De la fumata al balcón: así han sido los primeros minutos de Robert Prevost como nuevo papa

El famoso balcón en el que se presentará al nuevo papa. Cordon Press
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El pasado 21 de abril, el papa Francisco falleció en su residencia habitual, la casa de Santa Marta, a causa de un derrame cerebral. Bergoglio, de 88 años, llevaba meses gravemente afectado por una neumonía bilateral y, con su muerte, se abría el protocolario proceso de sucesión del que el mundo entero ha sido ya testigo: el cónclave en el que se ha designado al nuevo papa, el cardenal estadounidense Robert Prevost.

Con fumata blanca y la elección confirmada, ¿cuáles han sido los primeros pasos a seguir por el nuevo pontífice, León XIV, hasta que sale al balcón de la Basílica de San Pedro para saludar a sus fieles? ¿Cuál es el protocolo con el que arranca su pontificado? Éste es el proceso, según dicta la Constitución Apostólica, que debe cumplirse con absoluta rigurosidad, tanto por parte del nuevo pontífice como por la de todos los que le acompañan durante sus primeros 40 minutos como líder:

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La gran pregunta, el nombre y la fumata blanca

Una vez concluida la victoriosa votación, el último en la lista de los cardenales diáconos llama al secretario del colegio de cardenales y al maestro de ceremonias litúrgicas pontificias para que entren en la sala. Después, el cardenal decano, en nombre de todo el colegio de los electores, pide el consentimiento del elegido con la siguiente pregunta (en latín): ¿Aceptas tu elección canónica para sumo pontífice? Si dice que sí, le preguntará "¿Con qué nombre quieres ser llamado?"...

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En ese momento, el nuevo papa debe decir el nombre con el que querrá ser recordado para siempre - el cardenal Roberto Prevost ha elegido el de León XIV - y el maestro de la ceremonia levanta el acta de la aceptación del nuevo pontífice y del nombre que éste haya tomado. Las papeletas que se han utilizado para llevar a cabo la última votación se queman con un producto químico específico para que el mundo aprecie el color blanco de la fumata. Y celebre así en la calle el nombramiento del nuevo papa.

Entre tanto, cumplidas las otras formalidades previstas en el Ordo sacrorum rituum Conclavis, los cardenales electores se acercan, en la forma establecida, a tributar su homenaje y obediencia al neo-electo Sumo Pontífice. Inmediatamente después - si el nuevo papa ya es obispo o, por el contrario, ha sido ordenado como tal, según los artículos 88 y 89 de la Constitución Apostólica - el cónclave se da por clausurado.

La vestimenta papal, el rezo y la salida al balcón

Dentro de la basílica, el elegido se dirige al cuarto de las lágrimas (la sacristía de la Capilla Sixtina), donde se vestirá por primera vez con las vestiduras papales. De nuevo en la capilla, se realiza un pequeña ceremonia con una lectura del Evangelio que hace referencia al ministerio petrino (Mateo 16, 13-19) en el que Jesús confirma a Pedro como primer papa de la Iglesia "Tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia". A continuación, se realiza un acto de obediencia por parte de los cardenales, y para finalizar, el rezo litúrgico del himno de acción de gracias Tedeum.

La gran novedad de los últimos cónclaves es que, mientras el cardenal protodiácono se dirige ya al balcón de la Basílica de San Pedro para anunciar el nombre del nuevo papa, éste se traslada a la Capilla Paulina para rezar frente al Santísimo. Después - y siempre que el elegido esté provisto de ya de ordenación episcopal- sale al balcón - no tiene que ir acompañado del alcalde de Roma, como hizo Bergoglio contra todo pronóstico - y allí dará su primera bendición - la Urbi et Orbe -al pueblo de Roma y al mundo entero. Así lo ha hecho el estadounidense Prevost, dando un discurso en el que ha nombrado hasta dos veces a su antecesor, el fallecido Francisco, como un modelo a seguir en su pontificado.

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