Noelia, Isabel, Beatriz, Aroa, María o Vesna: los rostros de la pobreza en España que afecta sobre todo a madres solteras, niños y mayores

  • "Una bici o la play, son lujos, solo busco ofertas para comer"

  • "Hemos vivido muy bien, pero todo se torció con la crisis"

  • "Pagaba más por la escuela infantil que de hipoteca"

Noelia, madre divorciada con dos hijos, vive el presente al día, ajustando su presupuesto al máximo, con problemas para llegar a fin de mes. Un quiero y no puedo que frustra también a Beatriz, madre de cuatro hijos, sobreviviendo a situaciones dramáticas como no tener comida en el frigorífico o no poder apuntar a su pequeño al fútbol. Un dolor que va agrietando más de 850 mil hogares, sobre todo, monoparentales y que lleva a muchos a la depresión.

La organización Save the Children alerta también de las familias con abuelos, que no pueden calentarse en invierno; o de las de inmigrantes que no logran afrontar las facturas. Más de 2 millones de niños y niñas pobres y excluidas. Entre las medidas de urgencia se pide llegar a los 100 euros de prestación mensual por hijo a cargo. Para evitar que 8 de cada 10 de estos niños pobres se conviertan en un futuro en adultos pobres.

El informe ‘Familias en Riesgo’, elaborado por Save the Children, analiza cómo son las familias pobres en España. Porque nadie está libre de sufrir esta lacra y menos después de la crisis de 2008, de la que siguen sus secuelas y cicatrices.

Y Sí, la pobreza tiene rostro de mujer, no solo porque la golpea más sino porque son las heroínas que sacan a su familia adelante. Hay muchas Isabel, Aroa, María o Vesna como la que se habla en este reportaje, basado en el informe de Save the Children.

Las madres solteras, o los que apuestan por tener más hijos, en un país con una demografía en la UVI, son los que sufren como pocos la pobreza que deja a familias, más de las que pensamos, desamparadas.

“Una bici, una play, son lujos, me paso el día buscando ofertas”: el día a día de Aroa, madre soltera

Aroa tiene 32 años, es madre de un niño de 12 años y una niña de ocho. Está separada desde hace dos años, después de un matrimonio de doce años marcado por la violencia. Actualmente está en paro, aunque hasta hace poco trabajaba cuidando a personas dependientes, con un salario de 800 euros mensuales.

Cuando el contrato acabó, decidió dedicar el tiempo en el que recibiría la prestación por desempleo en completar sus estudios y sacar el certificado de profesionalidad de atención socio sanitario a personas dependientes. Ahora espera poder encontrar un trabajo en el sector. "Yo rebusco todas las ofertas. Te das cuenta de que la leche es más barata en un súper, 20 céntimos, a lo mejor, pero esos 20 céntimos, más 20 céntimos, más 20 céntimos, en seis litros te hacen el euro del jamón de york", explica Aroa.

Los hijos de estas madres se ven afectados por su economía. "Con mi hijo mayor sí que me pasa, porque tiene las comparativas con los amigos, que se van con la bici, y él va corriendo detrás... Te da pena, decir: mira, no le puedo comprar una bici. Esa pelea que tiene con sus ilusiones y su realidad sí que me preocupa. Pero creo que es una oportunidad, por ejemplo, no poderle dar una PS4, que me parece una barbaridad que una 'maquinita' valga 400 y 500 euros, cuando no tenemos nevera. A tus hijos nunca llegas a darles lo que quieren, y más un adolescente, que piden de todo", señala.

"A muchas cosas no llego. Ni para salir un fin de semana con mis hijos, yo no he podido ir a la piscina en todo el verano. Ellos han ido a la piscina porque han ido con el campamento de Save the Children. Pero yo creo que al final también es un aprendizaje para ellos", añade Aroa.

"Mi hija pequeña tiene una discapacidad, una serie de complicaciones que hay que conocerlas. No la puedo dejar con otra persona para llevarla al médico, por ejemplo, porque hay que conocer todo el historial. Para eso sí que tengo más agobio. Me están saliendo ofertas de tarde, hasta las diez de la noche, en residencias. Con eso he sufrido un montón, porque necesito turno de mañana", añade la madre, que como muchas otras no se pueden tomar ni una semana de vacaciones al año (78,4%) y tienen retrasos en el pago de las facturas de la electricidad, el agua o el gas (33,4).

“Hemos vivido muy bien, pero después de la crisis se torció todo”: María dijo adiós a la clase media

María, de 55 años, ha estado toda su vida dedicada al cuidado del hogar y de sus hijos. Vive en un pueblo de 2.000 habitantes con su marido, su hijo mayor de 28 años, su nuera, ahora embarazada, sus dos nietos de 5 y 6 años, y su hija menor de 26. Su marido y su hijo trabajan por temporadas en la construcción. Tienen una fuente inestable de ingresos que no alcanza para cubrir las necesidades de todos.

"Mi marido y yo estamos juntos desde hace 34 años. Hemos vivido muy bien, pero claro, después de la crisis se torció todo. Fue un cambio lento, poquito a poquito. Los últimos años han sido muy malos. Mi marido y mi hijo trabajan por temporadas en la construcción y mi hija está en paro. Terminó el colegio y, como no te dan una oportunidad de trabajar porque tienes que tener experiencia, pues nada, aquí está en casa. Viviendo en un pueblo no es fácil trabajar", cuenta María.

"Para mí un día normal es levantarme, preparar a los niños para el cole, hacer las tareas de la casa, preparar la comida y poco más. Tampoco puedes hacer muchas cosas más. Sin ingresos fijos en casa es muy difícil vivir. Tengo a mi hermana que nos ayuda cuando necesitamos algo. La verdad es que siempre está ahí", explica María sobre sus circunstancias.

