La acusada de decapitar a su marido en Castro Urdiales, entre sollozos: “Mi querida amiga me dijo, ‘tengo la cabeza de Jesús en una bolsa’”

Este martes se ha celebrado la segunda sesión del juicio en la Audiencia Provincial de Cantabria por el llamado ‘caso de la cabeza de Castro Urdiales’, por el que Carmen Merino, de 64 años se sienta en el banquillo. Está acusada de decapitar a su marido, Jesús Mari Baranda, en 2019, algo que ella desmiente dirigiendo su defensa en señalar y sembrar sospechas sobre su vecina, quien custodió la caja en la que apareció el cráneo de la víctima.

Según la acusación, Carmen Merino, quien lleva tres años en prisión provisional, acabó con la vida de Jesús Mari Baranda, un vizcaíno de 67 años exempleado de banca, “para obtener una serie de prebendas económicas”. Lo hizo, según pretenden hacer ver a través de las pruebas que se presentarán durante el juicio, tras “procurarle medicamentos, entre ellos diazepam y sucedáneos, con el objetivo de que perdiera la consciencia y no se pudiera defender”. Además, la acusación, que representa a los hijos del fallecido a través de la letrada Ana Quintana Burusteta, incide en que hubo ensañamiento y todo estaba “absolutamente estructurado con carácter previo”. “Lo empezó a estructurar a finales de 2018, y con el desarrollo de la prueba lo entenderán. Fue urdido y procurado con gran alevosía”.

La desaparición de Jesús Mari se produjo en febrero de 2019. Poco más tarde se denunció su desaparición. Según Carmen Merino, estuvo preparando unas maletas “y se fue” de vacaciones, pero su familia acabó sospechando y motivó el inicio de una compleja búsqueda por parte de las autoridades.

Sin resultados a la hora de encontrar pistas sobre Jesús Mari, las autoridades avisaron entonces a Carmen de que iban a proceder a registrar su domicilio. Fue entonces cuando ésta le hizo entrega a su vecina, Carmen Mendoza, de una caja. Según la acusación, en su interior, envuelta concienzudamente, estaba la cabeza de su marido, pero ella le dijo a su vecina y amiga que eran juguetes sexuales y le daba mucha vergüenza que los agentes lo viesen en el registro, por lo que le pidió que lo guardara.

Tuvo el cráneo en una caja durante seis meses

Según la propia acusada, eso fue lo único que le dio: unos juguetes sexuales envueltos y metidos dentro de una caja, y la defensa se centra en este punto para apuntar al “desastre” cometido durante la investigación, señalando que ni siquiera se registró la casa de la vecina, adoptando desde el principio “una verdad oficial”, –la de que Carmen Merino es culpable–, sin dar todos los pasos oportunos en el proceso.

“Tuvo el cráneo en una caja durante seis meses. En su casa y en su armario. Cuando venga aquí nos lo tendrá que explicar”. “Nadie registró la casa de Carmen Mendoza, a pesar de que se pidió”. “Nadie miró esa casa. Nadie miró si había huellas. Nadie miró si había sangre. Nadie miró en el armario de al lado. Nadie miró en el cajón de debajo. ¿Para qué, si ya hemos titulado que Carmen Merino decapitó a su marido y le mató? ¿Para qué hace falta registrar, por ejemplo, la casa de ese testigo que reconoce, veremos a ver qué dice aquí, que tuvo el cráneo durante seis meses en su casa?”, señalaba, en el primer día de la sesión, el abogado de Carmen Merino, Ezequiel García Peña; el único al que la acusada está contestando en sus preguntas.

La acusada de decapitar a su marido en Castro Urdiales, sobre la noche en que apareció la cabeza en una caja

Durante la sesión de este martes, precisamente cuestionada por él, Carmen Merino se ha referido entre sollozos a ese momento en el que, afirma, su amiga y vecina la llamó por teléfono para pedirla que fuese a su casa, ya con la Guardia Civil en camino al domicilio y con la caja abierta con el cráneo de Jesús Mari.

“No sé si voy a poder… Ese día, yo, con mi tratamiento, me levantaba temprano, y me sonó el teléfono. Lo cogí y era Mari Carmen, que me gritaba. Sobre las doce y media de la noche o algo así. Sinceramente, entre que yo estaba dormido y los gritos de ella… yo no le entendía lo que me estaba diciendo. Pero como tampoco era la primera vez que lo hacía porque, en otras ocasiones, cuando ha tenido un colocón o cuando ha tenido el despertar del colocón me ha llamado y he tenido que ir a su casa…”, arranca, antes de ser interrumpida por el letrado para que precise qué quiere decir con “otras ocasiones”.

“Cuando tenía el colocón me llamaba porque se ponía a llorar”, ha dicho, explicando que sucedía cuando “había bebido demasiado” y que podía ser “tanto por la noche como a mediodía”. “Dependía. Ella todos los días bajaba por ejemplo a comprar tabaco y se tomaba a tomar un par de wiskis y después había días que subía a casa y que se quedaba allí con el perro, porque sacaba al perro y después se iba a su casa”.

Volviendo a lo sucedido aquella noche, –tras señalar los episodios que ha calificado de “colocón” de su vecina–, ha continuado: “Yo lo que sé es que no me enteré de nada. Le dije, ‘vale, ahora voy’, pensando simplemente que era más de lo mismo. Cuando llegué a su casa estaban las dos hermanas en el balcón. Me dijo Ana (la hermana de la vecina): ‘Hasta que no llegue la Guardia Civil no te dejo subir’”.

Me dijo: ‘Tengo un regalo para ti arriba’

“Su piso es el segundo. Estaba Carmen y su hermana, Ana. Yo aluciné porque no sabía de qué iba el tema, sinceramente. Después bajó Mari Carmen enseguida y empezó gritándome, diciéndome cosas que yo no las recuerdo porque sinceramente desde aquel momento he tenido que hacer un esfuerzo de memoria, porque creo que me quedé traumatizada…”

“Yo le pregunté a Mari Carmen: ‘pero qué es lo que está pasando’. Pero ella, cuando está alterada empieza a gritar. Ella no habla, ella grita. Y yo con los gritos y mi trastorno en ese momento, ni me acuerdo siquiera. No sé lo que me estaba diciendo. No sé lo que me contó. Carmen bajó y al llegar la Guardia Civil me dijo: ‘Tengo un regalo para ti arriba’. Entonces, me quedé así. Yo me quedé abajo”.

“No pensé. No sé si pensé o no pensé. Para mí eso es como haber vivido una película. Cuando llega la Guardia Civil y sube con Mari Carmen… yo me quedo abajo. Estaba pasmada, no sabía lo que pasaba. No sé”, explica, señalando que se quedó allí “esperando”.

“Al rato bajó Mari Carmen y me dijo: que dice la Guardia Civil que subas”, continúa, señalando que no le dijo por qué tenía que subir.

“Yo subí. Claro. Entonces, en el tiempo que duró, –al segundo se llega muy rápido–, mi querida amiga Mari Carmen me dijo: ‘Tengo la cabeza de Jesús en una bolsa’”.

De este modo, la acusada vuelve a señalar a su vecina, quien según la acusación, cuando descubrió que la caja emanaba mal olor vio lo que había dentro y llamó a las autoridades.