Puerto de Navacerrada: el ocaso de la estación de esquí que fue la cuna de los Fernández Ochoa

  • Lola Fernández Ochoa recuerda su infancia en la estación cuando caía mucha más nieve y el esquí comenzaba a popularizarse en España

  • En 50 años la temperatura media en la estación ha subido dos grados y las nevadas se han reducido en un 25%

  • El Gobierno ha denegado ampliar la concesión de estación aludiendo al cambio climático y a la degradación del entorno debida a la masificación del turismo en la zona

'Ya no nieva como antes'. No es extraño escucharlo en la cola de un remonte de cualquier estación de esquí de España. Esquiadores que recuerdan tiempos mejores, en los que las montañas se teñían de blanco desde finales de otoño hasta bien entrada la primavera. No es que ya no nieve, es que ya no nieva como antes. Es un lamento entre los amantes del esquí y una realidad que marca el final de una de las primeras estaciones de esquí del España. La del Puerto de Navacerrada.

No se trata de una sensación, de un todo tiempo pasado fue mejor. Las estadísticas climáticas son exactas y tozudas. Hoy nieva en el Puerto de Navacerrada un 25% menos de lo que lo hacía en los años 70 y la temperatura media ha subido casi dos grados.

Lejos quedan las grandes nevadas y el intenso frio que recuerda Lola Fernández Ochoa, hermana de Paquito y de Blanca, los únicos medallistas olímpicos españoles en la disciplina de esquí alpino "Para mi el Puerto de Navacerrada es mi infancia, para mi y para toda mi familia. Mis padres abrieron una panadería allí, allá por los años 40", recuerda la también esquiadora olímpica en los Juegos Olímpicos de invierno de 1984. La familia Fernández Ochoa está ligada a la estación de esquí madrileña casi desde sus inicios.

Las primeras bajadas por aquellas las laderas se remontan, según datos de la propia estación, a principios del siglo XX. El primer club de esquí en la zona se fundó en 1907. Pero no fue hasta finales de los 40 que se puede hablar de la fundación de una estación de esquí propiamente dicha. Una de las primeras de España. Una década más tarde, en 1954 se crea la compañía Transportes Aéreos del Guadarrama, S.A. (TAGSA) que instala el primer Telesilla en la estación un año más tarde: el Telesilla de Guarramillas.

De la panadería, los padres de los hermanos Fernández Ochoa pasaron a regentar la Escuela Española de Ski. También una de las primeras del país. Y allí se probaron también los primeros sistemas de innivación artificial en España en 1960.

Por aquel entonces apenas hacía falta. "Vivíamos allí y empezamos a esquiar porque en ese puerto, en en aquella época, había tanta nieve que era casi prácticamente imposible hacer otra cosa", recuerda Lola Fernández Ochoa que pone como ejemplo de aquellas grandes nevadas el hecho de que tanto ella como su hermana Blanca tenían que ir a un internado en Cercedilla porque durante el invierno las carreteras estaban cerradas tantos días que era imposible ir desde la estación a la escuela, aunque apenas está a diez kilómetros de distancia. "Porque no abrían las carreteras. Solo las abrían los viernes para que subieran los que iban a los hoteles o a los clubs que había, y eran cuatro gatos, los que por entonces podían esquiar", afirma.

Hoy la situación es distinta. La masificación de turistas, unida a la falta de nevadas, ha jugado un papel primordial en la decisión del Gobierno de no renovar la concesión de explotación de la estación, lo que va obligar al cierre de algunas de sus pistas más emblemáticas.

En la zona, entre los que viven de mantener las pistas, de alquilar equipos, de alojar a los visitantes o darles de comer, se encuentran opiniones diversas. Hay quien lo ve como la crónica de una muerte anunciada y habla de una estación que llevaba años funcionando mal, a la que no van esquiadores, solo principiantes o domingueros con trineos, y que además tiene que competir con la cercana estación de Valdeski, más grande y más moderna. Otros no ocultan su tristeza y lamentan emocionados que esta decisión les va a obligar a cerrar los negocios que hasta ahora han sido su sustento para todo el año.

"Es verdad que cierran tres pistas pero son las más emblemáticas del Puerto de Navacerrada: Escaparate, Telégrafo y Bosque", afirma Lola Fernández Ochoa. "Es donde todos hemos aprendido a esquiar, donde el madrileño siempre se ha iniciado, son las pistas más facilitas, las más accesibles... y es verdad que quedan las grandes, pero para que se pueda esquiar en la Bola del Mundo tiene que haber muchísima nieve y eso hoy en día es muy difícil. Puede haber dos o tres días al año o un par de semanas como mucho". sostiene Lola Fernández Ochoa que opina que el impacto para todas las familias que viven de la estación va a ser muy duro.

Entre los esquiadores que estos días aún disfrutan de los pocos centímetros de nieve que todavía no se han derretido en las pistas los hay que apuntan a los visitantes de domingo como los principales causantes del deterioro del entorno. "No somos los esquiadores" dicen unos. Otros reclaman inversiones que no obliguen al cierre de negocios y al desmantelamiento de la estación, con lo que eso va a suponer para muchas de las familias que viven de ella.

Para Lola Fernández Ochoa la masificación, las largas colas, la basura, la presión de tanta gente y tantos coches es un problema, pero el más importante es el de la falta de nieve. "Es obvio, el que no quiera verlo es que no lo ha vivido. Nosotros, cuando esquiábamos allí es que había dos y tres metros de nieve. Todos los años y todo el invierno". Hoy las cosas no son así. Ya no nieva como antes.