¿Por qué en EE.UU. el coronavirus se ha expandido más en unos estados que en otros?

  • California es el estado más poblado de EE.UU. y ha logrado mantener la curva de momento

  • Varios estados aún permiten las reuniones sociales de no más de 10 personas

  • Las operaciones aéreas interestatales se han reducido considerablemente pero miles de pasajeros continúa viajando cada día

Dos días después de que la Organización Mundial de la Salud (OMS) confirmara que el coronavirus Covid-19 que amenazaba al planeta era considerado una pandemia, el presidente Donald Trump declaró el estado de emergencia en Estados Unidos, lo que le permitía, invocando el Acta Stafford, liberar de las arcas de la nación 50.000 millones de dólares (45.000 millones de euros) para combatir el coronavirus.

En un principio, el mandatario republicano trató de restar importancia a las infecciones y llegó a denunciar lo que consideraba una “farsa” por el alarmismo de los demócratas, pero el coronavirus cada vez se convertía en una amenaza mayor y en poco tiempo, registraba más de 2.200 contagiados y 49 muertos.

Con el millonario rescate económico, se ponía en marcha un plan de abastecimiento para los estados afectados por el brote, con el fin de facilitar medios sanitarios para que la ciudadanía tuviera acceso a los test de prueba del coronavirus. Igualmente, pretendía ajustar las regulaciones para maximizar el acceso a la atención médica en un país, donde la sanidad pública universal es casi inexistente, y donde millones de ciudadanos evitan las consultas médicas por los elevados costes que suele conllevar.

Aquel 13 de marzo, en el que Trump declaraba la situación de extrema alerta en el país, el estado de California, especialmente afectado por el brote, ya había decretado algún tipo de emergencia para evitar la propagación del virus.

Las autoridades estatales y locales recomendaban a la población que hicieran esfuerzos de distanciamiento social, incluyendo cuarentenas u órdenes de aislamiento en las casas, prohibiciones de grandes reuniones, cierre de colegios y universidades, y restricciones de servicio en los bares y restaurantes, así como en otros espacios públicos, como parques y centros recreativos en general.

El coronavirus estaba generando una crisis a nivel mundial y Estados Unidos no se salvaba de la escabechina que aún estaba por llegar.

A pesar de que las cifras de enfermos y muertos se iba incrementando por momentos, después de varias idas y venidas, finalmente el 19 de marzo, el presidente Trump descartó la posibilidad de ordenar una cuarentena nacional.

Cada gobernador continuaría tomando sus decisiones a nivel estatal o federal, para salvaguardar los intereses de su comunidad. Al fin y al cabo, en Estados Unidos, la legislación federal y la estatal, no van siempre de la mano.

¿Por qué en EE.UU. el virus ha llegado antes a unos estados que a otros?

Echando la vista atrás, cuando EE.UU. se ha convertido en el epicentro de la pandemia, con más de 356.000 contagiados y 10.000 fallecidos…. ¿cuáles han sido las decisiones más acertadas o las más equívocas hasta ahora para combatir la crisis generada por el Covi-19?, ¿qué agentes han podido favorecer o frenar su propagación entre los 50 estados que componen la nación norteamericana? Además de la necesidad de ayudas financieras en una pandemia que destroza la economía de cualquier país, ¿cuánto prima la coordinación de las disposiciones interestatales o la severidad de las mismas, para acabar con un enemigo que no se ve y que ha terminado con la vida de más de 73.000 personas en el mundo y, que además, afecta a más de 1,3 millones de personas a nivel global?

California, el primer estado que dio la orden de confinamiento

California fue el primer estado que por orden de su gobernador, Gavin Newsom, emitió una orden estatal de cuarentena obligatoria para sus más de 40 millones de habitantes (es el estado más poblado de EE.UU.), después de que las autoridades del Departamento de Salud advirtieran que las medidas de distanciamiento social serían las más efectivas para frenar la propagación del virus.

Aquel 3 de marzo, se conocía la primera víctima mortal por coronavirus en este estado, con 60 casos detectados. Pero el avance del Covid-13 no le hizo temblar el pulso a su gobernador, en un esfuerzo por proteger a un estado considerado la puerta principal de entrada de viajeros internacionales por el flanco oeste.

Las personas podían salir de sus casas para hacer ejercicio y para llevar a cabo actividades esenciales como la compra de alimentos y medicinas. Los restaurantes sólo podrían atender a sus clientes haciendo entregas a domicilio.

