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La preciosa e imponente Plaza de San Marcos, centro neurálgico del turismo en la bella ciudad italiana de Venecia es hoy la imagen del desastre; la ilustración más cruda de las inundaciones que han asolado este insólito e histórico rincón del mundo. Prácticamente nada se libra de estar sumergido bajo las aguas de la segunda mayor marea alta de su historia. Dos personas han muerto; una de ellas tras ser alcanzada por un rayo mientras utilizaba un abomba de agua eléctrica en Pellestrina, una de las muchas islas de la Laguna de Venecia.
Familiarizados con las inundaciones, la de esta vez ha sido de dramática y enorme magnitud. Eran las sirenas las que presagiaban el fenómeno que los habitantes conocen como ‘acqua alta’. Todo ha quedado anegado: casas, tiendas, hoteles, palacios, museos y basílicas como la de San Marcos. El alcalde de Venecia, Luigi Brugnaro ha denunciado que la ciudad es una ‘zona de desastre’: “Pedimos al Gobierno que nos ayude. El coste será alto. Esto es el resultado del cambio climático”, ha dicho.
Según las autoridades, la marea que durante la noche lo anegó todo ha llegado a alcanzar un máximo de 187 centímetros a las 22:50 horas del martes, una cifra muy cercana al récord de 194 centímetros que se registraron en 1966.
Los torrentes de agua que se apoderaron de Venecia y sus canales fueron además impulsados por los fuertes vientos que atravesaban el centro de la ciudad. El gobernador de la región de Véneto, Luca Zaia lo ha descrito como una “devastación apocalíptica”.
Tal y como ha manifestado el alcalde de Venecia, la zona será declarada ‘zona de desastre’, demandando al Gobierno que decrete el estado de emergencia para permitir la liberación de fondos y hacer frente a los daños.
La Plaza de San Marcos ha quedado anegada por más de un metro de agua, mientras la basílica, situada en las inmediaciones, ha sido inundada por sexta vez en 1.200 años y por cuarta en los últimos veinte. “Ha sufrido graves daños”, ha manifestado el alcalde, Luigi Brugnaro, sin precisar los daños que se hayan podido producir en su interior bizantino, famoso por sus bellos mosaicos.
Pese a que en 1984 se diseñó una barrera contra las inundaciones para proteger a la ciudad de la ‘acqua alta’, el proyecto multimillonario, el sistema de compuertas conocido como ‘Mose’, que comenzó a construirse en 2003, no está funcionando. No separa ni detiene las aguas; tan solo provoca escándalos a su alrededor por casos de corrupción.