Revueltas y represión en Hong-Kong: láseres y paraguas frente al imperio tecnológico chino

  • Las manifestaciones 3.0 no son ciencia ficción, están ocurriendo ahora

  • La identidad se ha convertido en una auténtica arma

  • Un manifestante es disparado a quemarropa y está crítico

Las calles de Hong Kong se han convertido desde el pasado junio en escenario protestas, pero no son unas manifestaciones normales, el ingenio de los manifestantes y la tecnología empleada por las autoridades ha demostrado que el futuro ya ha llegado y las manifestaciones 3.0 no son ciencia ficción, están ocurriendo ahora. Y los enfrentamientos han sido brutales.

De hecho, el aniversario de los 70 años de la proclamación de la República Popular China, está dejando graves disturbios en la ciudad de Hong Kong. Con porras y disparos al aire han respondido las fuerzas de seguridad a la ira descontrolada de miles de personas que les ha lanzado todo tipo de objetos. Un hombre se encuentra en estado crítico tras ser alcanzado en el pecho por el disparo de un agente y además hay otra veintena heridos de diversa consideración.

El inicio de las manifestaciones comenzó con la intención de frenar una polémica ley de extradición a la China continental, pero finalmente y viendo que las protestas no cesaban, la violencia se incrementaba y la presión internacional aumentaba, el gobierno de Carrie Lam accedió a cancelar la ley, pero negaron otras demandas en las que pedían una apertura democrática.

Entre esas demandas para la democratización de la región y que han sido desestimadas por el gobierno se encuentra el sufragio universal, algo que ha provocado el descontento de los hongkoneses y les empuja ferozmente a las calles.

Las manifestaciones han aumentado en participación en los últimos días, coincidiendo con el quinto aniversario del movimiento 'Occupy Central', que impulsó las protestas de la conocida como 'Revolución de los Paraguas'.

La evolución de las manifestaciones

En las últimas décadas hemos podido ver cómo las formas de protesta de los ciudadanos han cambiado, utilizando métodos muy diferentes de manifestarse, pero siempre con la misma finalidad, presionar al gobierno en el poder para que cambie algo. Entre estos movimientos de ciudadanos descontentos podríamos destacar la ‘Revolución egipcia’ de 2011, donde las revueltas que se propagaron por todo el país, llevó a la salida del presidente Hosni Mubarak del poder, en el que llevaba más de 30 años.

En España tuvo lugar el ‘Movimiento 15-M’, un movimiento de ‘indignados’ que el 15 de mayo de 2011 aglutinó a miles de personas por todo el país y que ocupó plazas de todas las ciudades españolas durante varias semanas, la más simbólica la Plaza de Sol de Madrid. Este movimiento significó el fin del bipartidismo en España.

Las protestas de los ‘Chalecos amarillos’ en Francia es otro ejemplo de descontento social que lleva a los ciudadanos a manifestarse, en este caso se originó en 2018 a causa del alza de los precios de los combustibles.

En los tres modelos, las tecnologías y la difusión de las redes sociales ha sido clave para la congregación de la multitud y la difusión del mensaje por el que se protesta, llegando a los ciudadanos que por geografía se encuentran más lejos del origen de las protestas, pero las protestas de Hong Kong van más allá, la tecnología está en manos del gobierno.

Manipulación de las redes sociales

China conoce el poder de la tecnología y las redes sociales en las manifestaciones y por ello no duda en emplearlo a su favor para intervenir en la opinión pública y variar el curso de las protestas en su favor.

Recientemente se ha descubierto que Google ha deshabilitado cientos de canales de YouTube que buscaban influir en las protestas de forma coordinada. Al igual que empleaban Twitter y Facebook para menoscabar las manifestaciones. En concreto, Twitter ha indicado que se han suspendido 936 cuentas y que las operaciones parecían ser un esfuerzo coordinado y respaldado por el Estado que se originó en China.

