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Sin tiempo para coger aire tras la tercera ola, está comenzando la cuarta. Se nota en la incidencia acumulada de casos de covid, que lleva ya una semana en ascenso continuo. Y también en los pacientes con covid ingresados en los hospitales, que no consiguen bajar sustancialmente sino que permanecen en un descenso leve, más bien una meseta. Con una ocupación de las camas de UCI (hay 7.679 pacientes ingresados en toda España y 1.830 en una UCI), según los cálculos oficiales, de casi el 20%, una cuarta ola podría volver a ponerlas al límite. La cuarta ola crece más rápido que la tercera, y muchísimo más que la segunda.
Detrás de estos datos hay varias causas: la relajación de unas restricciones en casi toda España muy estrictas y la mayor contagiosidad de la variante británica del coronavirus. La B117 ya es la dominante en España, y representa en algunas comunidades la mayor parte de los casos. Una de ellas es Navarra, que a finales de febrero era de las que mayor reducción de la incidencia había conseguido con menores limitaciones a la movilidad, pero que en marzo es de las que ha visto disparados sus contagios. Lo explica en un hilo de Twitter el ingeniero aeronáutico y analista David Cadrecha:
Explica Cadrecha que "los casos suben a un ritmo al que se duplican cada 8 días, mucho más rápido que el de las dos anteriores olas". ¿Qué está ocurriendo? Las nuevas variantes del coronavirus, sobre todo la británica, parecen explicar en parte la multiplicación exponencial de casos.
Si se toma como ejemplo Reino Unido, la culpa de la variante B117 es evidente: en ese país, el nivel máximo de restricciones ha frenado al SARS-CoV-2 clásico, pero no los casos de la variante B117. Según un estudio en el país, la mayoría de los distritos ingleses que impusieron un confinamiento nivel 4 contuvieron los casos de SARS-CoV-2, pero la variante B-117 aumentaba diez veces cada tres semanas aproximadamente.
“Incluso con el confinamiento total, esta variante se está mostrando incontenible, por lo que estamos viendo en otros países. Sabemos cómo hacer para doblegar la curva con la cepa actual. El problema es que el crecimiento de casos con esta variante va a ser tan rápido que apenas vamos a tener capacidad de respuesta”, advierte Álex Arenas, físico e investigador de la Universitat Rovira i Virgili. De ahí la importancia de ser rápidos en su detección, explica.
Ildefonso Hernández, portavoz de la Sociedad Española de Salud Pública y Administración Sanitaria, considera que las medidas actuales son claramente insuficientes para frenar el avance de la cepa británica. "Hasta ahora, con la guardia un poco baja el coronavirus tradicional a veces no se transmitía. Pero ahora sí, la posibilidad de contagio se ha incrementado muchísimo", opina. Y pone como ejemplo Alemania: "Lo que está pasando en Europa, que a pesar de tener un porcentaje ya inmunizado está en ascenso en contagios, hace pensar que hay que establecer restricciones muy altas. No sabemos cómo hace la B117 para contagiar más, pero lo hace", explica.
Hernández recomienda, a título individual "no quitarse nunca la mascarilla, respetar de verdad la distancia interpersonal", y apuesta por "el cierre de todos los interiores".
Rafael Ortí, presidente de la Sociedad Española de Medicina Preventiva, Salud Pública e Higiene, considera que las medidas no farmacológicas son útiles con todas las variantes. "El riesgo está en interiores y en la movilidad, y por lo tanto hay que restringirlos lo más posible", opina.
Pero las medidas deben ser las mismas que se tomaban antes, aunque hay que aplicarlas bien, "porque si no las sigues en vez de transmitirse a por ejemplo dos personas, sino a cuatro o cinco. Si llega al cuerpo, contagia con más facilidad, eso es lo que hace esta variante".
Esto puede hacer que la curva epidemiológica de una futura cuarta ola sea más vertical, porque el índice de transmisión es más alto. Por ejemplo, en Madrid y Cataluña, que tienen una incidencia de 250 casos por cada 100.000 habitantes, cualquier mínimo cambio hace que se disparen los contagios. Por eso para él lo importante es que se baje la incidencia a menos de 50: "porque si bajas ahí, aunque las nuevas variantes contagien el doble, por ejemplo, seguirá siendo una incidencia controlable mientras vacunamos". Es fácil de entender: no es lo mismo multiplicar por dos 250 que 30.
En definitiva, se trata de ganarle tiempo al virus: "Hay que aguantar como sea hasta que se alcance un buen porcentaje de vacunación: a martillo, con confinamientos, no hay que relajarse en exceso y hay que tomar medidas antes de que los contagios estén disparados", opina Ortí. Pero para el experto preventivista las variantes influyen en que se contagie a más o menos personas, no en cómo se contagia el virus. "Se contagia igual, de la misma manera, pero a más gente. Así que hay que poner el foco en lo que sabemos que contribuye a la propagación del virus: los interiores y la movilidad", explica Ortí.
Y precisamente ahí está una de las claves. Porque la movilidad implica relajamiento individual. El investigador del Grupo de Biología Computacional y Sistemas Complejos (BIOCOMSC) de la Universitat Politècnica de Catalunya (UPC) Daniel López Codina ha señalado que el incremento de la movilidad permitida a inicios de Semana Santa “es uno de los temas peligrosos", ya que "cuando hay un aumento de movilidad, hay un aumento de contactos y un incremento de los contagios". El científico ha indicado que "estamos en un claro crecimiento" y que la incógnita reside en hasta donde llegará este crecimiento que ahora mismo se ve en la velocidad de contagios por encima del uno.
Según los datos de movilidad de Apple, los desplazamientos están en España en niveles algo superiores a los anteriores a la pandemia. A fecha 27 de marzo, la gente se ha desplazado un 104% respecto a antes de la covid. Y si tomamos como referencia las semanas anteriores, en lugares como Valencia o Barcelona se ha duplicado la movilidad de las personas.