¿Es la devolución de los menores el heraldo de la reconciliación entre Marruecos y España?

  • La devolución de los primeros menores no acompañados desde Ceuta supone el cumplimiento por primera vez del acuerdo de 2007 entre España y Marruecos sobre cooperación en prevención de emigración ilegal de menores no acompañados, protección y retorno concertado

  • Por el momento, los menores regresarán a Marruecos con cuentagotas y solo cruzaron la frontera del Tarajal 15 muchachos este viernes. Más de 700 menas vivían desde la crisis de mayo en naves acondicionadas por la ciudad

¿Puede considerarse el inicio del regreso a Marruecos de los 700 menores no acompañados que malvivían en naves en Ceuta el primer paso para la normalización de las relaciones entre Madrid y Rabat? Solo el tiempo lo dirá. Por ahora puede decirse que el acuerdo con Rabat para comenzar las devoluciones es fruto de conversaciones mantenidas al máximo nivel entre ambos países en las últimas semanas. Lo cual no es poco. Si tras la crisis de mediados de mayo -cuando más de 10.000 personas procedentes de Marruecos accedieron a la ciudad autónoma en menos de 72 horas gracias a la permisividad de las fuerzas marroquíes y los dos países se enzarzaban en un tenso cruce de acusaciones-, se creyó que la ruptura total era inminente, ahora esa posibilidad parece haberse evaporado.

Acuerdo histórico entre Rabat y Madrid

El acuerdo con Marruecos supone el cumplimiento, por primera vez, del acuerdo entre España y Marruecos sobre la cooperación de la emigración ilegal de menores no acompañados, su protección y retorno concertado, firmado en 2007.

El artículo 5 del acuerdo establece que “las autoridades competentes españolas, de oficio o a propuesta de la entidad pública que ejerza la tutela sobre el menor, resolverán acerca del retorno a su país de origen, con observancia estricta de la legislación española, las normas y principios del derecho internacional y de lo establecido en la Convención sobre los Derechos del Niño”. Un hecho histórico. El tiempo dirá también si se trata de algo puntual o si se cumplirá a partir de ahora.

Por el momento, al cierre de este texto apenas eran 15 los menores que habían atravesado la frontera hispano-marroquí tras abandonar el pabellón de Santa Amelia, según informaba El Faro de Ceuta. No hay que olvidar tampoco que más allá de estos 700 menores incluidos en el acuerdo quedan varias miles de personas repartidas en otras instalaciones y también en distintos puntos del territorio ceutí cuyo futuro es poco nítido.

Lo cierto es que el mismo rey Mohamed VI había dado instrucciones el pasado uno de junio para resolver la cuestión de los menores marroquíes que viven en estos momentos en distintos países de la UE, fundamentalmente en España. Días después la ministra de la ministra marroquí de Solidaridad, Desarrollo Social, Igualdad y Familia Jamila El Moussali confirmaba que ya se trabajaba en el regreso de los menores.

Las negociaciones concluían con la orden cursada por el Ministerio del Interior a la Delegación del Gobierno en Ceuta el pasado día 10. Un día antes, la delegada del Ejecutivo central en la ciudad autónoma, Salvadora Mateos, afirmaba que las relaciones con Marruecos volvían a ser “muy buenas” y que “en los próximos días” habría pruebas de ello. La segunda de los anuncios se ha cumplido.

Nueva discrepancia gubernamental

El logro diplomático alcanzado por Interior no ha convencido para nada a los socios de gobierno de Pedro Sánchez. Ione Belarra, al frente de Derechos Sociales, lamentaba no haber recibido “ninguna respuesta” del ministerio liderado por Fernando Grande-Marlaska a pesar de haberles propuesto, aseguraba la política navarra, “trabajar un protocolo de reagrupación familiar de niños y niñas que migran solos”, según informaba Europa Press.

La de Belarra no ha sido la única voz discrepante con la decisión de Interior. Durante la tarde del viernes, el Defensor del Pueblo pedía el cese de las devoluciones por considerar que incumplen los requisitos de la ley de extranjería. También Save the Children denunciaba que cualquier repatriación colectiva de niños o adolescentes es “ilegal” y que cada caso ha de analizarse de manera individualizada, además de recordar que los regresos han de ser voluntarios y que debe primar en ellos la protección de los menores.

Según la ONG, un 25% de los niños llegados desde Marruecos a los se entrevistó en la ciudad autónoma fue víctima de violencia física, abusos o malos tratos en su país de origen. Los gestos de los muchachos, como mostraban ayer las fotografías de los pequeños autocares en que viajaban rumbo a Marruecos, no destilaban precisamente entusiasmo.

