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Cómo gestionar el fallecimiento de un ser querido en el extranjero: "La repatriación puede costar hasta 45.000 euros"

La repatriación de un cadáver
La repatriación de un cadáver. EUROPA PRESS
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Durante las largas vacaciones de verano, muchos españoles optan por hacer un viaje al extranjero. Pero, lo que, en principio puede ser una experiencia mágica e inolvidable, puede tornarse en una auténtica pesadilla cuando un familiar muere fuera de nuestras fronteras. Además del dolor y el shock por una pérdida tan inesperada, los familiares, desde el país habitual de residencia, deben comenzar una serie de trámites burocráticos que están llenos de interrogantes. La repatriación de un cuerpo sin vida es un proceso complejo que debe hacerse bajo un estricto protocolo. Normativas que, en general, no conoce el ciudadano común. Así como el tremendo gasto que implica:

¿Seguro de viaje o seguro de vida?

"Lo primero que debe hacerse es confirmar si la persona fallecida contaba con un seguro de viaje o un seguro de vida. Muchos seguros de viaje incluyen coberturas específicas para la repatriación del cuerpo, lo que puede suponer un importante alivio económico y logístico para la familia, ya que los gastos económicos de transportar un cadáver o sus cenizas a nivel internacional varía según el país donde ocurrió el fallecimiento. Así, el promedio es de 6.000 euros, pudiendo ascender a una cifra superior a los 45.000 euros si la repatriación es intercontinental", advierten desde la compañía de servicios funerarios, Enalta, en colaboración con Heréditas.

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Ambas compañías recalcan que debe tenerse en cuenta que los gastos derivados del traslado del cuerpo no son cubiertos por el consulado, el Ministerio de Asuntos Exteriores, la Unión Europea ni por ninguna administración pública. Por ello, aquí es clave conocer si el fallecido contaba con una póliza aseguradora que le cubra estos servicios, ya que, si no, deben correr siempre a cargo de la familia directa.

Llamar al consulado lo antes posible

Tras notificar el fallecimiento a las autoridades locales y haber obtenido la primera documentación, el siguiente paso es contactar de inmediato con el consulado español en el país donde ha ocurrido el fallecimiento. En el caso de no poder contactar con este organismo o si se requiere una intervención más centralizada, hay que llamar inmediatamente a la Subdirección General de Protección y Asistencia Consular del Ministerio de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación en España.

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"Estos organismos no solo ofrecen un asesoramiento exhaustivo sobre todos los trámites necesarios –desde la inscripción del fallecimiento en el Registro Civil Consular hasta la gestión de la documentación legal–, sino que también desempeñan un papel fundamental como facilitador. Ellos pueden proporcionar información vital sobre empresas especializadas en repatriación. Además, actúan como un enlace indispensable con las autoridades locales del país anfitrión, ayudando a superar barreras idiomáticas y culturales, y asegurando que los derechos y deseos de la familia sean respetados dentro del marco legal local", remarcan desde el bufete de abogados.

La documentación necesaria

Comunicado el fallecimiento por la vía oficial y sabiendo si el seguro de vida o viaje cubrirá o no la repatriación, para trasladar legalmente un cuerpo sin vida a España o a otro país, se debe presentar una serie de documentos ante el consulado, que deben estar siempre en el idioma del país de al que llegará el cadáver (el español, en nuestro caso). Estos documentos son:

  • Solicitud de traslado: debe contar con datos personales, causa de muerte y destino del cuerpo.
  • Certificado de defunción: emitido por el país extranjero y posteriormente validado en España.
  • Certificado de embalsamamiento: este documento garantiza el tratamiento adecuado del cuerpo para su transporte.
  • Permiso judicial: sólo en caso de que la muerte ha sido violenta o sospechosa.
  • Pasaporte del fallecido, como parte de su documentación oficial.
  • Permiso oficial de traslado, ya gestionado a través del organismo.

En paralelo, el médico forense del país en cuestión deberá revisar toda la documentación y autorizar la incineración, el entierro o el traslado, según corresponda. Una vez en España, se debe llevar el certificado de defunción al Registro Civil correspondiente para que el fallecimiento sea registrado oficialmente en el país. Con este paso hecho, se podrán comenzar los trámites de herencia, testamentaría y cualquier otro asunto legal relacionado con el fallecido en España.