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Iván tiene ocho años y un padre músico, un padre al que suele ver en su estudio, porque es un padre separado, pero un padre al que ve todos los días. Abraham Sevilla, que así se llama su padre, está estos días componiéndole una canción al coronavirus, así que padre e hijo pasarán buena parte del día en esa tarea. Abraham no sabe que le regalará su hijo.
"El dice que de mayor quiere ser escritor y normalmente viene con un folio con una poesía escrita", explica Abraham. "Son poesías de te quiero mucho papi, y se pone a inventar historias, yo creo que lo que lo que me va a regalar hoy va a ser eso, una carta de él"
Abraham tiene siete discos a sus espaldas, es un músico conocido, hace unas 150 bolos, como dice él, al año. "Desde que empezó todo esto cero. Y tengo que pagar la hipoteca,y la manutención de Iván, imagínate".
Pero eso no forma parte del plan de este día del padre. El plan es ensayar, pasar este tiempo extra que les ha regalado el confinamiento, juntos. "El está encantado, diciendo que guay, esto que dure todo el año. Yo lo vivo de otra manera, le abrazo, y ese abrazo es más importante cada día que pasa".
Hay padres, sin embargo, que hoy trabajan fuera de casa. A Miguel Molina, alcalde de Barbate, la mañana le sorprende en el ayuntamiento, siguiendo desde cerca la pandemia. Eso sí, hoy le acompaña la bola del mundo que le han regalado sus dos hijas.
"Siempre he querido tener una, la tuve de chico una vez, pero se rompió", dice Miguel Molina. "Ellas lo sabían, y durante tiempo han estado buscando la que me gustaba, y me han dado la sorpresa"
Miguel volverá a casa en la tarde. Será el momento de la celebración. Doble en su caso, porque su hija mayor cumple los años este 19 de marzo. Antes, muchas precauciones.
"Me desinfecto prácticamente todo en el cuarto de baño que tenemos a la entrada, y ahí lo deposito todo, y ya me quedo en familia", cuenta por teléfono el alcalde de Barbate. "Estoy viviendo estos días como nunca he podido vivirlos, porque nunca he tenido el tiempo que tengo ahora para dedicarles, y estamos disfrutando muchísimo".
A muchos kilómetros de Barbate, otro padre disfruta de su hijo de dos años. Trabaja en Vigilancia Aduanera, su día a día es perseguir narcos en el Estrecho. Como es lógico, no daremos su nombre.
"Estos días son muy diferentes, tu imagínate estar metido en un barco, tener las historias que tenemos allí y cambiar el chip y estar con tu hijo", cuenta con alegría en su voz. "Tiene dos años, y hoy, no queda otra, pasaremos el día en casa", dice. "Beberé una copa de vino con mi mujer sin movernos de aquí. La cuarentena la llevamos a rajatabla".
Su hijo hoy no le regalará nada. No hay guardería, así que no ha podido hacer esos curiosos regalos que reciben sus padres de sus hijos pequeños en este día. A cambio, le ha despertado pronto.
"Me ha despertado a las siete de la mañana, me lo he traído a nuestra cama y le hemos preparado el desayuno. Es pequeño, pero sabe que son días distintos. Dedicaré un rato a entrenar mis ejercicios, y luego a jugar con él todo el día".