"Se han apagado las luces y el tren ha comenzado a moverse bruscamente", ha contado un viajero a RAC 1. “Hemos empezado a notar que el tren circulaba de una forma muy extraña. El tren ha comenzado a moverse muy fuerte y pensaba que daría la vuelta”, ha explicado.
El joven que iba en el último vagón ha contado cómo han sido los pasajeros quienes han abierto las puertas de los vagones y han empezado a salir. Ha pasado “bastante rato” hasta que han llegado los servicios de emergencia. Este joven ha asegurado a la radio catalana que se han enterado en redes sociales del motivo del accidente.
Todo apunta a que el tren ha descarrilado por desprendimientos originados por las intensas lluvias. El tren accidentado es un cercanías R4 entre Terrassa y Manresa. A bordo iban 131 personas. Una ha muerto y 49 han resultado heridas, la mayoría leves.
Protección Civil ha llevado a los viajeros a un polideportivo en Vacarisses, donde están recibiendo atención psicológica. Hay dos teléfonos de atención gratuitos: 900.41.00.41 y 900 400 012.
Un maquinista había grabado justamente ese tramo para denunciar que era especialmente peligrosa porque es una zona en la que llueve mucho y porque en ella el riesgo de desprendimiento es alto. Quería avisar del riesgo ante las inclemencias del temporal, pero desgraciadamente no ha evitado un accidente que prevía que podía pasar.
No obstante, Adif ha asegurado que revisaron 24 horas antes la zona del accidente. "Ayer mismo la gente de Adif hizo un repaso visual de toda la vía", ha dicho textualmente ante los medios Isaías Táboas, presidente de RENFE.
Pero el cercanías en Cataluña es una vieja guerra entre administraciones. La Generalitat lleva años pidiendo a Fomento más inversión. Y el mismo mensaje llega desde los sindicatos: “Se está gastando en la alta velocidad y hay un abandono casi sistemático en las líneas convencionales”, afirma Fernando Asensio, del sindicato maquinista RENFE. “No solo hay que invertir. Hay que hacerle un mantenimiento anualmente”, subraya otro compañero.
Por su parte, la presidenta de Adif, Isabel Pardo de Vera, ha explicado igualmente que Adif revisó el tramo del desprendimiento este lunes y el viernes, pero que "no se apreció un indicativo de un precursor de este derrumbe", y que la causa parece ser la climatología.
En este sentido, ha precisado que se ha abierto una investigación para determinar las causas del accidente y los "precursores si los hubiese", detallando que el terreno derrumbado es "un muro de mampostería de mucha altura en esta trinchera singular" de edad importante, y que estos puntos tienen un plan de vigilancia y contingencia, cuyo cumplimiento evaluarán.
Así mismo, ha detallado que en 2017 hubo una labor de contención en este punto y que analizarán si esa actuación y sus informes eran correctos; y ha añadido que el tramo de vía no tenía ningún aviso ni indicador ni alerta de peligrosidad.
No ha concretado cuándo se restablecerá el servicio en la línea afectada, la R4 de Rodalies, pero ha señalado que los trabajos ya se han iniciado.
Retirarán los desprendimientos, desmontarán la catenaria, retirarán el tren, analizarán los daños en la vía y determinarán las medidas para contener el talud para restablecer el servicio.
Lamentablemente este accidente nos ha traído a la retina otros accidentes ferroviarios. El más grave de ellos el del Alvia de Santiago, en el verano de 2013 cuando murieron 80 personas.
Si buscamos en archivos encontramos tres accidentes iguales en 13 años en el mismo tramo. 2005 y 2009 descarrilamientos por caídas de rocas en las vías. No hubo heridos, pero en 2011 la misma causa dejó 11 heridos leves.