Silencio marroquí

Ningún responsable del Estado marroquí se ha apresurado a manifestarse sobre la cuestión. No tiene por qué producirse manifestación alguna durante el fin de semana. Solo se conoce que un primer grupo de jóvenes –de unas 15 unidades- ha llegado al centro de asistencia social de la ciudad de Martil, a 30 kilómetros de Tetuán, según informaciones de EFE.

El medio digital oficialista Le360 es lo más cercano a una voz oficial y apenas dedicaba a la cuestión una breve nota en la este viernes que se afirmaba que “Marruecos ha dado su consentimiento a la repatriación masiva de menores no acompañados desde Ceuta”.

Gestos marroquíes

Tras el nombramiento de José Manuel Albares como ministro de Exteriores hace ya más de un mes –y el sacrificio de su predecesora en Santa Cruz Arancha González Laya, bestia negra de Marruecos en la crisis-, tres han sido los gestos marroquíes hacia España que auguran una paulatina y lenta normalización en las relaciones entre los dos países.

El primero, la invitación el jueves de la semana pasada al representante de la Embajada española a Rabat a una visita guiada a la sede de su servicio antiterrorista junto a diplomáticos de otros países. España había sido excluida desde que estallara la crisis de estas citas.

El segundo, la cooperación en la frontera de Ceuta. Rabat ha mantenido un fuerte dispositivo de las fuerzas de seguridad en los pasos y en la localidad de Fnideq (Castillejos) desde la crisis migratoria, pero se ha reforzado aún más con la construcción de varias vallas y concertinas en las últimas semanas.

Y el tercero, la luz verde dada desde Marruecos a la devolución de una parte de los niños y adolescentes que entraron en la ciudad autónoma entre los días 17 y 18 de mayo pasado.

No cabe duda de que Marruecos aguarda de España gestos tangibles más allá del relevo en el Ministerio de Exteriores y de la salida de Pablo Iglesias –poco querido en Rabat después de manifestarse a través de un tuit a favor de la celebración de un referéndum de autodeterminación para el Sáhara- del Gobierno.

En fin, augurar la reconciliación total entre los dos países en los próximos meses es más que osado. Marruecos ya se encargó de repetir a las autoridades españolas el pasado mes de junio, días después de la crisis migratoria en Ceuta, que el desencuentro trascendía la entrada y estancia durante 44 días del líder del Frente Polisario Brahim Ghali en España y que Rabat no tenía un problema migratorio ni con Madrid ni con la UE. No lo vio de la misma manera el Parlamento Europeo, que reprobó a Rabat por su actitud en la crisis ceutí con su declaración del día 11 de junio.

El problema de fondo, según Rabat, había que buscarlo en la posición de las autoridades españolas ante el problema del Sáhara Occidental, piedra angular del Estado marroquí contemporáneo. Tras el reconocimiento de la marroquinidad del Sáhara por parte de Estados Unidos en diciembre pasado, Rabat esperaba de Madrid una actitud más favorable a sus tesis.

“Será difícil que las relaciones vuelvan al mismo nivel previo a la crisis, aunque sí parece que habrá deshielo”, aseguraba a NIUS un empleado diplomático marroquí en condición de anonimato.

Tampoco se manifestaba especialmente optimista el exembajador español en Marruecos Jorge Dezcallar en un reciente artículo en la revista Política Exterior: “(…) Debemos desear lo mejor, pero prepararnos para lo peor (…) Llegará un día en que suflé se deshinche y ese día Marruecos tendrá que explicar cómo rebaja la tensión bilateral sin haber conseguido lo que España no le puede dar. Cuando ese momento llegue, sería bueno ayudarle con algún gesto, como una visita ministerial o una llamada del Rey”. El ex director del CNI recordaba que “ambos países tendremos que aprender a convivir con problemas que no somos capaces de resolver”.

El inminente dictamen del Tribunal de Justicia de la UE sobre el acuerdo de pesca entre Rabat y Bruselas puede volver a enrarecer el ambiente con Marruecos. Una sentencia contraria al tratado y favorable a las posiciones del Polisario puede tener serias consecuencias para los pescadores europeos, mayoritariamente españoles, que faenan en el banco sahariano. La única certeza para los próximos meses en lo tocante a las relaciones hispano-marroquíes es que serán cualquier cosa menos monótonas y previsibles.