El asesor italiano de la OMS: “En España la gente también debería estar en casa y limitar sus movimientos”

  • Entrevista con Walter Ricciardi, ejecutivo de la OMS y asesor del Gobierno italiano en la crisis del coronavirus

  • "La situación italiana sólo ha anticipado lo que ocurrirá en el resto de Europa"

  • "Las zonas donde existe un mayor peso de la sanidad privada son más vulnerables"

Walter Ricciardi (Nápoles, 1960) fue el fichaje estrella del Gobierno italiano para afrontar esta crisis. Experto en salud pública, ha ocupado buena parte de los cargos más importantes en el sistema sanitario italiano. En 2015 fue nombrado presidente del Instituto Superior de Sanidad, el órgano de investigación más prestigioso, y en 2017 lo promovieron al Consejo Ejecutivo de la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Como directivo de la OMS, el Gobierno de Roma lo reclamó de nuevo cuando estalló la crisis del coronavirus. Lo nombró asesor del ministro de Sanidad y desde hace un par de semanas sus recomendaciones son determinantes sobre las decisiones que está tomando Italia a nivel sanitario.

¿Qué le aconsejó al Gobierno italiano antes de que decidiera aislar a toda la población?

Fue una decisión política, pero basada en las indicaciones científicas que dimos nosotros como comité técnico-científico. Les comunicamos que la tasa de propagación del virus era particularmente alta y que existía el riesgo de que llegara de forma importante a todo el territorio nacional, por lo que el Gobierno actuó en consecuencia. Son medidas basadas en la situación epidemiológica, que tratan de impedir el contagio del foco a todo el país.

¿Preocupa más el virus como tal o que colapsen los hospitales?

Las dos cosas, porque están ligadas. Si el virus sigue aumentando, puede causar un problema serio para los hospitales, sobre todo para las unidades de cuidados intensivos.

¿Dónde están los límites, hasta qué punto se puede aislar a la población?

Son medidas difíciles de tomar en un país democrático. Al final sólo están basadas en el sentido de responsabilidad ciudadana. Seguramente, antes del aislamiento, los ciudadanos del norte lo habían entendido mejor porque lo habían vivido en primera persona. Espero que ahora el resto entienda que la situación es delicada y que hay que mostrar un sentido de responsabilidad.

En España se está produciendo también un incremento muy elevado de casos. ¿Cree que podemos estar ante un escenario como el italiano dentro de algunos días?

Esperemos que no y hacemos de todo para que no suceda. Pero nuestro consejo a todos los gobiernos es que no minusvaloren la situación. Mi impresión es que la situación italiana sólo ha anticipado lo que ocurrirá en el resto de Europa si no se toman las medidas adecuadas.

¿Preocupa de forma particular España?

La situación es similar para todos. Estamos ante un virus que tiene una velocidad de propagación muy rápida. Podemos encontrarnos ante escenarios en los que haya pocos casos y al día siguiente se disparen.

Habla de no subestimar la situación. ¿Cree que en otros países está sucediendo?

Lo que creo es que las medidas deben basarse en el distanciamiento social. Es importante que también en España la gente se quede en casa y limite al máximo los contactos sociales. Obviamente hay que mantener las actividades esenciales, pero durante las próximas semanas habría que reducir muchísimo los movimientos. Hemos tenido contactos con el ministro de sanidad español y espero que sea capaz de hacerlo entender a todos.

¿Cuál debería ser la lección del caso italiano?

La lección positiva es que las decisiones se han tomado de una forma bastante rápida en las últimas dos semanas. Lo negativo, y esto se puede aplicar también a España o Alemania, es que cuando tienes un sistema con la sanidad descentralizada la toma de decisiones es más complicada. Falta una cadena única de liderazgo y comunicación.

En España el sistema está descentralizado, sí. ¿Cree que las regiones en las que la sanidad pública ha ido en retroceso en detrimento del sector privado pueden tener mayores problemas?