Decretar la orden de cuarentena obligatoria antes de que el coronavirus se ensañara con la población es probablemente, la razón fundamental por la que California, - a pesar de ser hoy el cuarto estado más afectado del país, con más de 15.200 afectados- , "tan sólo" registra en comparación con otros estados, 360 muertos, un 9% por cada millón de habitantes.

Las estrictas medidas de distanciamiento social le han dado además a California, al menos de manera temporal, el tiempo necesario para aplanar la curva de contagios por coronavirus y evitar que el sistema de salud del estado se vea desbordado cuando se llegue al pico de infecciones.

Nueva York, el epicentro de la epidemia

Sin embargo, Nueva York, considerada la principal ciudad de EE.UU., capital financiera y cultural del mundo, con más de 8 millones de habitantes (el cuarto estado más poblado del país), esperó más de dos semanas respecto de California, para ordenar el confinamiento para toda su población. La orden entró en vigor el 23 de marzo.

A pesar de las insistentes recomendaciones del gobernador que demandaba encarecidamente a los ciudadanos un “stay at home” (“quédate en casa”), la población neoyorquina desatendió durante días y días la advertencia del indispensable confinamiento. En los fríos días de invierno, cuando calentaba el sol, los parques se llenaban de neoyorquinos. La cuarentena no se imponía a los ciudadanos, sólo se aconsejaba, con insistencia, sí, pero no era obligatoria.

El Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC por sus siglas en inglés) de EE.UU. emitió incluso una `alerta de viaje´ para Nueva York, Nueva Jersey y Connecticut, poco después de que el presidente Donald Trump, manifestara que había descartado declarar una "cuarentena obligatoria" para los tres estados.

Dicha `alerta de viaje´ instaba a los residentes de estos tres estados, a abstenerse de traslados nacionales considerados no esenciales durante los siguientes 14 días. De nuevo, se trataba de una recomendación, algo optativo.

El estado de Nueva York terminó convirtiéndose en el epicentro del brote en el país. Actualmente hay más de 130.700 afectados por coronavirus y cerca de 5.000 personas han perdido la vida, casi la mitad de todos los casos que se reportan en EE.UU. Los hospitales están colapsados y precisan de respiradores urgentemente para atender a los miles de enfermos.

El transporte público, un aliado del virus para su propagación

Si comparamos la geografía natural y arquitectónica de las ciudades principales de ambos estados, California y Nueva York, se pueden apreciar algunas diferencias sustanciales, en lo que a la propagación del Covid-19 se refiere:

En Los Ángeles (California), por ejemplo, los desplazamientos mayoritariamente se hacen en coche, mientras en la ciudad de Nueva York, la gente utiliza más los transportes públicos (el metro, el tren y el autobús básicamente), por lo que el virus cuenta con mayor ventaja a la hora de expandirse en las aglomeraciones.

En los Ángeles, las calles más urbanas son en general más amplias y hay una gran parte de la población que vive en casas de una sóla planta, mientras que en Nueva York predominan los grandes rascacielos, lo que genera que la densidad de habitantes por kilómetro cuadrado sea mayor en la ciudad de la Gran Manzana.

Florida, donde el pico del brote aún está por llegar

Esa misma estructura urbana, más distendida incluso en el estilo de vida, predomina también en Florida. Miami, la ciudad más importante del estado, cuenta con áreas especialmente concentradas en su arquitectura, como Brickell o Downtown, distritos de negocios por excelencia. Sus habitantes, al igual que en Los Ángeles, básicamente utilizan el coche particular (o el uber en su caso) para los desplazamientos, teniendo en cuenta que el transporte público cuenta con muy poca presencia en la ciudad del sol.

El número de afectados por coronavirus en el estado de Florida, se ha disparado en los últimos días, superando los 13.000 casos positivos y con 236 defunciones. Los condados de Miami-Dade y Broward son los puntos más críticos de contagio. Pero lo peor está por llegar.

Cuando el gobernador del estado, Ron DeSantis ordenó el confinamiento para todos sus habitantes (más de 21 millones de personas) hace tan sólo una semana, el pasado 1 de abril, algunos alcaldes como el del condado de Miami-Dade, el de la Ciudad de Miami o el condado de Broward, habían firmado sus respectivas órdenes ejecutivas, recomendando el distanciamiento social, y reduciendo la actividad de los negocios sólo a los servicios esenciales, aunque todavía se podía pasear por la ciudad con normalidad.

