El ejército paquistaní, comprometido a expulsar a los insurgentes de la zona tribal

EFE 28/02/2009 18:22

"Creemos que en Bajaur no hay más resistencia. Los insurgentes han declarado un alto el fuego unilateral que no aceptamos. Seguiremos con la ofensiva como está previsto", dijo a un grupo de periodistas extranjeros el comandante de las fuerzas guardafronteras en la región, Tariq Khan.

"Los cuatro o cinco líderes insurgentes que quedan los capturaremos en los próximos días o es posible que consigan huir hacia Afganistán", subrayó Khan, quien calificó de "éxito" la operación que sus tropas lanzaron junto al Ejército el pasado verano y que se ha cobrado la vida de cerca de 1.600 integristas.

Desde el acorazado cuartel de la capital de la zona, el comandante detalló los progresos de la "intensa" y "rápida" ofensiva en una demarcación que "se había convertido en un bastión de la insurgencia", compuesta "principalmente por paquistaníes" aunque con una notable presencia de "afganos", "centroasiáticos" y "árabes".

A escasos seis kilómetros de Khar, en el área de Mamond, un desolador escenario da cuenta de ello: a ambos lados de la carretera principal de la población de Umare aparecen toneladas de escombros, el tendido eléctrico está caído, las huellas de los tanques siguen presentes y las únicas personas que se ven son soldados.

Según datos facilitados por la Administración política, más de 300.000 personas tuvieron que abandonar Bajaur por los combates, donde el Ejército destruyó 5.000 viviendas en su búsqueda de los talibanes, que se mezclaban entre la población civil.

"Avisábamos a la población de que abandonara el lugar, pero algunos desoyeron las órdenes", dijo Khan para justificar la cifra oficial de 115 muertos y unos 2.000 heridos civiles.

"Ahora ya no hay ningún talibán. Se han marchado todos y la gente está comenzando a volver", expuso a Efe un líder tribal de la zona, quien sin embargo no supo concretar cuántos talibanes tenían refugio en la localidad antes del inicio de las ofensivas.

El comandante Khan advirtió que ahora es el turno del Gobierno para impulsar la recuperación de la demarcación, pues no existe "sólo solución militar, además tiene que haber una respuesta política".

"Nosotros hemos dispuesto una plataforma para que haya oportunidades de desarrollo, reformas judiciales (...)", expuso el jefe militar.

No muy lejos de Bajaur, en la región vecina de Mohmand, las fuerzas de seguridad también iniciaron en verano otra operación, de menor escala, que alcanzó su mayor intensidad en noviembre y actualmente ha conseguido arrinconar a los integristas en algunas áreas septentrionales fronterizas con Bajaur, según el Ejército.

El viaje en helicóptero militar entre ambas regiones, que juntas tienen una extensión de unos 3.500 kilómetros cuadrados, muestra la orografía de un territorio de difícil acceso, salpicado de áridos cañones, aisladas montañas y valles.

"Mohmand se había convertido en una zona impenetrable. Los insurgentes dominaban las vías de comunicación, las tropas estaban recluidas en los cuarteles y la autoridad del Gobierno era muy débil", explicó el comandante en la región, Saif Ullah.

Según Ullah, esta situación ha cambiado gracias a la ofensiva que sus tropas han emprendido con apoyo popular, lo que ha supuesto menor destrucción de la que se registró en Bajaur y pocas bajas de soldados y civiles.

"Hemos arrestado a 85 talibanes y conseguido que 350 se rindan", subrayó.

Uno de ellos, Imrán, presentado a la prensa como un experto en chaquetas para atentados suicidas, declaró: "Estoy arrepentido de mis ideas".

"Creía que había que luchar por el Islam. Estaba equivocado", confesó en un perfecto inglés el detenido, herido de bala en un brazo.

"En Mohmand había entre 1.200 y 1.500 insurgentes. Pero ya casi no hay ninguno. La mayoría ha marchado a Afganistán", dijo Ullah posteriormente, señalando las blancas montañas situadas en el país vecino desde una antigua escuela que fue "centro de operaciones" de los integristas pero que sus fuerzas destruyeron hace tres semanas.

El portavoz del Ejército, Athar Abbas, que dirigió la visita guiada, se mostró convencido de que la paz llegará a finales de 2009 a estas zonas tribales y a otras donde hay operaciones en marcha.

"La historia de Bajaur es una historia de éxito, igual que la de Mohmand", subrayó Abbas.

En cambio, en el cercano valle de Swat, al que se ha extendido la insurgencia desde el cinturón tribal, el Gobierno ha tenido que aceptar un acuerdo para implantar la "sharia" o ley islámica a cambio de un alto el fuego talibán.

Casi 8.000 personas murieron el año pasado por episodios de violencia en Pakistán, donde se registraron más de 2.000 actos de terrorismo, según un informe reciente de un Instituto de Estudios Geoestratégicos.