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Joel Davis, de 24 años, escondió sus terribles fechorías sexuales detrás de la fachada perfecta. El joven había sido felicitado en múltiples ocasiones por su labor para detener la violencia sexual, pero la realidad era otra, una que él mismo ha reconocido ante el juez de la Corte Federal de Manhattan, George Daniels. Joel ha admitido haber tenido relaciones sexuales con un menor de 15 años en el año 2018. Además, cuando fue detenido, los investigadores descubrieron que su ordenador estaba lleno de pornografía infantil para su consumo y distribución a terceros, algo que también ha reconocido.
Joel, brillante ex alumno de la Universidad de Columbia en Nueva York, había recibido varios reconocimientos por su activismo en contra de la violencia sexual. Sus escritos para el Columbia Spectator, un periódico universitario con el que colaboró en 2017, le dieron aún más fama dentro del ambiente estudiantil.
Fue el director ejecutivo y fundador de la organización internacional Youth to End Sexual Violence, y en los muchísimos viajes que realizó defendiendo su causa, trabajó con activistas de la talla de la actriz Angelina Jolie. Su hipocresía era tal, que actuó como embajador juvenil de las Naciones Unidas sobre la violencia sexual en conflictos mundiales, y llegó a presidir la Campaña internacional para la Detención de Violación y Violencia de Género (un grupo que reúne a más de 5.000 organizaciones y expertos en derechos humanos de todo el mundo).
Según documentos judiciales, incluso fue nominado al Premio Nobel de la Paz en 2015 por su labor. ¨Cuando me llegó la noticia de que estaba siendo considerado para un Premio Nobel, sufrí un colapso psicológico, atormentado por el recuerdo de los abusos sexuales de mi infancia, y me retiré de Columbia¨, explicaba en una entrevista en el Columbia Spectator.
Joel consiguió engañar a todos, menos a los agentes encubierto del FBI que destaparon su lado más macabro. Entre mayo y junio del pasado año, varios investigadores del FBI se hicieron pasar por hombres pervertidos, uno de ellos padre de una niña de 9 años, en un sitio web frecuentado por personas que tienen interés sexual en menores. Los agentes encubiertos iniciaron conversaciones con Joel y éste enseguida mostró que ¨estaba interesado sexualmente en niños de todas las edades¨, se explica en la demanda presentada ante la Corte. En el escrito, también se lee que además Joel les envió a los agentes fotografías de contenido sexual con niños, algunos de ellos eran bebés con pocos meses de vida.
No contento con eso, Davis intentó convencer a uno de los agentes de que le enviara ¨un video sexualmente explícito de su hija menor, e incluso acordar un encuentro sexual entre él y una niña de dos años¨. En varios mensajes que el joven intercambió con los agentes encubiertos confesó haber mantenido relaciones sexuales con niños de hasta 9 meses y poseer imágenes de adultos abusando de menores.
Con toda esta información en sus manos, los investigadores detuvieron a Joel en Manhattan y el pedófilo lo reconoció todo. Admitió haber conocido a un joven de 15 años a través de una aplicación de citas y también haber participado en actividades sexuales con él en su apartamento de Manhattan.
¨Como si esto no fuera suficientemente repulsivo¨, ha señalado el subdirector del FBI, William F. Sweeney Jr, ¨Davis, al parecer, también poseía y distribuía imágenes absolutamente explícitas de bebés inocentes y niños pequeños que eran abusados sexualmente por adultos¨.
En su cuenta de Twitter, Joel se presenta como defensor de los derechos humanos, e incluso anuncia sus conferencias sobre estos temas en TED. Una doble vida que, afortunadamente, ha llegado a su fin.
La Fiscalía pide que sea condenado por los cargos de incitación de un menor a participar en actividades sexuales, lo que conlleva una pena mínima de 10 años de prisión y máxima de cadena perpetúa; intento de explotación sexual a un menor (con una pena mínima obligatoria de 15 años de prisión y máxima de 30 años); posesión (de 5 a 20 años), recepción y distribución de pornografía infantil (que conlleva una pena máxima de 20 años).