Por su parte, Facebook ha señalado que ha eliminado cuentas y páginas de una pequeña red, y que su investigación ha hallado vínculos con personas asociadas con el Gobierno chino.

Identificar a los manifestantes a toda costa

El gobierno del presidente chino, Xi Jinping, posee la última tecnología que no ha dudado en emplear para reprimir las manifestaciones que le están suponiendo uno de los mayores quebraderos de cabeza de los últimos años.

La identidad se ha convertido en una auténtica arma

La identidad se ha convertido en una auténtica arma y China se encuentra a la vanguardia de los sistemas de vigilancia, poseyendo uno de los más invasivos del planeta.

Las autoridades emplean unos sistemas de reconocimiento facial y corporal para identificar a las personas que participan en las protestas, para su posterior arresto, ya que las manifestaciones están prohibidas y se penan con entre 3 y 5 años de cárcel.

Otro de los métodos utilizados por la policía de Hong Kong ha sido el lanzamiento de agua con tinta azul, el líquido al llegar a los manifestantes se queda impregnado en la piel de las personas durante varias horas, técnica por el que posteriormente, en el trabajo u otros lugares pueden ser reconocidos y más tarde apresados.

La astucia y la ‘contravigilancia’

Los manifestantes no se han quedado atrás. De alguna manera tienen que luchar los manifestantes de Hong Kong contra un sistema ultravigilado para poder protestar en las calles y defender sus reivindicaciones, y qué mejor manera que con astucia.

Los hongkoneses han demostrado que la inteligencia está siendo su mejor arma, por ello y para evitar ser identificados, su talón de Aquiles, acuden a las protestas camuflando sus rostros bajo máscaras y gafas.

Además de la vestimenta, todos ellos van provistos de rayos láser para evitar ser registrados por las cámaras de reconocimiento facial de la policía.

Para actuar frente a los gases lacrimógenos lanzados por las autoridades, utilizan guantes ignífugos para cogerlos y tirarlos lejos de la multitud. Los conos de tráfico y tapas de ollas también son utilizados para tapar estas bombas de gas y evitar así su efecto.

Los paraguas son usados por los manifestantes como un símbolo y como un arma. Un símbolo porque representa aquellas protestas de 2014 en Hong Kong de la llamada ‘Revolución de los Paraguas’, y como un arma porque les sirve para protegerse. Como si de la legión romana se tratase, los hongkoneses utilizan los paraguas como escudo en formación de tortuga para repeler los botes de gas y el gas pimienta.

Para que la policía no intervenga los recorridos de las protestas, los manifestantes se organizan y comunican a través de Telegram o aplicaciones para ligar, pero según reportan medios locales, Telegram está siendo relegada por sistemas de proximidad como bluetooth o AirDrop.

Otra de las cautelas que emplean los hongkoneses son los pagos en efectivo a la hora de utilizar el transporte público para acudir a las manifestaciones, evitan a toda costa emplear su tarjeta mensual porque podrían ser identificados.

A los medios internacionales trascendió la detención de un manifestante al que la policía obligó a utilizar su rostro para acceder a su teléfono móvil por reconocimiento facial, pero no pudieron entrar al terminal porque los hongkoneses han aprendido a desactivar la función de reconocimiento facial o dactilar de sus smartphone.

70º aniversario República Popular China

Estas movilizaciones suponen el mayor desafío para Hong Kong desde la Revolución de los Paraguas de 2014 justo cuando el Partido Comunista de China (PPCh) se preparara para festejar el 70º aniversario de la República Popular China.

China conmemorará este 1 de octubre su 70º aniversario como República Popular, siete décadas en las que, siempre bajo la batuta del Partido Comunista (PCCh), ha transitado desde el marxismo-leninismo hasta una sociedad de consumo pasando por cambios sociales desgarradores. Ahora, se enfrenta a una nueva era con el ascenso y la posterior entronización de Xi Jinping.