Londres, capital del crimen

  • Los ataques con pistola y navaja se incrementaron el año pasado pese al encierro de la población en casa por el covid

  • La policía se prepara para hacer frente a una nueva ola de crimen una vez termine este confinamiento

  • Londres supera a Nueva York en porcentaje de crímenes por habitante

Tyreke Watson, un muchacho de 21 años se ha convertido en la última víctima de bandas criminales londinenses. Sufrió una emboscada cuando salía de una tienda de cambio de dinero en Tottenham, en el norte de ls ciudad. Un adolescente de unos 16 años salió de un vehículo en marcha y le asaltó apuñalándolo reiteradas veces. Luego volvió a subir al vehículo y escapó mientras el joven quedaba en el suelo. Su madre, ante el revuelo levantado, bajó a la calle para ver qué pasaba y se encontró con el cuerpo sin vida de su hijo en la acera.

Es la última víctima de la ola de ataques con navaja y con pistola que se está produciendo en Reino Unido y en Londres pese al confinamiento por calles vacías. Las amenazas con cuchillo subieron un 20 por ciento y los asesinatos con cuchillo un 2 por ciento (de 257 a 262) el año pasado. La mayoría se produjeron en Londres, donde también subieron los crímenes con pistola de 266 a 288. La mayoría están relacionados con pandillas de adolescentes que pugnan por el control del territorio por la venta de drogas.

La muerte de Watson es también la última del crimen organizado en Londres a lo largo de los siglos, una historia que es anterior incluso a la de Nueva York, Chicago o Los Ángeles. Ya desde la época victoriana, en el siglo XIX, que había bandas criminales que pugnaban para controlar el territorio. Estaban relacionadas con minorías marginadas que luchaban por no ser pisoteadas. “Esos inmigrantes tuvieron que formar pandillas callejeras para defenderse y se convirtieron en empresas muy lucrativas y muy poderosas”, explicó Noel ‘Razor’ Smith, exgánster irlandés reconvertido en novelista.

El alcalde de Londres incrementa la policía

Sadiq Khan, alcalde laborista de Londres desde el 7 de mayo de 2016, de momento no ha sido capaz de mantener la paz en las calles de la ciudad más populosa del Reino Unido. El año 2019 la policía declaró la “emergencia nacional” por el crimen con navaja. Londres ya supera a Nueva York en cuanto a porcentaje de asesinatos por habitante. Cuando se levantó la primera cuarentena, en julio, la violencia subió un 25 por ciento en Londres, y se teme que vuelva a pasar lo mismo en cuanto se ponga fin al actual confinamiento a finales de marzo porque las organizaciones mafiosas intentaran recuperar el dinero perdido por la inactividad de los últimos meses. Scotland Yard ya ha anunciado el despliegue de más agentes por las calles al final del confinamiento para evitar la temida explosión de violencia.

Otro de los focos son los colegios. Según un informe de Vince, la policía que trabaja en los colegios más conflictivos de Londres ha visto incrementado sus efectivos en un 20% en los últimos cuatro años. Ya son 350 efectivos dedicados en exclusiva a "mantener la seguridad" en los colegios públicos.

De la hambruna irlandesa a la mafia italiana

Entre los pioneros, estaban los irlandeses, que llegaron a la isla de Gran Bretaña tras la plaga que arrasó las cosechas de patatas, su principal sustento, en Irlanda, entre 1845 y 1849. La llamada “Gran Hambruna” provocó la emigración de un millón que con los bolsillos y estómagos vacíos hacia la isla vecina. Entonces Irlanda era parte del Reino Unido. Su intención era partir hacia Estados Unidos. Los que no pudieron pagarse el viaje se quedaron en la isla. Fueron considerados ciudadanos de segunda y de tercera. Se concentraron en guetos y crearon sus propias mafias.

También estaba la banda de los Sabini originada en el gueto italiano de Saffron Hill, en Camden. Su capo era ‘Ottavio’ Sabini, llamado “el rey de los hipódromos’ porque controlaba todo el negocio de las apuestas en el sur de Londres. Contaba con el apoyo de la mafia italiana y estaban enfrentados a los Messina y a los Cortesi.

También estaban las mafias judías. En el siglo XIX y principios del XX, los judíos vivían en guetos en Whitechapel, en el este. En la década de 1930 la organización criminal dominante era la de ‘Los Yiddish’, liderada por Jack ‘La mancha’ Comer, hijo de un emigrante judío polaco que trabajó como maquinista. Comer se inició en el crimen a los 7 años cuando ingresó en su primera banda. Controló todo el este de Londres hasta los años 50. Él y su esposa fueron acribillados por Frankie Frasier, miembro de los Richardson en 1956.

En Myrdle Street, Whitechapel, estaban los judíos en un lado de la calle y sus rivales católicos irlandeses en el otro. Irlandeses, judíos, sindicalistas y comunistas se unieron en octubre de 1936 para frenar a los fascistas en la batalla de Cable Street, en Whitechapel. Formaron barricadas en la calle para impedir la marcha de las camisas negras de Oswald Mosley, fundador de la Unión Británica Fascista. Mosley intentaba emular la marcha sobre Roma de Mussolini de 1922, que significó el fin del sistema parlamentario y el principio del régimen fascista en Italia. Pero los fascistas británicos se encontraron con las barricadas irlandesas y judías.