La “Fiesta de la Primavera”, un foco perfecto para la propagación del virus

Para entonces, ya habían cerrado los parques públicos y parte de sus playas. Eventos multitudinarios de gran importancia como el Ultra Music Festival, o el de la Calle Ocho, que culmina el Carnaval de Miami en el popular barrio de Little Havana habían sido cancelados, pero para la celebración del llamado “Spring Break”, o “Fiesta de la Primavera”, la orden más severa llegó demasiado tarde.

Cada año, miles de jóvenes de Estados Unidos y Canadá se desplazan hasta las cálidas playas del sur de la Florida, especialmente las de Miami Beach y Los Cayos, para disfrutar de sus tradicionales vacaciones universitarias, que este año se celebraron entre el 16 y el 20 de marzo.

El 15 de marzo, el alcalde de Miami Beach, Dan Gelber, se dirigió a los estudiantes para anunciar que las vacaciones se habían acabado y exigió a los jóvenes que regresaran a sus casas, pero la mayoría de ellos hizo caso omiso a las instrucciones del mandatario.

El gobernador de Florida, Ron DeSantis, por su parte, no tomó cartas en el asunto hasta el 17 de marzo. Ese día ordenó el cierre de bares y clubes nocturnos durante 30 días, a partir de las 5 de la tarde. Un tramo de una de las calles más turísticas de Miami Beach, también quedaba despoblado por un toque de queda decretado entre las 11 de la noche y las 5 de la madrugada. La mayoría de los estudiantes, para continuar el festejo, se fueron a las playas y bares de Fort Lauderdale, a 40 kilómetros de Miami, donde la fiesta podría extenderse hasta altas horas de la noche.

Restricciones paulatinas para llegar a la cuarentena con ciertas concesiones

Esta situación generó entre la población más prudente grandes críticas hacia el gobernador, puesto que el virus, tarde o temprano, daría la cara.

A partir de ahí, las medidas para combatir el coronavirus, en lo que al estilo de vida se refiere, se fueron tomando paulatinamente.

En un destino como Miami, conocido por su ociosa actividad marítima, hasta el 21 de marzo no se prohibió el “raftin”, que consiste en amarar unos barcos con otros para que los tripulantes puedan pasar de uno a otro y disfrutar de las posibles celebraciones estivales. También ese mismo día se cerraron todas las marinas.

El confinamiento estaba basado en una recomendación, por lo que dependía de la voluntad de cada uno llevarlo a cabo con más o menos severidad.

En los supermercados no se guardaba la distancia de seguridad, algo que sigue sucediendo todavía hoy en las grandes superficies.

Recientemente DeSantis en una rueda de prensa, insistió en la transcendencia que tiene “quedarse en casa”, pero a su vez dijo: “Si usted quiere ir a pescar, puede pescar; si usted quiere jugar al basket en la puerta de su casa, puede jugar. No importa lo que hace, sino cómo lo hace. Lo importante es mantener la distancia social entre las personas”.

También añadió que no puede prohibir a las iglesias la celebración de sus actos oficiales, aunque sí lo había aconsejado a los líderes religiosos. Muchos de ellos están ofreciendo sus servicios eclesiásticos de manera telemática, pero la orden, para quienes perseveren celebrarlos en los centros de culto, es que deben mantener la distancia social entre los feligreses.

Algunos estados permiten reuniones de no más 10 personas y otras normas más flexibles

La mayoría de estados que han ordenado el confinamiento, se ajustan o acercan a este tipo de medidas sociales: limitación de todos los movimientos e interacciones personales fuera del hogar, permitiendo sólo a aquellos necesarios para obtener o proporcionar servicios esenciales o realizar actividades esenciales como ir comprar comida, medicinas, visitar al médico, cuidar o ayudar a un ser querido, sacar a la mascota de paseo, practicar deporte, asistir a eventos religiosos…

No obstante, cabe destacar que en estados como Alabama Arizona (2.545 afectados y 64 muertos), Arkansas (854 afectados y 16 muertos), Georgia (6.742 afectados y 219 muertos), Massachusetts (12.500 afectados y 231 muertos), Nevada (1.836 y 46 muertos), Carolina del Norte (2.696 afectados y 54 muertos), entre otros, recomiendan la distancia social pero permiten la reunión de un máximo 10 personas.

