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Jugar a la lotería con tarjeta de crédito: riesgos financieros y cómo evitar el sobreendeudamiento

Una persona comprando lotería
Una persona comprando lotería. Telecinco.es
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En un país donde cada diciembre se paraliza al compás del Sorteo de Navidad y en el que los décimos de la Lotería son casi un ritual sociocultural, pocos se detienen a reflexionar sobre un fenómeno creciente y apenas visibilizado: el impacto financiero de jugar a la lotería con tarjeta de crédito. Una práctica que puede parecer inocua en un primer momento, pero que puede llegar a convertirse en un vehículo directo hacia el sobreendeudamiento, la precariedad económica e incluso ser una forma de ludopatía encubierta.

El problema empieza con un clic

La posibilidad de comprar décimos online mediante tarjeta de crédito ha democratizado el acceso, eliminando algunas de las barreras físicas. A la vez, también ha abierto una puerta trasera peligrosa: comprar con dinero que no se tiene, un principio básico del endeudamiento descontrolado.

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FACUA, organización de defensa del consumidor, advierte de que el pago de juegos de azar mediante crédito es una práctica que puede pasar desapercibida, pero que comparte riesgos con cualquier operación de financiación: al quedar expuestos a intereses elevados, acumulación de deuda y a una falsa sensación de liquidez inmediata.

La propia Organización de Consumidores y Usuarios también alerta de que los juegos de azar, cuando se vinculan a medios de pago aplazados, pueden erosionar rápidamente la estabilidad financiera, especialmente para perfiles vulnerables o con baja educación financiera.

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Cuando el crédito alimenta la ilusión

Los juegos de azar no deberían nunca financiarse con deuda, sentencian rotundos desde distintas organizaciones. El objetivo es alertar de que la accesibilidad al crédito está estrechamente ligada a una escalada del juego compulsivo.

La trampa es tanto psicológica, como financiera. Al pagar con tarjeta, y más aún si se tira de crédito, se desvincula emocionalmente este hecho del acto de gastar. Al no haber una entrega física de dinero, no hay sensación inmediata de pérdida, solo de posibilidad, de expectativa.

Esta situación crea un bucle de comportamiento que no se rompe hasta que se reciben los cargos bancarios. Es en este momento cuando se recibe un doble golpe. El primero por la frustración de no haber ganado la lotería, y el segundo por los gastos realizados durante este periodo. 

Debe quedar claro que no hay ningún tipo de prohibición o limitación al uso de la tarjeta de crédito como medio de pago para la lotería, ya que se considera igual de válido que cualquier otro tipo de transacción digital. El problema viene con los límites autoimpuestos, y de la propia tarjeta para realizar consumos diferidos. 

La propia DGOJ ha puesto el foco en la frontera cada vez más difusa entre el juego ocasional y las prácticas problemáticas, que pueden derivar en ludopatía incluso cuando el juego no es técnicamente ilegal ni está considerado de “alto riesgo” como el juego online o las apuestas deportivas.

Una bola con un premio de la lotería

El riesgo de la ludopatía encubierta

Si bien socialmente no se suele asociar la compra de décimos con la ludopatía, distintos expertos en psicología advierten de que el mecanismo mental que se activa es el mismo: expectativa, refuerzo intermitente y búsqueda de una recompensa que estadísticamente es casi imposible.

La Fundación Patim, especializada en la prevención de adicciones, alerta de que el acceso sencillo al crédito puede servir de facilitador para que personas con predisposición psicológica crucen el umbral del juego responsable al juego compulsivo, sin siquiera ser conscientes de ello.

Otro aspecto que hay que tener en cuenta son las cargas monetarias asociadas al uso de este tipo de medios de pago. Y es que, pagar un décimo con la tarjeta de crédito no es una práctica inocua. Los intereses medios de ciertas tarjetas de crédito puede rondar el 20-25% TAE, aunque en condiciones normales debería situarse como máximo en 6 puntos porcentuales al TAE medio de ese año (que está cerca del 3% en 2025). Este sobrecoste, invisible cuando estamos en el momento de la compra, se puede convertir en un lastre financiero importante, especialmente cuando se combina con otros gastos también financiados.

Cómo protegerse: claves para evitar la trampa

Los expertos coinciden en una serie de recomendaciones claras:

  • Nunca juegues con dinero prestado: Si no puedes pagar un décimo al contado, no deberías jugar.
  • Evita las tarjetas de crédito para juegos de azar: Usa solo débito o efectivo.
  • Establece un presupuesto cerrado y no lo superes jamás.
  • Desactiva opciones de financiación en tus tarjetas si sueles caer en el sobreendeudamiento.
  • Busca ayuda profesional si detectas que recurres al crédito para financiar hábitos de juego, incluso en la lotería.

Hoy en día es habitual percibir el simple hecho de jugar a la lotería más como una parte de la tradición, que como un verdadero juego de azar. Es por eso que los riesgos de financiarla con crédito permanecen en gran medida invisibilizados. Sin embargo, las consecuencias económicas son reales y tangibles. Comprar la ilusión de la suerte con dinero que no se tiene es, en esencia, hipotecar el futuro a cambio de una probabilidad que bordea lo imposible.