El 70% de las mujeres, según el último gran estudio nacional sobre violencia de género no lo hace. Puede ser que la primera vez que la pareja las maltrata acabe en tragedia total, también repercuten las causas económicas, los hijos, la vergüenza, el miedo, la sensación de culpa y el amor por su maltratador.
De hecho, el informe 'Percepción de la Violencia de Género en la Adolescencia y la Juventud' destaca que un 80% de la adolescencia y la juventud consultada opina que una de las principales causas para no denunciar es el miedo. Se reduce a la mitad el porcentaje de jóvenes que argumenta que no se denuncia por los hijos y las hijas (40%). A distancia se sitúa la tercera causa más citada, “por vergüenza, por ocultar la agresión al entorno cercano”, con un 25% de la representación total de jóvenes. La dependencia económica (15%) y la falta de confianza en la ley (12%) se consideran causas menos frecuentes y todavía menos frecuente es la opinión de que las mujeres no denuncian porque no le conceden demasiada gravedad a la agresión (7%).
El peso que la vergüenza tiene sobre la población a la hora de valorar por qué las mujeres no denuncian a sus agresores tiende a aumentar con la edad, de forma que si uno de cada cuatro jóvenes menciona esta razón (25%), la vergüenza surge como una de las principales respuestas en un 31% de las personas entre 45 y 59 años, y un 30% de las que tienen 60 y más.
Eso y no tener conciencia en muchos casos de vivir un infierno, de ver el golpe como algo normal. Los tabúes, con una sociedad volcada con un tema que ya sube entre las preocupaciones del CIS (aunque a una distancia sideral de problemas como el paro, los políticos y la economía, lo que indica que aún queda) aunque no esté entre los principales denota que hay mucho camino por recorrer. En seguridad, protección y en mentalidad.
Una joven ecuatoriana de 17 años asesinada por su pareja, un dominicano de 19 ha sido la última violencia de género que no sabe de edades, desde ancianas hasta menores, españolas y extranjeras, la lacra no pide DNI. En el último caso, el de la menor ecuatoriana, su pareja la mató brutalmente, la degolló y después se tiró desde un quinto piso. Murió de camino al hospital. Ella vivía con su madre, que se había ido unos días. Los compañeros de su instituto se han concentrado frente al Ayuntamiento de Reus en repulsa por el asesinato. Kelly es la sexta víctima de violencia machista en lo que llevamos de 2019. En ninguno de los seis asesinatos ha habido denuncias previas. Si nos remontamos a 2018 la cifra estremece: de las 47 mujeres que fueron asesinadas a manos de sus parejas o exparejas solo 14 se atrevieron a denunciar.
Cada nombre y cada noticia es un dolor. El 3 de enero, Tomás Maestre apuñaló a su novia, Rebeca Alexandra Cadete, en Laredo (Cantabria). El 12 de enero, Federico Sáenz de Tejada acuchilló a su ex, Leonor Muñoz, delante de su hijo de 16 años en Fuengirola (Málaga). Este intentó evitarlo por todos los medios pararle, pero no pudo lograrlo.
Ninguna edad escapa de la violencia. Lo demuestra el suceso ocurrido el 15 de enero, una mujer de 95 años murió en el hospital por los golpes de su marido de 94. La paliza se ha había dado días antes en la residencia de ancianos de Toreno (León).
El 17 de enero, la opinión pública también estalló porque vio reflejada la reincidencia en el rostro de José Javier Salvador, que quitó la vida a puñaladas en Zaragoza a su amante, Rebeca Santamalia, la abogada que le había defendido 16 años antes por matar a su esposa, Susana Maurel. La mujer que siempre confió en él y en su vuelta a la normalidad sufría el peor final.
El 26 de enero, Emilio V mató con un hacha a su mujer, Rosa R., en Dos Hermanas (Sevilla).