Surgen nuevas teorías sobre el paradero de los cuatro niños perdidos en la selva colombiana

Ya van 30 días desde que la avioneta Cessna se estrelló y dejó a cuatro niños perdidos por la selva colombiana de Caquetá. Más de 300 hombres, pertenecientes a las Fuerzas Militares y las comunidades indígenas, están peinando la zona desde que ocurrió este trágico suceso sin obtener éxito. De momento, la ‘Operación esperanza’ continúa con tres helicópteros sobrevolando el perímetro y un audio de la abuela que emiten en lengua indígena desde un megáfono.

Se trata de una misión que comenzó a raíz de encontrar los tres cuerpos sin vida en la avioneta que pertenecían a la madre, al piloto y al copiloto, pero sin rastro de los niños: Lesly Jacobombaire Mucutuy de 13 años, Soleiny Jacobombaire Mucutuy de 9, Tirien Noriel Ronoque Mucutuy de 4 años y Cristin Neriman Ranoque Mucutuy. Los cuatro pequeños continúan a día de hoy perdidos en la zona entre Caquetá y el Guaviare.

A 100 metros de los pequeños

Ya van 1250 kilómetros recorridos por los comandos especiales de búsqueda que tan solo han podido encontrar rastros que van dejando a lo largo de su recorrido. Unos pañales, un biberón, tijeras, zapatos y huellas frescas son las esperanzas de la familia y la clave para averiguar la ruta que están haciendo: caminar hacia el nororiente, un sendero que conduce al río Apaporis.

Y aunque se ha informado de que el servicio de búsqueda ha estado a 100 metros de los pequeños, no han conseguido dar con ellos por la gran frondosidad de la selva que no permite ver más de 20 metros. Por eso, han surgido varias teorías para darle explicación a lo que está sucediendo.

Un duende y una 'fuerza del más allá'

La familia de los menores ha estado presente desde el primer momento de la investigación y siempre han asegurado que son receptores de mensajes ancestrales que llegan desde las comunidades indígenas. Pero la primera teoría procede de uno de los tíos de la familia que ha afirmado que la voz de un duende está despistando a los menores y consiguiendo que dejen sus objetos por ser inútiles. También ha asegurado que los niños han perdido la audición y que por eso no han sido capaces de oír los mensajes de las autoridades.

En cambio, los chamanes no piensan lo mismo. La abuela de los niños, según le ha afirmado a la Unidad investigativa de El Tiempo, poseen información reservada sobre el paradero de los niños. “Me dijeron que la noche del 24 de mayo o mañana 25 de mayo, me darían información sobre el paradero de los niños y que en dos días se haría el rescate”, afirmaba. Pero hasta el día de hoy no se han encontrado a los pequeños.

Reclutados por las disidencias y un lanchero

Dentro de estas teorías, existe una que afirma que no es la niña de 11 años quien guía a los niños, sino que se trata de “una fuerza del más allá” la que estaría moviendo a los menores. La abuela confesó que uno de sus “parientes” le informó de que esa zona tenía un misterio y que las huellas no eran de los pequeños sino de algo que les está guiando. “Esa zona es un misterio. Los niños ya no son guiados por la niña, tiene que haber alguien guiando, pero no es ni indígena, nadie, es algo de esa región. Por eso estoy pidiendo que allá los indígenas de esa región, en la parte tradicional, si conocen de un espíritu, si conocen el idioma, nos ayuden”, confirmaba el abuelo.

Pero lo más inquietante es que esa zona, donde la avioneta colisionó, se encuentra a 2,8 kilómetros del punto donde las autoridades encontraron un campamento guerrillero perteneciente a Iván Mordisco. De ahí surgió la otra teoría de que los niños podrían haber sido reclutados por grupos armados. Pero el comandante encargado de la operación ha asegurado que es muy poco probable que se trate de eso. Además de otra que existía en la que se aseguraba que un lanchero los había recogido y los había llevado a Cachiporro (Vaupés) pero que acabó siendo desmentida.

Un intento de engaño

La mujer también relató que hubo unas comunidades campesinas de la zona que intentaron tenderle una trampa a la familia diciendo que los niños estaban a salvo. Hasta que le entregaron unas imágenes como pruebas y supieron que no se trataban de los mismos niños. “Me mostró unas fotos para demostrarme que habían encontrado a los niños, pero eran crespos, mis nietos no son así, yo tengo fotos de ellos", especificó Valencia. De momento las labores de búsqueda continúan con el fin de encontrar a los pequeños sanos y salvos.