Afganistán: Un año de Gobierno talibán sin derechos humanos

Con la toma de Kabul en agosto de 2021, los talibanes pusieron punto final a los derechos humanos en Afganistán. A su llegada al poder entonces, y a pesar de las promesas que hicieron a la comunidad internacional, las violaciones contra las niñas, las mujeres, los disidentes y las libertades individuales han sufirido un retroceso, según Amnistía Internacional (AI).

Los talibanes retomaron el poder sin oposición de Kabul, y desde entonces han estado dirigiendo "un ataque sostenido" contra las libertades, persiguiendo a las minorías y reprimiendo violentamente cualquier oposición, según el informe publicado este lunes con el título 'La ley talibán: Un año de violencia, impunidad y falsas promesas'.

El 15 de agosto de 2021, Afganistán retrasó sus relojes 20 años con la vuelta de un régimen basado en torturar, asesinar y hacer desaparecer a quienes se oponen al régimen.

"Hace un año, los talibanes se comprometieron públicamente a proteger y promover los Derechos Humanos, pero la velocidad a la que están desmantelando 20 años de avances en materia de libertades es impresionante", ha denunciado la directora regional de Amnistía Internacional para Asia meridional, Yamini Mishra.

En ese sentido, ha lamentado que "toda esperanza de cambio se haya desvanecido mientras los talibán tratan de gobernar mediante la represión y con total impunidad", como muestran "las detenciones arbitrarias, la tortura, las desapariciones y las ejecuciones sumarias".

Para las mujeres y las niñas se ha despojado de sus derechos y desde hace un año "afrontan un futuro sombrío, privadas de educación y de la posibilidad de participar en la vida pública", ha denunciado.

Los talibanes durante sus primeros días prometieron un régimen nuevo han vuelto a imponer la represión contra cualquier conducta que contravenga su visión de la 'sharia' o ley islámica, lo que afecta a cuestiones como el ocio, la vestimenta o la educación, especialmente en el caso de las mujeres.

La segregación por sexos se ha convertido en la norma en un país donde ahora las niñas tienen vetada de nuevo la educación secundaria. Además, la recomendación general pasa por que las mujeres no salgan de casa si no es necesario y, de hacerlo, que sea en compañía de un varón y con prácticamente todo su cuerpo cubierto.

VIOLACIONES DE LOS DERECHOS HUMANOS

Aministía Internacional denuncia las violaciones cotidianas de los derechos humanos y la persecusión a los trabajadores del antiguo gobierno afgano.

"Cientos de civiles han sido detenidas arbitrariamente", según el informe Amnistía, en el que recoge el caso de 'Sahiba' --nombre ficticio--, una manifestante golpeada y torturada por los talibán.

"No hubo tribunal, no hubo cargos y no hubo garantías procesales; nos secuestraron en las calles, nos tuvieron en una cárcel varios días sin acceso a nuestra familia, o a un abogado. Algunas mujeres con las que compartí celda nunca volvieron y no sabemos qué les ha pasado", relata.

Por su parte, Torab Kakar ha denunciado ante la ONG cómo los talibanes se saltaron la promesa de otorgar "amnistía total" a quienes formaron parte de las fuerzas de seguridad del anterior gobierno, relatando el caso de su amigo Jalal, a quien golpearon maniatado y con los ojos vendados.

"Tras ser apaleado y cuando su familia lo buscó, el jefe local de los servicios de Inteligencia les amenazó y advirtió de que dejaran de buscar", cuenta Kakar. El caso de Jalal es uno más de los "cientos" de represalias y asesinatos extrajudiciales que se han registrado para castigar a quienes formaron parte del anterior régimen.

"Ha habido cientos de homicidios extrajudiciales y se han encontrado cuerpos con heridas de bala o señales de tortura. Decenas de personas han desaparecido y siguen en paradero desconocido debido a su trabajo con el gobierno anterior o por presuntamente participar en la resistencia contra los talibán", señala Amnistía.

Afganistán, un destino de acogida para organizaciones terroristas

Doce meses después de la llegada al poder de los talibanes ningún país los ha reconocido formalmente como gobierno legítimo. Solo lo han hecho Arabia Saudí, Emiratos Árabes Unidos y Pakistán--, pero la necesidad de llegar a otros acuerdos, por ejemplo para el envío de ayuda, ha abocado a la comunidad internacional a mantener contactos.

En el aeropuerto, ya bajo la bandera del Emirato Islámico talibán, hay vuelos regulares hacia Dubái e Islamabad, mientras que la visita en enero de este año de una delegación del nuevo régimen a Oslo, para mantener conversaciones con otras partes --incluidos representantes de Estados Unidos-- puso de manifiesto hasta qué punto había cambiado el escenario.

Los talianes, sin embargo, apenas han dado muestras de adaptación política y siguen gobernando con los mismos perfiles y doctrinas que 20 años atrás. El régimen, teóricamente provisional, excluye a mujeres y miembros de minorías al tiempo que reserva una nutrida presencia a dirigentes perseguidos por terroristas y miembros de la poderosa red Haqqani.

Persiste el temor internacional a que Afganistán se convierta de nuevo en un bastión para organizaciones terroristas ya que, pese a la confesa animadversión de los talibán con grupos como Estado Islámico --que opera bajo la filial de Provincia de Jorasán--, sí parecen persistir los lazos que en su día tejió con Al Qaeda el fallecido líder Mahmud Mansur.

Basta recordar que Ayman al Zawahiri, sucesor de Osama bin Laden al frente de Al Qaeda y en paradero desconocido durante años, fue abatido este mismo mes por un ataque estadounidense en un edificio del centro de Kabul, donde los analistas coinciden en que no podría estar en ningún caso sin la connivencia o al menos el conocimiento de la actual cúpula afgana.