Condenada a nueve meses de cárcel por asfixiar a su perra y tirarla en un contenedor

  • La ahora condenada ató una gasa alrededor del cuello de la perra y la asfixió

  • Tras matar a su mascota, Coco, de un año, lo metió en una bolsa y lo tiró a la basura

  • El suceso tuvo lugar en octubre de 2015 en Lora del Río, Sevilla

Una mujer de 53 años ha sido condenada por un juzgado de Sevilla a nueve meses de cárcel por asfixiar a su perra atándola con una gasa alrededor del cuello y después arrojarla a un contenedor dentro de una bolsa de basura.

Concretamente, ha sido condenada por un delito de maltrato animal con resultado de muerte por unos hechos que se remontan a octubre de 2015 en Lora del Río, Sevilla.

Según recoge la sentencia del juzgado de lo penal 14 de Sevilla, el can, una perra de agua a la que llamaban ‘Coco’ y que tenía solo un año, se había convertido para ella en “una incómoda presencia”.

Hasta la fecha, recoge la sentencia, la mujer habría cuidado “solícitamente” del animal, pero pocos días antes la abandonó en la calle porque, según dijo a una de sus amigas, a su nueva pareja no le gustaba.

Ató una gasa alrededor del cuello del animal y lo asfixió

Así, fue el 13 de octubre de 2015 cuando la ahora condenada ató una gasa alrededor del cuello de la perra y la asfixió, un hecho que la sentencia recoge subrayando la "crueldad" de la mujer con su mascota y la "muerte innecesariamente lenta" que le produjo antes de deshacerse de su cuerpo “inhumanamente”.

Concretamente, tras matar al can lo introdujo en una bolsa de basura y dio un rodeo hasta el contenedor con el objetivo de no ser vista por una de sus amigas, que trabajaba en un comercio cercano.

Sin embargo, no se salió con la suya, porque esta última, junto a otra amiga, –ambas habiéndole recriminado ya el abandono del animal–, la siguieron y vieron cómo arrojaba una bolsa negra al contenedor. Allí, comprobaron que estaba el cuerpo aún "caliente" de la perra, que tenía su chip identificativo.

En el juicio, no obstante, la condenada negó la mayor. Negó que hubiera causado la muerte al animal y esgrimió que la había regalado a un vecino por un virus canino que padecía, pero del que no hay constancia, como afirma la jueza que ha dictado la sentencia, que no concede crédito a este argumento y le condena a cuatro años de prohibición de tenencia animal.