El primer crimen en España "resuelto" con la técnica de la aproximación facial forense que terminó en archivo judicial en O Porriño
El cuerpo de Carlos Alberto Videira do Orfao, ciudadano portugués, apareció casi tres años después de su desaparición en un pozo de O Porriño
Hubo tres investigados, el dueño de un taller y dos porteros de discoteca a los que le habría pedido localizar a Carlos Alberto por una "estafa"
O Porriño, PontevedraEl caso de la muerte de Carlos Alberto Videira do Orfao, ciudadano portugués de 37 años que llevaba dos décadas viviendo en nuestro país, supuso un hito en cuanto a la utilización de una técnica forense revolucionaria aunque finalmente el desenlace no fue el esperado. El Juzgado de O Porriño decretó hace unas semanas el sobreseimiento de la causa por falta de pruebas.
Es uno de los episodios más difíciles a los que se ha enfrentado la Guardia Civil del área de Vigo en los últimos años. El cuerpo apareció casi tres años después de su desaparición en un pozo de la localidad pontevedresa con evidentes signos de violencia. La última vez que se le vio con vida a este hombre, dueño de una compraventa de coches usados, fue el 13 de octubre de 2018 y no fue hasta el 21 de febrero de 2021, cuando dieron con sus restos óseos en una nave abandonada de Cerquido.
En un primer momento la investigación llegó a un momento de pausa, sin un avance posible, a pesar de que el informe forense arrojó una muerte violenta, con un impacto fuerte en la cabeza y golpes en otras partes del cuerpo. Después de extraer restos biológicos de la víctima, al cotejarlos con las bases de datos no encontraron coincidencias.
No fue hasta principios de 2022 cuando entró en escena la Unidad de Antropología Forense del Instituto de Medicina Legal de Galicia (Imelga) que daría un vuelco al caso. La actuación de su director, el célebre forense Fernando Serrulla, conocido por su labor en catástrofes como la del 11-M, y la ayuda de la artista forense Alba Sanín, aportaron luz en la oscuridad.
La técnica de reconstrucción facial, pionera en España
A través del Departamento de Biología de la Dirección General de la Guardia Civil, se obtuvo el perfil genético a raíz del húmero y el fémur, que fueron extraídos en la autopsia. En ese instante se pusieron manos a la obra y realizaron hasta seis retratos, usando las características obtenidas en ese perfil, a partir de sus estructuras óseas faciales. Estas imágenes se publicaron en los medios españoles y también portugueses para tratar de dar con la identidad de la persona.
Trece meses después del inicio de la complicada investigación, una mujer se puso en contacto con las autoridades alertando de que la persona de la imagen que estaba recorriendo los medios, era su hermano, desaparecido tres años antes. Parecía el inicio del fin de una intensa búsqueda, al corroborar con ella el perfil genético y confirmarse que se trataba de Carlos Alberto.
Varios investigados y ningún condenado
La víctima se dedicaba desde hacía más de dos décadas a la compraventa de coches usados, un negocio por el que había recibido multitud de denuncias en el momento de su fallecimiento, principalmente por estafa. Por ese motivo, las autoridades comenzaron a tirar del hilo para esclarecer lo que pasó en aquel fatídico día de octubre.
Finalmente se produjeron tres detenciones en el entorno de Vigo, dos varones y una mujer, dos de ellos acusados de encubrimiento que acabaron exculpados. La otra persona, era el dueño de un taller, principal señalado por una deuda que contraía la víctima con él. Este hombre negó haber acabado con su vida “yo no mato a nadie por 500 euros que me debía, ni por nada” argumentó en el juicio. Además dijo que dos personas con placas de policía irrumpieron en su local para pedirle que citase ahí a la víctima.
Según esta versión, estos dos individuos “tiraron al suelo y ataron las manos” a la víctima, después comenzaron a “estrangularla” y todavía estando consciente la introdujeron en un furgón, regresando horas más tarde con el vehículo vacío, manifestando que “habían dejado a Carlos Alberto tirado desnudo en un monte en Portugal”.
Los únicos indicios contra esos dos presuntos asaltantes es la declaración del dueño del establecimiento y el posicionamiento de sus teléfonos en ese negocio vigués entre las 11 y las 12 de la mañana. Lo que no hay es confirmación a través de sus terminales, de que se fueran juntos de allí ni que estuviesen en la finca en la que aparecerían los restos de Carlos Alberto.
Archivo judicial del caso
Existen dos grandes interrogantes en este caso: no ha sido posible indicar la fecha en la que el cadáver fue depositado en el pozo, porque el antiguo dueño de la finca aseguró que no había nada allí dentro en julio de 2020, más de 20 meses después de la desaparición. Tampoco se pudo esclarecer la fecha de la muerte, los forenses especifican una horquilla muy amplia “entre agosto de 2019 y agosto de 2020” tiempo después de la data de desaparición.
La Fiscalía y la defensa pidieron el archivo del caso a lo que finalmente accedió la jueza de instrucción en un auto en el que lo argumenta de la siguiente manera, existe una “ausencia de elementos objetivos suficientes que aporten una corroboración mínima de los hechos investigados.” Por tanto, no se han encontrado indicios que justifiquen la perpetración del delito de homicidio por parte de los tres investigados, motivo por el que quedan exonerados.