Rescates

A 7.200 metros y moviendo las manos: la última imagen de Natalia Nagovitsyna, la alpinista rusa atrapada en el Pico Pobeda y a la que ya dan por imposible de salvar

A 7.2000 metros y moviendo las manos: la última imagen de Natalia Nagovitsyna, la montañera atrapada en el Pico Pobeda y a la que ya dan por imposible de salvar
Natalia Nagovitsyna, la montañera atrapada en el Pico Pobeda. Informativos Telecinco
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En un ruego desesperado para que no abandonen a su madre, el hijo de Natalia Nagovitsyna, la montañera rusa atrapada desde el 12 de agosto, –hace más de dos semanas–, en el Pico Pobeda, ubicado en Kirguistán a 7.200 metros de altura, ha reclamado que se reanude su rescate. Mientras todos ya dan por imposible su supervivencia, él insiste en que su madre está viva, y para ello ha compartido el vídeo del dron que logró captar su última imagen, el pasado 19 de agosto, cuando Nagovitsyna no dejaba de hacer gestos con las manos, saludando y dando señales de vida desde una pequeña tienda de campaña entre la inmensidad de la montaña.

Pese a esa secuencia, registrada hace más de una semana, –lo que supone realmente muchísimo tiempo a una altura tan elevada y en unas condiciones tan extremas para cualquier individuo–, las autoridades de Kirguistán se han resignado a asumir que no podrán llegar hasta ella. Tras sucesivos intentos, y con un rastro trágico también tras ellos, se ha decidido declararla oficialmente desaparecida, asumiendo así que no pueden hallarla ni viva ni muerta porque, sencillamente, son incapaces de llegar hasta el punto en el que está. Las condiciones climatológicas, con muy mala visibilidad, viento,  peligros de avalancha y congelación, han terminado por certificar lo que ya advertían: que el suyo era un rescate imposible.

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En esas circunstancias, de hecho, el campamento base con el que cuenta la montaña, a 6.800 metros de altura, fue desmantelado ayer, martes 26 de agosto, ahogando también con ello todas las esperanzas de encontrarla y hallarla con vida.

Natalia Nagovitsyna y el fin de la operación para rescatarla

No en vano, el propio jefe de ese campamento base mostró con toda su crudeza la realidad de la situación: asegura que los trabajos de evacuación no podrán abordarse en un futuro próximo y recuerda, de hecho, que desde 1955 jamás nadie ha logrado ser evacuado en el lugar.

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Dando cuenta de la peligrosidad de la montaña y de la temeridad de abordar un rescate ante las condiciones actuales en el Pico Pobeda, donde ya desde septiembre entra el invierno, es claro y conciso a la hora de ser preguntado por esa posibilidad: “Este año no”, insiste, haciendo ver que cualquier operación de rescate no se abordaría ya hasta un cambio de estación, hasta la primavera o julio.

"Enterrar a más personas para retirar el cuerpo es simplemente un delito", apunta, dando a entender así que cualquier intento de rescate ahora sería un suicidio.

Por todo ello, las autoridades locales han terminado por abandonar la misión. Pese a que un equipo enviado por Kirguistán llegó a avanzar desde más allá de los 6.000 metros, finalmente tuvieron que retirarse.

Antes de ellos, también otros lo intentaron y todo acabó de la peor forma.

Los intentos fallidos de rescate para salvar a la montañera rusa

Todo comenzó a complicarse aquel aciago 12 de agosto, momento en el que Natalia Nagovitsyna se rompió una pierna; un incidente que impidió su descenso de la montaña. Junto a ella iban tres compañeros: el ruso Roman, el alemán Gunter y el italiano Luca, quienes se afanaron en ayudarla.

Tras dejarla una tienda y un saco de dormir, acudieron a pedir ayuda descendiendo hasta el campamento instalado a 6.800 metros, pero pronto todo continuaría complicándose, con las inclemencias climatológicas acuciando y aumentando la peligrosidad en el área.

Con temperaturas más allá de los -20 grados, al día siguiente, el montañero alemán y el italiano lograron llevarla comida y un mechero con una bombona de gas, pero pronto todo daría otro giro dramático. En los intentos sucesivos por ayudarla, el montañero italiano, identificado como Luca Sinigiglia, acabaría muriendo el 15 de agosto por congelación y un edema cerebral.

