La madre acusada de matar a su feto: "¿Cómo voy a hacer yo daño a mi sangre?"

INFORMATIVOS TELECINCO/AGENCIAS 13/06/2011 06:22

El Ministerio Fiscal considera que la mujer cometió un delito de asesinato al, tras dar a luz en su casa, abandonar el feto, ya con forma humana, en un contenedor, sin que pudiera recibir asistencia médica.

El resultado fue que, aunque nació vivo y respirando, falleció poco después. "El feto nació vivo y respiró fuera del claustro materno", ha aseverado la Fiscal, quien incide en que, al nacer, es la acusada "quien le priva de la vida", al no permitir que "un ser totalmente indefenso" no recibiera la ayuda que necesitaba, con lo que "se aseguró de que esa persona no viviera".

La mujer, sin embargo, explicó que sufrió un aborto cuando se disponía a orinar sobre un cubo instalado en su habitación, tras lo cual, se desmayó y, al despertar, pensó que el feto había nacido muerto, pues no notó que respirara.

Y ha recordado que su primer hijo, que tuvo cuando ella tenía 14 años de edad, también nació en circunstancias difíciles, quedando -según afirmó- en estado de coma.

Para la defensa, las probabilidades de supervivencia del feto eran "limitadas", "incluso" aunque hubiera sido ingresado en un hospital, por lo que se considera que la muerte no la provocó la acción de la madre y, en consecuencia, esta no cometió un asesinato.

El caso, los pormenores

Según relata el Ministerio Público en su escrito de calificaciones, en junio de 2009, la acusada, de 29 años de edad, nacionalidad dominicana y residencia legal en España, acudió a Urgencias de la Residencia Cantabria por los dolores del embarazo, que llegaba a las 27-28 semanas.

En concreto, sufría dolor abdominal y hemorragia vaginal, y los médicos le informaron de que había una rotura prematura de membranas de la bolsa fetal que requería un ingreso inmediato para evitar riesgos infecciosos.

Pero la acusada se negó, cogió el alta voluntaria y volvió a su domicilio en Santander donde, al día siguiente, expulsó el feto, cortando el cordón umbilical con unas tijeras caseras.

A continuación, introdujo el feto, de sexo femenino y que había nacido vivo llegando a respirar, en un recipiente de plástico transparente y lo arrojó a un contenedor basura.

Después, fue a casa de su hermana, y luego fue trasladada al hospital, donde se le extrajo la placenta.

El feto falleció por la falta de madurez, unido a la carencia de asistencia médica para atender a los bebés prematuros.

Por estos hechos, se le pide una pena de 18 años de prisión por un delito de asesinato.