En Dakota del Norte (207 afectados y 3 muertos) hay un margen de hasta 50 personas.

Otros estados como el de Alabama (1.841 afectados y 45 muertos), recién comienzan la cuarentena obligatoria.

Pero más específicamente, en el caso de estos otros nueves estados, sus gobernadores continúan permitiendo a sus residentes un movimiento relativamente libre, aun cuando ya registran miles de enfermos por coronavirus: Iowa, Nebraska, Dakota del Norte, Oklahoma (1.254 afectados y 46 muertos), Carolina del Sur (2.049 afectados y 44 muertos), Dakota del Sur, Utah y Wyoming.

Algunos de estos gobernadores, consideran que las circunstancias específicas de su estado no merecen tal mandato, otros han abogado por la responsabilidad social o han preferido seguir el consejo de sus colegas estatales, pertenecientes todos al bando republicano.

El Mardi Gras, la fiesta de placeres culinarios y carnales de Nueva Orleans que provocó el brote de Covid-19

En Nueva Orleans (Louisiana), un día antes del “Miércoles de Ceniza” se celebra la tradicional fiesta del Mardi Gras o “Martes de Carnaval” que culmina con un desfile que invita disfrutar de los placeres culinarios y carnales antes de entrar en la época de abstinencia que marca el inicio de la Cuaresma y la Semana Santa.

Se considera uno de los espectáculos gratuitos más grandes del mundo. Incluye desfiles, bailes, fiestas de disfraces… Este año, en pleno brote del coronavirus en EE.UU., las calles de Nueva Orleans estaban invadidas por la música y la presencia de miles de turistas. Un mes después, lucen despobladas ante la llegada del brote del nuevo coronavirus en Louisiana.

Su alcaldesa, Latoya Cantrell, reconoció que el Carnaval habría provocado en la región múltiples contagios del virus.

Según los registros de autoridades de salud en Estados Unidos, Nueva Orleans es la ciudad con la tasa de crecimiento más alta del mundo en casos.

Otras causas de propagación del coronavirus: vuelos interestatales

Donald Trump tomó una decisión histórica el día que canceló todos los vuelos provenientes de Europa, excluyendo inicialmente los de Reino Unido, aunque dos días después, el 14 de marzo, reculara en esta exclusión.

Sólo los ciudadanos estadounidenses a día de hoy pueden regresar a sus casas desde algunos de los destinos de este continente. Sin duda, esta disposición ha evitado una propagación mayor del coronavirus en el mundo.

Con la misma intención, también casi todos los países latinoamericanos han puesto límites a los espacios aéreos respecto de Estados Unidos.

Sin embargo, los vuelos interestatales siguen operando en el país, aunque con la alarma suscitada por el brote de Covid-19, se han visto considerablemente reducidos, algo que por otro lado ha generado un colapso en el servicio de transporte aéreo, con vuelos casi vacíos y brotes de coronavirus que han dejado sin personal a algunas torres de control aéreo.

Aun así, son miles de pasajeros los que viajan cada día. Sólo el Aeropuerto Internacional de Miami, maneja un volumen de entre 10.000 y 12.000 viajeros diariamente.

Controles aleatorios en el aeropuerto para detectar enfermos por coronavirus

En los últimos días, varios empleados de este aeropuerto han dado positivo por coronavirus.

En el caso de los que llegan a Miami, procedentes del área conocida como Tri-State, que abarca Nueva York, Nueva Jersey y Connecticut, tienen que guardar cuarentena obligatoria por orden del gobernador de Florida.

En las instalaciones del Aeropuerto Internacional de Miami hay un control sanitario para tomar la temperatura a los pasajeros, con el fin de detectar posibles enfermos por Covid-19, pero este control es aleatorio. También en este mismo aeropuerto, varios empleados se han quejado por trabajar sin medios de protección como guantes y máscaras.

La fórmula más efectiva conocida hasta ahora es la del aislamiento de las personas

La crisis mundial generada por el coronavirus, que afecta a más de 180 países y territorios, se está llevando por delante y sin piedad, la vida de cientos de miles de personas.

A falta de una vacuna que ponga remedio, de momento la única fórmula efectiva que se conoce a nivel mundial para frenar la pandemia del coronavirus es la del confinamiento y la distancia social.

Las recomendaciones son necesarias, pero se puede dar el caso de que, la limitación de las libertades se pueda convertir en un derecho a la vida, incluso en el país de la libertad.