La trascendencia del acuerdo de defensa firmado entre Marruecos e Israel

  • Hace casi un año que los dos países restablecieron vínculos diplomáticos

  • El acuerdo bilateral firmado sienta las bases de la cooperación en materia de seguridad e inteligencia y de la venta de armas

  • Nunca Israel había llegado a suscribir un acuerdo de estas características y alcance con un país árabe

Histórico. Adjetivo merecido por partida doble. Histórico porque es la primera vez que un ministro de Defensa israelí visita Marruecos y también porque el calificativo es ajustado para describir la categoría del acuerdo suscrito entre el titular de Defensa israelí Benny Gantz y su homólogo marroquí Abdellatif Loudiyi. Un acuerdo que sienta las bases de una cooperación militar inédita entre Israel y un país árabe y confirma el buen estado de las relaciones bilaterales casi un año después del acuerdo de normalización. Una apuesta estratégica para ambas partes.

La gira marroquí de dos días de Gantz –que llegó a Rabat el pasado martes- concluyó con un encuentro con el director de la Dirección General de Documentación (DGED) y con una visita a la única sinagoga en uso de la capital marroquí, que otrora albergó una importante población judía (y sefardí). Es, además, la primera visita del ministro israelí de Defensa a uno de los países con los que su país estableció relaciones diplomáticas el año pasado en el marco de los llamados Acuerdos de Abraham.

La importancia de un acuerdo militar

El memorando de entendimiento firmado en Rabat entre los dos titulares de Defensa –en presencia de representantes militares y dos parlamentarios israelíes- establece las bases para la cooperación en seguridad (de manera específica ciberseguridad) e inteligencia y también para la venta de armas. Un acuerdo de cooperación -suscrito menos de un año después de que los dos países normalizaran sus relaciones diplomáticas- que no tiene parangón en las relaciones de Israel con el mundo árabe.

El ministro israelí aseguró este miércoles que el acuerdo suscrito por los dos países era “muy significativo y nos permitirá intercambiar ideas, entablar proyectos conjuntos y permitir las exportaciones militares israelíes aquí”. Gantz se reunió además con el general Belkhir El Farouk, inspector general de las Fuerzas Armadas Reales marroquíes, en el cuartel general del Estado Mayor marroquí en Rabat.

“Este convenio constituirá un marco de cooperación en los campos militar, de seguridad e inteligencia, mediante la creación de canales oficiales entre los servicios de inteligencia y seguridad de los dos países y estableciendo la base legal para la cooperación industrial y técnica, intercambio de visitas, capacitación y ejercicios conjuntos. Es un paso importante en el avance de la relación de cooperación entre los dos países para servir a los intereses de la región, la paz y la seguridad regionales”, aseguraba el fórum Far-Maroc, página no oficial de las Fuerzas Armadas marroquíes -pero siempre bien informada-, en su perfil en Facebook.

Por su parte, el encargado del área político-militar del Ministerio de Defensa israelí Zohar Palti afirmó que “el acuerdo que firmamos nos permitirá cooperar con ejercicios (militares conjuntos) y con información”, según recogía EFE. “Este es un acuerdo que nos permitirá asistirlos en lo que necesiten de nosotros, de acuerdo, por supuesto, con nuestros propios intereses”, prosiguió Palti, quien habló de “alianza estratégica de conocimiento”.

En resumen: una alianza regional estratégica que se manifestará en cooperación en seguridad e inteligencia, colaboración de las industrias de defensa, venta de armas y actividades militares conjuntas.

Tensiones regionales

El acuerdo alcanzado entre las dos partes reforzará militarmente a Marruecos en plena guerra fría contra el Frente Polisario y Argelia. Con una Administración estadounidense del lado de Rabat pero reticente a la hora de explicitar el reconocimiento de la soberanía marroquí sobre la ex colonia española –el secretario de Estado Antony Blinken calificó de “realista” y “creíble” del plan autonómico marroquí-, Marruecos ha encontrado en Israel un nuevo y audaz socio. Todo ello augura, sin duda, más tensiones con el régimen argelino, enemigo acérrimo de “la entidad sionista”.

Para Israel la alianza con Marruecos supone un firme paso adelante en la senda iniciada por los Acuerdos de Abraham, suscritos en septiembre de 2020. Marruecos se suma a la lista de monarquías árabes -Jordania, Emiratos y Bahréin- con las que Israel mantiene relaciones oficiales.

De hecho, la visita del ex general Gantz a Marruecos y el acuerdo llegan en medio de un momento de alta tensión entre Rabat, por un lado, y Argel y el Frente Polisario por otro. El régimen argelino, que rompió unilateralmente relaciones con sus vecinos el pasado 24 de agosto, ha denunciado que Marruecos e Israel cooperan en la promoción del “separatismo” y el “terrorismo” en su territorio. Según fuentes argelinas, el ataque con dron que el pasado 1 de noviembre acabó con la vida de dos civiles argelinos en el Sáhara Occidental era de producción israelí.

