Marruecos quiere ponerle la guinda a su Mundial más mágico en la final de consolación ante Croacia

  • El combinado dirigido por Walid Regragui, elevado a los altares, disputa este sábado el partido por el tercer puesto, quiere homenajear a su afición con la entrada en el podio simbólico del campeonato

  • Los marroquíes destacan el orgullo y el sentido de pertenencia despertados por la actuación de ‘los leones del Atlas’

La selección marroquí de fútbol espera ponerle el broche la guinda a su mágica actuación en el Mundial de Qatar venciendo mañana sábado a la selección croata en la final de consolación. El campeonato en que el equipo y la afición magrebí se ganaron la simpatía de millones de personas en todo el Mundo; la mejor actuación de los ‘leones del Atlas’ en su historia. Como probablemente nunca antes, el fútbol ha situado a Marruecos en el mapa.

Superada la ofuscación por la derrota del miércoles contra Francia por dos goles a cero –porque grande fue la decepción este miércoles-, ‘los leones del Atlas’ se emplearán a fondo mañana sábado para lograr el triunfo ante la siempre difícil selección balcánica de Luka Modric. Por encima de jugadores en particular –y no pocas veces uno ha escuchado que el individualismo era la marca de la casa de los mejores futbolistas marroquíes, siempre más interesados en lucirse en busca de algún club de postín que pagara por sus servicios-, ha destacado el bloque. El equipo.

Y al frente de ese rocoso y competitivo equipo, un nombre: el de Walid Regragui, elevado definitivamente a los altares en Marruecos. Su efigie luce en portadas de revistas y periódicos, marquesinas de autobuses y anuncios en las carreteras, camisetas y otros elementos del merchandising acelerado. Al concluir el partido, el rey Mohamed VI, también rendido al milagro Regragui, le telefoneó para felicitarle por el excelente campeonato. También habló, según daba cuenta la agencia marroquí de noticias MAP, con el capitán Romain Saiss.

“Marruecos quiere la tercera plaza”, dijo el jueves el jugador en una entrevista con un diario francés. Sobre el conjunto del campeonato, Saiss afirmaba que es “algo que debe servir para el futuro, ya sea en Mundiales o Copas de África. Todo es posible en el fútbol cuando se tiene un buen estado de espíritu. Nuestro deseo es llevar trofeos a Marruecos”, afirmaba el capitán. Marruecos tiene hambre y promete regresar. No quiere que toda esta algarabía sea flor de un día.

En un país cuyos medios tienen especial predilección por hacer revistas de prensa internacionales sobre todo cuando se trata de noticias positivas sobre Marruecos, todo sea dicho, los medios y agencias marroquíes están inundados estos días de referencias al buen hacer de ‘los leones del Atlas’. Todo elogio de líderes políticos, deportistas o celebridades de las artes, las letras o el cine es recogido con entusiasmo.

Por encima de todas las reseñas, al margen de la llamada del monarca al capitán y al técnico, nada menos que la imagen del presidente de Estados Unidos, Joe Biden, disfrutando del encuentro de semifinales en compañía del jefe del Gobierno marroquí Aziz Akhannouch en Washington. En un tuit, el mandatario estadounidense afirmaba que fue “un gran honor ver el partido del Mundial junto al primer ministro Akhannouch. No importa a quién apoyas, fue destacado presenciar cuanto ha sido capaz de lograr este equipo”.

Una instantánea cargada de simbolismo con el que la oficialidad marroquí pretende exhibir el paso en firme del país en todos los terrenos. Hay un claro mensaje de fondo: Marruecos cuenta en la esfera internacional. De igual a igual con Francia o Estados Unidos. Y el éxito de la selección, que ya no es el equipo ramplón de antaño, es el reflejo del nuevo Marruecos. Hasta un documental en Netflix sobre el éxito mundialista viene en camino.

“El periplo de Marruecos ha terminado este año, pero ha sido histórico, inspirador para países de todo el mundo. El equipo marroquí ha logrado algo que no debe olvidarse. El fútbol marroquí tiene un futuro brillante. Felicidades. Vamos Marruecos. Vamos Marruecos”. La euforia era la del embajador estadounidense en Rabat, David T. Fischer, al término de las semifinales. Sintonía máxima Washington-Rabat.

