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El uno de octubre empieza oficialmente la temporada de gripe. Es decir, la época del año en la que se producen más casos de este virus. O, al menos, es lo que sucedía antes de la pandemia. En 2020 y 2021 la gripe apenas ha circulado, así que lo que pueda pasar este año, primero sin medidas restrictivas como la mascarilla, y primero también -por ahora- sin una oleada de covid que eclipse a todos los demás virus, es una incógnita. Aún así, hay modelos en los que fijarse, como el hemisferio Sur. Ya saben: cuando veas las barbas de tu vecino cortar, pon las tuyas a remojar.
José María Eiros, microbiólogo portavoz de la Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica, explica que el problema de que apenas haya habido gripe las dos temporadas pasadas es que "se ha producido poca inmunidad natural (la que se genera por contagio), sobre todo en niños pequeños que ni han tenido contacto con el virus ni se han vacunado". En España la vacuna infantil contra la gripe no está generalizada y solamente este año van a empezar a administrarla algunas comunidades.
Lo mismo argumenta Ignacio López-Goñi, microbiólogo y profesor en la Universidad de Navarra, en su blog: "Hay más personas susceptibles al virus, porque no han recibido el estímulo antigénico de campañas anteriores, y que los anticuerpos contra la gripe también van disminuyendo con el tiempo, lo mismo que ocurre con la COVID19. En particular, los menores de cinco años no han recibido el estímulo en los últimos años y podríamos esperar un mayor número de casos de gripe".
Esta situación es inédita: "Nunca habíamos visto un silencio tan prolongado de gripe. De alguna manera, las medidas de distancia social, la mascarilla, no frecuentar lugares con aglomeraciones han evitado que la gripe haya circulado, que haya contagiado a mucha gente. Esto puede provocar que las siguientes temporadas de gripe sean más precoces y más fuertes. Esto no implica mayor gravedad -aún no lo sabemos- sino una temporada con mayor número de casos, e incluso más larga", afirma Eiros.
López-Goñi explica que observar el comportamiento de los virus estacionales en el hemisferio sur (donde es invierno durante nuestro verano) puede arrojar luz sobre lo que pasará en el norte en los meses fríos: "En general, en países como Australia, Argentina o Chile, la epidemia de gripe se ha adelantado varias semanas, pero no parece que haya sido una temporada especialmente más grave. En Australia ha afectado más a menores de cinco años y los subtipos circulantes han sido A(H3) y A(H1), no se ha detectado gripe de tipo B".
Un patrón que ya se está detectando en España. El último informe sobre infecciones respiratorias del país afirma que "aumenta la incidencia de gripe en atención primaria en menores de 15 años, asociada a una circulación mixta de A(H3N2) y A(H1N1)". Esta semana la tasa de incidencia de gripe aumenta respecto de la semana previa (52,2 casos/100.000 habitantes frente a los 40,4 casos /100.000 habitantes de la semana pasada). La incidencia es aún baja, pero es una subida de los contagios del 30%.
En Reino Unido los expertos en salud pública advierten que la gripe podría ser un desafío para la salud este invierno, con la inmunidad de la población en su punto más bajo y la gente cansada de vacunarse después de la pandemia. Allí también pronostican que la cepa de gripe que se vio en Australia el invierno pasado, H3N2, probablemente también se propague por el hemisferio norte.
Los expertos españoles están atentos a la evolución de los datos tras dos temporadas atípicas, como por ejemplo la última. Eiros comenta que "en la última temporada hubo gripe en noviembre, en diciembre, en enero se silenció probablemente porque circulaba mucho el SARS-CoV-2. Así que la gripe tuvo una actividad inusualmente elevada en primavera. Al final, este año no hemos dejado de ver gripe todas las semanas, aunque poca. Para la temporada que viene esperamos que en algún momento se superará el umbral epidémico, pero no podemos predecir con nitidez cuándo ocurrirá".
López-Goñi alienta a la vacunación y a la precaución en las relaciones: "Hay que proteger a los más vulnerables, recomendar la vacunación para las personas más vulnerables, con especial atención a los niños. Y actuar con sentido común: la vacunación sigue siendo la mejor forma de evitar las complicaciones graves por los virus respiratorios; si tiene síntomas gripales lo mejor es el aislamiento; si es posible no asistir al trabajo, el uso de la mascarilla y el lavado frecuente de manos. Evitar en definitiva transmitir el virus a los más vulnerables".