Bernardo Montoya: del "jamás me pongan en libertad, volveré a matar" a culpar a ex de matar a Laura Luelmo

  • "Jamás me pongan en libertad, volveré a matar", le dijo Bernardo Montoya a la jueza

  • Las pruebas son determinantes en el juicio para demostrar que Montoya acechaba a Laura Luelmo,

  • En prisión, Bernardo Montoya recibe la visita de una amante y de su madre

"Jamás me pongan en libertad, volveré a matar". Lo dijo Bernardo Montoya a la juez en un alarde de arrepentimiento aceptando su futuro de prisión permanente revisable, pero luego cambió las versiones negando la violación, haciendo creer que fue un homicidio hasta culpar a una exnovia que la habría matado por celos.

Las pruebas son determinantes en el juicio para demostrar que Montoya acechaba a Laura Luelmo, la nueva profesora que acababa de instalarse enfrente de sus casa. Por eso cuando Laura volvía del supermercado con su primera compra , la introdujo en su casa y maniatada con los cordones de zapatillas, según el fiscal le propinó más de 50 golpes, 40 en la cabeza a la joven.

En la vivienda, fregada a conciencia, hallaron sangre en la pared el suelo la cama, adn de Laura por todas partes. Fue agredida sexualmente con brutalidad. La envolvió en una manta en la que hallaron sangre y en el maletero del coche la trasladó al monte para volver a golpearla con una piedra. Laura tardó en morir. Y su cuerpo no fue encontrado hasta 5 días después. Tiempo que estuvo huido Montoya mientras buscaban a la joven. Tardaron en entrar en la vivienda del presunto asesino y encontrar el ticket de compra y la bolsa de patatas que había comprado Laura y Montoya se había comido. Todo a pesar de su perfil 22 de sus 50 años en prisión. Su primera condena fue de 17 años por el asesinato de una anciana, y asaltos a mujeres entre 2008 y 2015.

El juicio por el crimen de Laura Luelmo ha dado comienzo en la Audiencia Provincial de Huelva con la constitución del jurado popular que juzgará a Bernardo Montoya, el único acusado de la agresión sexual y asesinato de la joven zamorana en El Campillo (Huelva) en diciembre de 2018.

Bernardo Montoya se encuentra desde las 9:37 horas en las dependencias de los juzgados onubenses a las que ha llegado en un furgón policial procedente de la cárcel de Huelva. Ha bajado del furgón a cara descubierta y mirando a los numerosos profesionales de los medios de comunicación que esperaban su llegada; al tiempo que ha sido increpado por unas cinco personas al grito de "asesino" y "criminal". Montoya se enfrenta a una petición por parte de la Fiscalía de prisión permanente revisable por un delito de asesinato y 32 años de cárcel -20 por un delito de detención ilegal y 12 por el de agresión sexual-. La acusación particular, que ejerce la familia de la víctima, y la acusación popular en nombre de la Junta de Andalucía han pedido también la prisión permanente revisable para el acusado.

Y cómo ha sido Bernardo Montoya en este período en la cárcel. "Antes era un preso conflictivo, chulesco, que trataba de imponerse. Incluso había llegado a tener una agresión hacia un funcionario". Pero todo ha cambiado durante los tres últimos años. El acusado ha estado en aislamiento todo el tiempo, sin problemas con presos ni funcionarios, "allí ha mantenido un perfil bajo, ordenado, obediente, con una actitud siempre cordial", señala El Programa de Ana Rosa. Recibe visitas de su hermana y de una amante, que le visita periódicamente y sigue siendo un personaje frío que no muestra arrepentimiento.