También los medios oficiales del país se hacen eco de la llamada telefónica del monarca alauita al presidente francés, Emmanuel Macron, para felicitarle al término del encuentro contra ‘les bleus’. Tras meses de tensión a propósito del problema de la concesión de visas, el reciente nombramiento del nuevo embajador galo en Rabat parece apuntar a una reconciliación que sólo la prometida visita de Macron a Marruecos -¿enero? ¿Febrero?- sellará definitivamente.

Protesta formal contra el árbitro del Marruecos-Francia

Lejos de la resignación tradicional, el público marroquí, que estaba convencido de que tras España y Portugal caería Francia, la tomó con el árbitro, cuya actuación muchos consideraron decisiva para la eliminación en semifinales. Tanto sigue siendo el malestar entre los marroquíes que la propia Real Federación Marroquí de Fútbol protestó este jueves ante la FIFA contra el árbitro, el colegiado mexicano César Arturo Ramos.

La FRMF ha protestado enérgicamente, en una carta dirigida a la instancia concernida, contra el arbitraje del partido de la selección marroquí contra su homóloga francesa, oficiado por el árbitro mexicano César Arturo Ramos Palazuelos, quien privó a la selección nacional de dos penaltis evidentes según los especialistas del arbitraje, expresando al mismo tiempo su sorpresa por la no intervención de la sala del VAR”, recogía este jueves la agencia de noticias MAP.

Vuelta a la normalidad

Pero poco a poco, Marruecos comienza a entrar en la nueva normalidad post Qatar 2022. Siempre atento a la realidad palpable de la calle, el sociólogo marroquí Mustafa Akalay, se queda con algunos cambios culturales manifestados en la calle durante este Mundial. “Por primera vez hemos visto a todas las generaciones de mujeres juntas en los cafés, que es tradicionalmente un espacio de hombres: esta incorporación al espacio público es un logro. Y al terminar el partido contra Francia también vimos a las mujeres especialmente tristes por la derrota, algunas al borde de las lágrimas por su equipo”.

“Pero el Mundial no es la vida. Y, aunque es importante invertir en deporte, hay otras áreas, como la educación y la sanidad pública que necesitan más el apoyo de las instituciones”, zanja el profesor de la Universidad Privada de Fez a NIUS. “Han sido unos días estupendos, un orgullo de actuación, pero toca volver a la normalidad. Mis estudiantes estaban más pendientes del Mundial que de trabajar”, zanja el también urbanista desde la ciudad de Fez.

Por su parte, la antropóloga Karima Ziali destaca cómo “incluso entre personas poco futboleras el campeonato ha despertado un sentido de pertenencia hacia Marruecos”. “El Mundial ha logrado lo que no logran todos estos programas de inclusión patria que lanza Marruecos para que no olvidemos los hijos de la inmigración, como yo misma, de dónde venimos. Curiosos, ¿no?”, prosigue la investigadora sobre la relación entre islam y sexualidad afincada en Granada. “Es una impresión compartida, y lo he hablado con mis hermanas, a las que le ocurre lo mismo. También me ocurrió cuando España ganó el Mundial. Y soy alguien a quien no le motiva el fútbol”, admite a NIUS la escritora.

No es novedad que el fútbol tiene ese poder -de sobra- para eclipsar la agenda pública, tanto la local como la internacional. Apagadas las luces de los estadios de la opulenta Qatar –a la que las cosas le irán bien en la resaca mundialista-, la vida continuará a las puertas de un invierno que no será fácil para el pueblo marroquí. Sobre todo para las gentes que no podrán nunca estar en un palco ni en la grada de un partido de Copa del Mundo, probablemente tampoco de embarcarse en un vuelo. Coincidencia o no, desde que el combinado magrebí comenzó a ganar en este Mundial no ha dejado de llover. Una gran noticia para Marruecos, cuya economía depende más de los cielos y los pantanos que de los mármoles de la sede de la bolsa de Casablanca. En el fondo, quizás la mejor de todas.

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