Los Kray contra los Richardson

Los años 50 y 60 estuvieron regidos por el enfrentamiento de los gemelos Kray contra los hermanos Richardson. Ronnie y Reggie Kray aterrorizaron Londres con su banda, ‘The Firm’. Estaban involucrados en asesinatos, robos a mano armada, sobornos, incendios premeditados, estafas de protección, asaltos y todo tipo de actividades delictivas. Eran propietarios de clubes nocturnos en el West End que servían de tapadera para blanquear los ingresos procedentes negocios ilícitos.

Pese a ser delincuentes, alcanzaron estatus de celebridades. Se mezclaban con políticos y artistas de su tiempo, fueron entrevistados en televisión, vistos con actores de Hollywood como Frank Sinatra y Judy Garland y retratados por el prestigioso fotógrafo de moda David Bailey. En 1968 fueron detenidos por el célebre inspector de policía Nipper Read.

Pugnaban por el control del inframundo londinense con la banda de los hermanos Eddie y Charlie Richardson y Frankie ‘El loco’ Fraser, un desertor del ejército de la Segunda Guerra Mundial, el que disparó contra Jack ‘La mancha’ Comer. Los Richardson tenían reputación de sádicos y eran conocidos por sus espeluznantes métodos de tortura: arrancar dientes con pinzas, cortar dedos de los pies con cúteres, clavar a las víctimas al piso con clavos de quinte centímetros y administras descargas eléctricas.

En los ochenta tomó el relevo el 'Sindicato del Crimen de Clerkenwell', de los hermanos irlandeses Terry, Tommy y Patsy Adams. Solían ir dos en una motocicleta con el pistolero detrás. Se les relacionó con 25 asesinatos en apenas tres años y amasaron una fortuna de 200 millones de euros mediante la extorsión, el robo y el tráfico de drogas. Llegaron a ser más temidos que los Kray. Cualquier persona que los tuviera de su lado y reclamara un pago, con la única mención de su nombre, obtenía el dinero al instante. Los Adams dispararon a la cabeza a Frankie Fraser en 1991. Terry Adams está casado con una famosa actriz inglesa y es el padrino del exmarido de la hija de de Bernie Ecclestone.

Disparos y rap

Las bandas que dominaron los primeros años del siglo XXI se originaron en complejos de protección oficial en barrios marginales y estaban integradas por muchachos cada vez más jóvenes de origen africano o afrocaribeño e influidos por la música rap. Los más peligrosos fueron los Tottenham Mandem, en el norte de Londres. Surgieron en el complejo Broadwater Farm de Tottenham después de los disturbios de 1985, que estallaron tras la muerte de ataque al corazón de una mujer afrocaribeña mientras la policía registraba su casa en busca de pruebas contra su hijo. Esa fue la chispa que provocó una revuelta de la comunidad negra contra el racismo institucional de la policía.

Los Mandem estaban enfrentados a bandas rivales de otros barrios como los G.A.S. del complejo de Angell Town, en Brixton, donde no se atrevía a entrar la policía. En 2012 fueron considerados por la policía como “la banda más peligrosa del sur de Londres”. Eran responsables del 80 por ciento del crimen en Brixton. Su líder, el rapero ‘Killa Buzz’, Nathaniel Grant, fue condenado en 2012 a 17 años de cárcel por herir de gravedad a una niña de cinco años en un fuego cruzado con una banda rival en un supermercado. El juez lo calificó como un “Fagin moderno”, en referencia al personaje de ‘Oliver Twist’, por adoctrinar a niños de doce años de edad en el crimen.

En el sur también estaban los Peckham Boys, de Peckham, y a los Ghetto Boys, de Lewisham. Estas dos bandas se enfrentaron en un infame tiroteo en 2004 a la salida de la entrega de los premios de música hip hop y R&B ‘Urban Music Awards’, en el Barbican Centre. En septiembre de 2006 un hombre fue apuñalado y tiroteado por treinta miembros de los Peckham Boys tras confundirlo con un Ghetto Boy. En septiembre de 2007 el líder de los Peckham Boys, Raver, fue encarcelado después de que encontraran un arsenal de armas de su domicilio.

Cuando termine el confinamiento

En la actualidad las calles de Londres están dominadas por violentas pandillas juveniles como los Mali Boys, en Walthamstow, noreste, integrada principalmente por niños escapados de la guerra de Somalia. Son temidos por su brutalidad. La policía estima que ingresan 60.000 euros semanales con el tráfico de drogas. Sus miembros tienen entre 14 y 24 años pero los hay de diez años. Luego están los ACG de Beckton, en el este, que se cree que están detrás de docenas de apuñalamientos y tiroteos recientes. Cinco de sus miembros fueron encarcelados por el secuestro y tortura de un niño de catorce años de una banda rival en 2018 al cual provocaron daños irreparables. Están enfrentados también a los NPK de Tottenham, responsables de cuatro asesinatos y de diversos apuñalamientos y tiroteos.