La ausencia de pruebas deja en la incertidumbre a miles de enfermos con síntomas leves

  • Manuel se ha hecho la prueba en un laboratorio privado pagando 140 euros porque necesita saber si puede atender a sus padres y hermana.

  • Elena está aislada en su casa a la espera de que le hagan pruebas sin saber si realmente tiene la enfermedad

  • Sanidad reconoce que no puede hacer pruebas diagnósticas y promete hacerlas próximamente para cumplir con lo que pide la OMS

Manuel tiene 56 años y sospecha que ha contraído el coronavirus COVID 19. Lo sospecha porque ha tenido algo de fiebre, dolor muscular, un poco de tos y, sobre todo, porque se cruzó con un piloto peruano que había estado de vacaciones por Europa y dio positivo por la enfermedad.

Cuando notó la fiebre, Manuel llamó al teléfono de la Comunidad de Madrid. Tomaron nota, le dijeron que se aislase, tomase paracetamol y siguiera tomándose la temperatura cada día. Así lo hizo durante una semana. La fiebre y la tos remitieron al segundo día y pasó a encontrarse bien. Sin embargo, no puede salir de su aislamiento por ser sospechoso de portar el virus.

Pero Manuel necesita tener confirmación de su enfermedad. Su hermana está muy enferma por culpa de un cáncer y sus padres son mayores y necesitan cuidados en su domicilio. Nadie le resuelve su duda, así que ha optado por ir a un laboratorio de Madrid y hacerse la prueba previo pago de 140 euros. En 3 o 4 días le darán los resultados. Resultados que, lamentablemente, llegan ya demasiado tarde para su hermana. Acaba de fallecer y no pudo estar con ella en su despedida.

Las incineraciones en Madrid están saturadas y les dicen que no pueden hacerse hasta dentro de dos días. Optan por ir a Illescas, en Toledo. Solo podrán ir cuatro familiares y entre ellos no puede estar Manuel.

Sus padres tenían atención de personal de la Comunidad de Madrid que acudían a su domicilio. Estos días han tenido fiebre y esas visitas se han suspendido. Los médicos les dicen que no es coronavirus, que más parece relacionado con un cuadro gastrointestinal, pero los protocolos de la comunidad indican que no se visite a pacientes que tengan fiebre. Sin test, todo es incertidumbre.

Elena tiene 42 años. El pasado lunes empezó a sentirse mal. Un poco de fiebre, dolor muscular y tos seca. Llamó al teléfono de la Comunidad de Madrid. Le dijeron que permaneciera en su casa, pero que no tenía que estar aislada. Le pidieron que siguiera tomándose la temperatura y que nadie de su familia saliera de casa. Así lo ha hecho desde entonces. La fiebre y el malestar han desaparecido, pero la tos no. Ha vuelto a llamar al teléfono de la Comunidad de Madrid y le han dicho que toman nota y se pondrán en contacto con ella.

Elena y Manuel son dos ejemplos de lo que le sucede a miles de personas en esta crisis. Son posibles casos leves que viven con la incertidumbre de si realmente tienen la enfermedad. Las pruebas diagnosticas del coronavirus en España, y en Madrid más, son insuficientes. Lo reconoce el propio ministerio de Sanidad, que anuncia una próxima avalancha de pruebas diagnósticas que se centrarán primero en personal sanitario y de riesgo. El ministerio intenta de esta manera hacer caso a la recomendación de la OMS que ha pedido que se hagan todos los test que sean posibles para frenar el avance del virus y conocer mejor su evolución y alcance real.

Actualmente en España hay una clara asimetría entre el número de muertos y el de infectados. Eso indicaría que la tasa de mortalidad en España es mucho mayor que en otros países, cuando la realidad apunta a que los infectados son muchos más de los que se declaran por la incapacidad para realizar los test. Eso hace temer a los especialistas que sigamos el camino de Italia que acaba de superar a China en número de muertos.

España declara tener algo más de 17.000 infectados y 767 muertos, mientras que Alemania, que sí está realizando pruebas de manera masiva, declara tener 13.600 infectados y 33 muertos. El número de muertos en España indicaría un numero mayor de infectados que aún permanecen en la sombra y con síntomas leves como Manuel y Elena a los que de momento no se les puede hacer mucho caso.