Creo que sí. Italia y España son muy similares en este sentido. Hay autonomías con una capacidad mayor de respuesta que otras. Por eso es muy importante que haya una coordinación central con colaboración por parte del resto. Es evidente que las zonas donde existe un mayor peso de la sanidad privada son más vulnerables. Yo no demonizo la sanidad privada, pero está claro que juega con otras variables que no lo hace el sistema público. Es decir, cuadrar las cuentas y privilegiar el beneficio económico.

¿No cree que las medidas de contención llegan tarde? ¿No sería necesario anticiparse al descontrol del virus y a unos hospitales por encima de sus capacidades?

Volvemos a lo dicho antes. Cuando tienes que compartir tus decisiones con 21 provincias está claro que se actúa con retraso. Hubiera sido mejor actuar antes. Pero países democráticos y descentralizados cuentan con estas limitaciones. No es culpa de un Gobierno, sino de cómo está organizado el sistema.

En Italia la tasa de mortalidad es cercana al 5%, muy alta en comparación con lo que imaginábamos al principio. Incluso está por encima de la china. ¿A qué se debe?

Es muy probable que muchas personas que han fallecido en estos días no lo hayan hecho por el coronavirus, sino con el coronavirus. El virus sólo ha desencadenado una situación anterior delicada. En segundo lugar, creo que en realidad la tasa de mortalidad real sería más baja, el problema es que no conocemos el número real de casos. Es decir, no conocemos todos los contagios, que seguramente sean muchos más. Y, por último, Italia es un país muy anciano.

Pero, que la causa definitiva no sea el coronavirus y que no se hayan descubierto todos los contagios reales también es aplicable a otros países, cuya tasa de mortalidad no es tan alta. ¿No podíamos esperar menos muertes en un país con unos estándares sanitarios altos?

Sí, pero ya sólo el hecho de tener una población así de mayor, pone en jaque el sistema de salud al completo. Es decir, la combinación de toda la demanda de la población mayor y una escasa oferta motivada por los recortes de la crisis económica te deja ante una mayor vulnerabilidad del sistema. Algo que también ocurre en España.

A nivel global, ¿tenemos ya una idea de cómo evolucionará el virus en los próximos meses?

La evolución del virus nos hace prever que rápidamente se expandirá en otros países. Europa será una zona fuertemente golpeada y creo que Estados Unidos también. El director de la OMS ya ha advertido de que hay un riesgo de serio de pandemia [la entrevista fue realizada antes de que la OMS declarara definitivamente la pandemia]. Y es por esto por lo que debemos trabajar todos juntos, cerrarse cada uno en sus fronteras no tiene sentido.

El cierre de fronteras es la primera respuesta que han dado todos los países.

Y es muy equivocada. Porque todos los países que han cerrado sus fronteras lo único que han hecho es retrasar el problema, no protegerse. La historia contemporánea nos enseña que las fronteras nos ofrecen un falso sentido de seguridad, probablemente para ganar algunos votos y nada más.

¿Cancelar los vuelos con China no fue una buena decisión?

No. Hubiera sido acertada si al menos la hubiera aprobado todo el continente europeo, ni siquiera digo la Unión Europea. Entonces hubiéramos conseguido retrasarlo realmente, pero nunca en el mundo contemporáneo una epidemia se ha vencido cerrando fronteras o bloqueando los transportes.

Pero retrasarlo también es un objetivo, ¿no?

Por eso digo que en todo caso se debería haber hecho de un modo coordinado.

¿Con qué nos quedamos, con las noticias positivas que vienen de China o con la alarma actual en Europa?

Las dos cosas son importantes. Las noticias que llegan de China nos dicen que un país que toma medidas muy drásticas, que reduce la movilidad, es un país que puede derrotar a la epidemia. De Europa podemos concluir que si tomamos decisiones que no están basadas en las indicaciones de la comunidad científica y actuamos sin contar con los demás, estamos condenados al fracaso.

¿Qué pasará en África y en América?

Hay diferencia entre América del Norte y del Sur. Yo creo que en Estados Unidos tendrán grandes dificultades, sobre todo por la ausencia de la sanidad pública en todo el territorio nacional. Y África es la gran incógnita. Yo tengo la preocupación, más que la certeza, de que el virus ya circula de forma importante. El problema es que la mayoría de sus países no tienen capacidad diagnóstica.