"Lo que más me cuesta es hacer la compra. Hay cosas que directamente no puedo comprar. Siempre vas buscando lo más barato. Los niños no saben, no se dan cuenta. A ellos les dices que esto hay para comer y eso es lo que se comen. Lo que más me preocupa es que a mis nietos les pueda faltar algo. A mí me gustaría que tuvieran un futuro bonito. Pero no sabemos qué va a pasar. Yo pienso que vendrán tiempos mejores", concluye. Estas familias viven mayoritariamente en ciudades pequeñas y en una gran proporción, en viviendas de alquiler. Su renta media es de casi 700 euros mensuales. La edad media del responsable del hogar es de 58,4 años. En estas familias conviven uno o dos abuelos. Un tercio de este grupo son personas inactivas.

¿Cómo llegan a fin de mes seis personas con 1400 euros? Isabel lo logra todos los meses

Es la historia de Isabel, sí trabaja en la ciudad, pero llegar a fin de mes es un infierno. Es el ejemplo de hogares con casi cinco miembros de media –uno más que la media de los hogares en España. "Entre ambos ingresamos 1.400 euros al mes y pagamos 600 euros de alquiler. Lo que más nos cuesta es la comida", explica.

Isabel trabaja en limpieza de portales y viviendas desde las siete y media de la mañana hasta las seis de la tarde. Mujeres como ella se ven cada día en las grandes urbes. Ella y su marido fueron padres muy jóvenes, ninguno de los dos tiene estudios superiores, lo que les supone un freno para lograr un trabajo mejor remunerado. Su marido trabaja como conserje por las noches.

Están a cargo de dos hijos de 12 y 17 años, y son familia de acogida de los dos hermanos pequeños de Isabel, de 16 y 24 años. Viven en una ciudad de 180 mil habitantes. "Lo que más nos cuesta es la comida. Se nota mucho que se van haciendo más mayores, demandan más comida, como es normal. Ahora nos tenemos que ir de este piso", cuenta.

"La abuela de mi marido nos avala para que nos compremos otro piso, pero estamos, ahora mismo, hasta arriba y más, no podemos más. Cuando la crisis acabó con uno de sus sueldos oyeron en casa esta terrible frase: "'Oye, que aquí están dando leche', ibas a ver y, si tenías suerte, te daban". Luego su marido volvió a encontrar trabajo pero la inestabilidad y el miedo a no poder sacar a sus hijos adelante es constante.

Vesna, o los extranjeros que cuidan a nuestros mayores por 600 euros

Este perfil lo forman familias extranjeras. Casi el 52% son de origen no europeo y casi el 47% son de origen europeo. Son hogares con más de cuatro miembros de media. Viven en zonas urbanas y casi un 60% vive de alquiler. La mayor parte tiene un nivel de estudios medios altos, como la ESO y bachillerato. Perciben salarios bajos trabajando a jornada completa (casi el 98%).

Vesna es venezolana de origen croata. Llegó a España escapando de la difícil situación de su país. Como tiene doble nacionalidad, una de ellas de un país europeo, no tuvo problemas para regularizar su residencia en España. Vesna llegó con sus dos hijas, de 2 y 6 años, y 900 euros en el bolsillo.

En Venezuela, era funcionaria de un ministerio, un puesto de alta cualificación, acorde con sus estudios universitarios y de posgrado. En España, trabaja cuidando a una persona mayor por 600 euros al mes. Con ese dinero, no se puede permitir el alquiler de un piso, alquila una habitación en una de las pequeñas ciudades al sur de Madrid.

"De mi renta, 350 son para el alquiler y 92 del bono transporte, para la niña grande y para mí; más la ayuda de alimentos, y de verdad que trato de comprar solo lo necesario. Una ONG nos ayuda con algo de comida", cuenta Vesna. Y hay muchas Vesnas.

Ester: "Pagaba más de escuela infantil que de hipoteca, ¿Cómo voy a tener más hijos?"

El gran problema del impacto de la crisis en la clase media son los hijos. Porque ellos son la clave para que la demografía crezca. De hecho, en este perfil se concentra la mayor cantidad de hogares con hijos e hijas a cargo en España: tres cuartas partes, casi cuatro millones de familias.

Ester es el ejemplo de esas madres que han tenido un hijo y no ven capacidad para tener uno más. "Yo pagaba más de escuela infantil el primer año que de hipoteca y era una escuela pública. ¿Cómo se va a tener dos hijos así?", señala.

Lucía, no sufre la crisis, pero ayuda a sus familiares

Es el perfil de familias grandes, con más de cuatro miembros, mayoritariamente compuestas por dos adultos y dos niños (63,8 %) o tres niños y niñas (18,4 %). Prácticamente todas tienen estudios superiores y trabajan a jornada completa, lo que se refleja en unas rentas medianas más de 7.500 euros más altas que el resto de hogares con hijos e hijas a cargo. Este perfil concentra a 300 mil hogares, el 6 % de los hogares con hijos e hijas en España.

Lucía y su marido llevan media vida juntos. Tienen dos hijos, un niño de cuatro años y una niña de dos años y medio. Ambos tienen estudios superiores. "Gracias a Dios, hemos pasado la crisis sin sufrirla. La hemos sufrido en familiares que se han quedado sin trabajo y que son como nosotros, un matrimonio con estudios y dos niños, y se han quedado en la calle. Han tenido que remover y hacer de todo". Son estos perfiles los que tienen más capacidad para ayudar a otros miembros familiares que han sido golpeados. La pobreza no tiene freno y se necesitan políticas efectivas para poder erradicarla en la mayor medida posible.