El crimen real en el que se inspiró 'As bestas', la película favorita para los Premios Goya 2023

  • 'As bestas', película favorita para los Goya 2023, se inspiró en el crimen de Santoalla, una pequeña aldea gallega

  • Martin Verfondern, un ciudadano holandés, fue asesinado a comienzos de 2010 y su cadáver no fue hallado hasta 2014

  • Juan Carlos Rodríguez, que acabó con la vida de Verfondern, fue condenado a 10 años de prisión

'As bestas', película dirigida por Rodrigo Sorogoyen, es, con 17 nominaciones, la gran favorita para los Premios Goya 2023, que se entregarán el próximo 11 de febrero en el Palacio de Congresos y Exposiciones FIBES de Sevilla. Así lo han hecho saber este jueves las actrices Blanca Portillo y Nora Navas, quienes han dado lectura en la sede madrileña de la Academia de Cine al listado de obras e intérpretes nominados para 28 categorías.

El filme de Sorogoyen está basado en el crimen de Santoalla, que tuvo lugar en esta pequeña aldea del municipio pontevedrés de Petín. El asesinato conmocionó a Galicia a comienzos del año 2010 y mantuvo en vilo a toda la comarca de Valdeorras durante casi un lustro.

Martin Verfondern predijo su asesinato

En Santoalla residía solo la familia Rodríguez cuando Martin Verfondern, un hombre de nacionalidad holandesa, que se había dedicado profesionalmente a la electricidad, y su mujer, Margo Pool, aterrizaron en España en 1997. Ambos pretendían dar un giro a su vida y montar su propia granja ecológica.

Al principio, el matrimonio recién llegado fue muy bien recibido. Sin embargo, las cosas cambiaron muy pronto. La disparidad de opiniones entre ellos a causa del reparto de los beneficios del monte comunal provocó una serie de discusiones que llegaron a los juzgados y que acabaron en un trágico desenlace.

Verfondern llegó a grabar con unas cámaras de vigilancia instaladas en su propiedad las amenazas que recibía por parte de los Rodríguez. De hecho, advirtió a algún medio de comunicación de que uno de los dos hijos de la familia iba a terminar con su vida.

El 19 de enero de 2010, Martin salió con su vehículo todoterreno a realizar unas compras en un supermercado. Sin embargo, nunca más volvió a su casa. Durante meses lo buscaron por los montes de la zona, aunque no obtuvieron pista alguna sobre su paradero.

En 2014, cuatro años más tarde de la desaparición, a unos 10 kilómetros de su casa, un helicóptero que participaba en las labores de extinción de un incendio localizó desde el aire un coche parcialmente quemado. Era el de Verfondern. Asimismo, analizaron la zona y encontraron restos óseos del holandés.

El descubrimiento del cadáver permitió detener al asesino. Era Juan Carlos Rodríguez, el hijo de la familia con la que había mantenido el conflicto y a quien él había señalado con anterioridad. Este le había disparado con una escopeta, según llegó a relatar a la Guardia Civil, y su hermano, Julio, le había ayudado a ocultar el cuerpo.

Rodríguez fue condenado a 10 años de prisión. Sin embargo, desde 2019 disfruta de permisos que le permiten regresar a Santoalla junto a su familia. Allí continúa viviendo también Margo Pool, viuda de Verfondern.