que allí va a estar mejor, pero nosotros queremos que esté aquí, con sus rutinas y su gente. Un psicólogo independiente acaba de confirmar que lo más beneficioso para él es permanecer en el entorno donde ya está integrado”, explica Víctor Castro.
Además, la familia denuncia que creen que el verdadero motivo del traslado es económico. “Mi hermano es un chico grande, de 1,90 metros y casi 100 kilos, físicamente sano y fuerte. Eso implica que necesita atención constante y cuesta más esfuerzo que otros residentes con problemas de movilidad o de mayor edad. Alegan que se porta mal, que a veces araña, y es cierto que lo hace, pero cambiarlo de centro y romperle la rutina lo empeorará todo”, advierte su hermano.
Ahora, la decisión de la administración se topa con el convencimiento de unos padres y un hermano que insisten en que el mejor lugar para Óscar es su barrio de siempre, rodeado de las personas y rutinas que le dan seguridad.