No en vano, el medio especializado defensa.com informaba en el pasado mes de octubre de que Rabat ha adquirido drones israelíes (en concreto los UAVs WanderB-VTOL) para reforzar su artillería. Esta misma semana trascendía que Marruecos ha comprado también cinco drones israelíes Skylock Dome, concebidos para neutralizar aviones no tripulados enemigos. A comienzos de mes los medios locales avanzaban los planes de Rabat de adquirir también a Israel su sistema de defensa antimisiles Cúpula de Hierro para reforzar el muro de defensa alzado por Marruecos en el Sáhara Occidental.

Además, hace ahora un año que el Frente Polisario diera por terminado el alto el fuego en vigor desde 1991. El detonante fue el desalojo de una protesta civil en el paso de Guerguerat. Desde entonces a uno y otro lado del muro se han vivido episodios de tensión, con intercambio de fuego ocasional entre las fuerzas marroquíes y polisarias, aunque sin demasiados movimientos sobre el terreno.

Argelia promete represalias

A comienzos de este mes la tensión volvía a alcanzar máximos con el bombardeo marroquí a un convoy civil argelino. Dos días después, Argel prometía represalias, que hasta ahora no ha cumplido pero puede producirse en cualquier momento. En los últimos días el Polisario ha prometido una escalada bélica contra Marruecos y exhortado a las empresas extranjeras instaladas en el territorio saharaui, incluida 14 españolas, a marcharse.

Tanto Argel como Rabat se encuentran, en fin, en plena carrera armamentista. En una situación de alta tensión en la región, Marruecos ha hecho una apuesta clara por la tecnología e inteligencia israelíes para reforzar sus capacidades frente a sus enemigos regionales.

Por otra parte, y tras varios meses en los que los avances en las relaciones entre Marruecos e Israel eran abordados en un marcado perfil bajo por la prensa local, las noticias que confirman la cada vez más estrecha relación, incluida la visita de dos días del ex general israelí a Rabat, ocupan cada vez más espacio –y lo hacen con toda nitidez- en los medios marroquíes.

Con todo, los medios y redes informativas del Gobierno marroquí difundieron de manera discreta el acuerdo. Apenas un tuit de la Cancillería marroquí daba cuenta del encuentro mantenido en la tarde por el ministro israeí y el titular de Exteriores marroquí, Nasser Bourita (que sigue sin reunirse con su homólogo español José Manuel Albares más de cuatro meses y medio después de su nombramiento). Con una opinión pública sensible a la cuestión palestina, las autoridades marroquíes son conscientes de que no toda la población es favorable a la normalización de relaciones con el Estado de Israel.

Aunque Marruecos e Israel sellaron la normalización de relaciones en diciembre del año pasado, lo cierto es que los dos países no han dejado nunca de trabajar conjuntamente –lo han hecho durante décadas, aunque discretamente- en diversas materias, empezando por la inteligencia.

Casi un año de normalidad diplomática

La gira de Gantz culmina casi un año desde que Rabat y Tel Aviv restablecieran relaciones diplomáticas. Fue el pasado 10 de diciembre cuando el aún presidente Donald Trump anunció que su país reconocía la soberanía marroquí sobre el Sáhara Occidental. Un reconocimiento que se producía a cambio de que Rabat se comprometía a restablecer relaciones oficiales con Israel. Un nuevo tanto que la diplomacia israelí se apuntaba gracias a la sociedad Netanyahu-Trump, que entonces se encontraba ya en sus estertores.

El acuerdo de normalización se oficializaba en Rabat el 22 de diciembre y desde entonces la cooperación bilateral ha sido cada vez más estrecha. Los dos países cuentan con sus respectivos embajadores, aunque sendas representaciones diplomáticas no tienen aún consideración de embajada.

La cooperación entre los dos países va más allá de lo militar y la inteligencia y afecta también a diversos ámbitos empresariales. En estos momentos una empresa israelí busca petróleo y gas en las aguas situadas frente a la antigua Villa Cisneros, en el Sáhara Occidental. Se trata de la empresa Radio Petroleum, que anunció el 12 de octubre pasado la firma junto a la Oficina Marroquí de Hidrocarburos y Minas (perteneciente al Ministerio de Energía) de un acuerdo para la exploración del llamado bloque Dajla Atlántico (frente a la antigua ciudad de Villa Cisneros).

La de Gantz es, además, la segunda visita de un miembro del Gobierno israelí desde que los dos países sellaran la normalización de relaciones. La primera fue la que, durante dos días, llevó a cabo el ministro de Exteriores, Yair Lapid, el pasado mes de agosto en el país magrebí. Se producía apenas unas fechas antes de que estallara el desencuentro total entre Argelia y Marruecos.

Recordemos que los vínculos culturales, turísticos y empresariales entre Marruecos e Israel se deben a los profundos lazos humanos que unen a los dos países. Cerca de un millón de judíos israelíes tienen raíces familiares –ya sea por parte paterna o materna- con el país magrebí. A finales de los años 40 del pasado siglo la judería marroquí era la más populosa de un país árabe al superar las 250.000 almas.