¿Subir los impuestos mejoraría la calidad del aire que respiramos?

Informativos Telecinco 11/05/2018 17:35

La Organización mundial de la salud (OMS) advierte: la mala calidad del aire mata a siete millones de personas al año. Enfermedades como el asma, las alergias o incluso el cáncer de pulmón o los paros cardíacos se puede deber a la mala calidad de aire que respiramos.

En nuestro país los datos se presentan igual de aterradores: cada año se producen más de 20,000 muertes tempranas por esta causa, lo que supone 20 veces más muertes que las producidas por accidentes de tráfico (1200 muertos en 2017).

La ONG Ecologistas en Acción ha realizado un informe en el que señalan que la subida de impuestos sobre algunas de las actividades más contaminantes, como la utilización de vehículos diésel, así como la retirada de las tasas que pesan sobre aquellas más respetuosas con el medio ambiente, puede ser una solución viable a este problema global.

En los últimos 10 años, los coches diésel han sufrido un incremento de ventas en nuestro continente, en gran medida por las subvenciones de las que gozan y por el bajo precio que presenta este combustible frente a otros carburantes. El diésel goza de un 23% menos de impuestos sobre los hidrocarburos que la gasolina o del gasóleo general.

Nuria Blázquez, responsable de la campaña de la ONG, ‘Mejor Sin Diésel’, denuncia el trato favorable en lo que a impuestos se refiere, que se le ha dado a este combustible, lo cual ha contribuido en gran medida a que el 60 % de los 23 millones de vehículos de pasajeros de España sean diésel. “Esto supone un grave problema para la contaminación del aire y la salud porque un vehículo diésel puede ser hasta 10 veces más contaminante que un gasolina” argumenta Blázquez.

Carlos Calvo, de la federación europea Transport & Environment, apoya este trato favorable explicando que a principios de los 2000 en España los impuestos a los carburantes representaban el 8% del total de impuestos recaudados, hoy solo suponen el 5 %. Según calvo no hay razón ni ambiental ni económica que justifique la baja tasa de impuestos que recae sobre estas actividades tan perjudiciales.

Del mismo modo, Calvo alerta del 'boom' del gas como nuevo combustible 'eco', ya que asegura que puede tener consecuencias tan pésimas para la salud y el planeta como el diésel. “Cuidado con el gas que puede pasarnos lo mismo que con el diésel. No es ecológico, es un combustible tan fósil como el diésel”, sostiene.

SUBIDA DE IMPUESTOS COMO SOLUCIÓN

Para la ONG, las soluciones para esta alarma de salud pública y ecológica pasan por castigar el uso de estos combustibles y premiar las actividades más favorables para nuestro planeta y los seres vivos que vivimos en él. "Los impuestos tienen un gran potencial a la hora de desincentivar la compra de los vehículos más contaminantes", sostiene el informe.

La equiparación de la imposición de gasolina sin plomo y gasóil de forma gradual, de forma que se alcance la misma imposición en un periodo de cuatro años y revisar el IEDMT (impuesto de matriculación) y el IVTM (impuesto de circulación), son las principales propuestas que se barajan.

Así las cosas, la organización propone que con la recaudación extra de este nuevo plan se pueda seguir trabajando en esta materia desde otros ámbitos como fomentar y potenciar un transporte más sostenible.

UN VENENO LLAMADO DIÉSEL

La necesidad de esta "reforma fiscal ecológica" se fundamenta por las "nefastas consecuencias de la polución del diésel en la salud", que según explica Elena Boldo, científica del Centro Nacional de Epidemiología del Instituto de Salud Carlos III. “Reducir el diésel es una cuestión de defender derecho a la salud. Todo el mundo deberíamos implicarnos en este trabajo, por amor al aire”, afirma Boldo, sosteniendo que las emisiones de este combustible en forma de pequeñísimas partículas, penetran y se dispersan en nuestro organismo, causando en algunos casos cáncer de pulmón o problemas respiratorios.

Además, el diésel es tóxico para sistema nervioso, endocrino, reproductivo e inmunológico y tiene efectos cardiovasculares (infarto, cerebrovasculares), según aclara la científica.

Del mismo modo, el informe sostiene que "el tráfico rodado es responsable de hasta el 80 % de los óxidos de nitrógeno en las principales ciudades y áreas metropolitanas españolas, y los vehículos diésel son responsables del 80 % de esas emisiones, debido a la forma de combustión de estos motores".