Mientras en el Pico Pobeda el temporal seguía haciéndose cada vez más duro, el ruso y el alemán que acompañaban a Nagovitsyna tuvieron que ser socorridos, pero ella, a mucha más altitud, permanecía allí atrapada, a 7.200 metros, sola en la inmensidad de la montaña.

El 16 de agosto, un helicóptero militar intentó aproximarse en el marco de una operación para rescatarla. Sin embargo, ese intento acabó abruptamente cuando, debido a las condiciones en la zona, el aeroplano hubo de acometer un aterrizaje forzoso a 4.600 metros, –aún muy lejos de Nagovitsyna–, en el cual resultaron heridas tres personas, y entre ellas el piloto.

Debido a ello, estos últimos tuvieron que ser auxiliados con un segundo helicóptero, dejando atrás a la montañera rusa.

Con ese dramático rastro dejado por los intentos de salvarla, el Ministerio de Defensa de Kirguistán, después de la confirmación visual de Nagovitsyna con el citado dron el pasado 19 de agosto, decidió movilizar un nuevo equipo con un helicóptero Airbus H125. Esperaban dar con ella el día 24 de agosto, pero, nuevamente, todo se complicó.

Ante la mala visibilidad y el riesgo de que todo acabase en otra tragedia, tuvieron que abortar la operación para reanudarla al día siguiente. Sin embargo, tampoco entonces fue posible, resignándose a anunciar que ya iba a ser imposible intentarlo en condiciones seguras.

Por eso, conscientes de que a partir de ahora lo único que se espera es que el tiempo empeore, el rescate se ha cancelado y no se intentará una búsqueda hasta el próximo año, pasado el invierno.

La última esperanza, muy remota: lograr alzar otro dron y efectuar un rescate privado

Ante estas circunstancias, el presidente de la Federación Kirguisa de Montañismo, Eduard Kubatov, afirma que en un improbable caso de que las condiciones en el Pico Pobeda mejoren en algún momento, podrían intentar mandar un dron de nuevo para comprobar su estado, pero los equipos de rescate no pueden ir en su ayuda porque las condiciones no lo permiten.

 Además, a ese respecto, recuerda que incluso el montañeros más entrenado y especializado tardaría 6 o 7 días en llegar donde está, y eso con buen tiempo.

Por su parte, el vicepresidente de la Federación Rusa de Montañismo (FAR), Alexander Pyatnitsyn, en declaraciones al medio ruso RBC, apunta que ahora la última esperanza estaría en que alguien con mucho poder económico se implicase directamente en la búsqueda, organizando de forma privada un rescate con un amplio grupo de personas que, por otro lado, estén dispuestas a poner en peligro la vida propia y afrontar un riesgo extremo para encontrarla.

Mientras, el hijo de Natalia Nagovitsyna, Mijail, insiste en pedir ayuda desesperada, reclamando también implicación a las autoridades rusas: “Mi madre está viva”, insiste, aferrándose a su experiencia en la montaña y a esas últimas imágenes de ella viva.

Natalia Nagovitsyna quería ser distinguida como ‘Leopardo de las Nieves’

Nagovitsyna, que cumplió el 20 de agosto los 48 años en la cima del Pico Pobeda, era muy experimentada y ya se había enfrentado a otra grave tragedia en la montaña. En la de Khan Tengri, también en Kirguistán, murió quien era su pareja, Mikhail Nagovitsyn. Estaba junto a él en el momento en que sufrió un derrame cerebral, tras lo cual, lejos de renunciar a los ascensos, continuó su pasión por la montaña y llegó a dedicarle incluso un homenaje póstumo colocando una placa conmemorativa en ese pico.

El ascenso a la cima del Pico Pobeda, el segundo más alto de la antigua Unión Soviética, también era una forma de homenaje hacia él. Conocido también como Pico Victoria en honor a la victoria soviética en la ‘Gran Guerra Patria’, forma parte de una de las cinco cumbres (junto al Pico Lenin, el Korzhenevskaya, el Ismail Samini y el Khan Tegri) a coronar para obtener la distinción de ‘Leopardo de las Nieves’. A Nagovitsyna solo le quedaba coronar esa cumbre.