La historia de Lincoln Hall, el escalador que declararon muerto y que encontraron después con vida en el Everest

Hall fue tratado en un hospital de la congelación e hinchazón cerebral causada por el mal de altura
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Un escalador australiano ha sido encontrado vivo en el monte Everest después de ser declarado muerto. Unos compañeros escaladores intentaron reanimar a Lincoln Hall durante varias horas a 28.000 pies de la cima. A la mañana siguiente, el 26 de mayo, notificaron a la familia que había fallecido. Pero, en realidad, Hall estaba vivo, según 'People'.
Otro escalador, llamado Dan Mazur, se lo encontró -junto a otros dos compañeros- en su ascenso a la montaña. “Nos encontramos con él de repente. Estaba sentado allí en la cima de una cresta, con un acantilado a un lado que tenía una caída de unos 8.000 pies. Había sacado los brazos de su traje de plumas, vistiendo solo una blusa delgada de lana. No tenía sombrero, ni guantes ni gafas. No había oxígeno, no tenía equipo y estaba sentado allí boquiabierto”, recuerda.

Se habían llevado todas las cosas de Hall cuando "estaba muerto"
Lincoln Hall vivió un auténtico milagro. “Las personas con las que estaba aparentemente se llevaron todas sus cosas. Había tenido tres sherpas, y escuché que le metieron los dedos en los ojos y no se movía. Pensaron que estaba muerto. Tal vez estaba casi muerto. Un par de personas me dijeron más tarde que hicieron todo lo que pudieron. De todos modos, Hall dijo: 'Debes estar sorprendido de verme aquí'. Le dije: 'Sí, amigo, estoy realmente sorprendido de verte'”, afirma Mazur.
Tanto Mazur como sus guías no dudaron ni un segundo en detenerse. Y todavía no se creen que el resto de personas pudiese pasar por delante de él sin ayudarlo: “Está sentado, levantando las manos, hablando con nosotros. Si pasas junto a alguien así, te vas al infierno, amigo, ¡te vas al infierno”.
La falta de oxígeno en su cerebro lo hizo alucinar
Mazur intentó que Hall se subiese la cremallera del abrigo y se pusiera los guantes y el sombrero, pero él se los quitaba: “Sus dedos parecían velas, congelados hasta la mitad. Todo ceroso, amarillo. Le dije: 'Extiende tu mano, amigo. ¿Es este tu guante? Pongámonos ese guante, hombre. Bien, ¿dónde está tu sombrero? Pongámonos el sombrero. Cierra la cremallera de tu abrigo'. Era como un niño de tres años”.
El arnés de Hall se enganchó a una de las estacas de nieve del sherpa, y la falta de oxígeno en su cerebro lo hizo alucinar. "Parecía pensar que estaba en un bote. Seguía diciendo cosas como: 'Extraño paseo en bote en el que estamos aquí, ¿eh?' y 'Wow, ¿ustedes también están en este viaje en bote?”, relata.
Hall tenía congelación e hinchazón cerebral
Los escaladores le dieron barras, agua y oxígeno de un tanque de repuesto para intentar ayudarle. Y funcionó. Comenzó a estar más lúcido y móvil. Gracias al logotipo de su chaqueta, lograron identificar el campamento base y se pusieron en contacto con él para decirle que todavía estaba vivo. Mazu nunca llegó a la cima pero se alegra de haber salvado una vida.
“Las cuatro horas que habíamos perdido hicieron que fuera arriesgado continuar. Las tormentas llegan por la tarde y habíamos usado una buena cantidad de oxígeno simplemente sentados allí. Pero me siento honrado, muy humilde. Siento respeto por la montaña y por la situación. A veces te sientes pequeño, como si fueras solo un guisante”, reconoce el escalador.
Hall fue tratado en un hospital de la congelación e hinchazón cerebral causada por el mal de altura y sobrevivió.
