Reducir o eliminar cuarentenas pone en riesgo a los vulnerables: "Nos aceleramos en la desescalada"

  • Los expertos abogan por mantener algunas medidas incluso cuando acabe la pandemia

  • Dar bajas laborales por enfermedades contagiosas sería una de ellas

  • Las mascarillas deberían seguir usándose en caso de síntomas, y por trabajadores sanitarios

No ir al trabajo con fiebre, o por tener síntomas compatibles con una enfermedad contagiosa (ya sea covid o gripe, por ejemplo) debería mantenerse cuando acabe la pandemia. En eso coinciden desde hace mucho tiempo los especialistas en salud pública, medicina preventiva y epidemiología. Pero es una medida poco sostenible económicamente, que implicaría multiplicar las bajas laborales, porque, ¿quién va a quedarse en casa por encontrarse mal, y perder un día de vacaciones (con suerte) si se puede tomar un paracetamol y aguantar la jornada laboral? Es el problema que se plantean los expertos en Reino Unido y que, más tarde o más temprano, llegará a España, que ya debate eliminar las cuarentenas ente los asintomáticos.

En un artículo de opinión en la revista de la Asociación Médica Británica varios autores plantean mantener la exención de asistir al puesto de trabajo si se tienen síntomas compatibles con alguna enfermedad contagiosa. "Al poner fin al autoaislamiento obligatorio y al mismo tiempo eliminar los paquetes de apoyo financiero, el gobierno no está brindando apoyo adecuado a las personas en ocupaciones peor pagadas para protegerse a sí mismas y a los demás del covid-19, y corre el riesgo de ampliar las desigualdades socioeconómicas y de salud existentes", alertan.

Mascarillas, cuarentenas e higiene de manos deben quedarse

En el artículo se centra en los trabajadores del National Health Service, que tratan a todo tipo de pacientes y pueden poner en riesgo a los inmunodeprimidos si acuden a trabajar con síntomas. "En España también lo hacíamos, venir a trabajar acatarrados y atender todo tipo de pacientes sin mascarilla", reconoce Juan Antonio Sanz Salanova, portavoz de la Sociedad Española de Medicina Preventiva, Salud Pública y Gestión Sanitaria (SEMPSPGS). "O ingresar a personas con patología respiratoria en una misma habitación sin usar mascarilla, o tenerles en el servicio general de urgencias. Yo creo que hay medidas que deberían quedarse, como son las preventivas", reflexiona.

Insiste Sanz en la higiene de manos, como ejemplo: "En los centros sanitarios debería estar generalizado lavarse las manos antes y después de cada consulta, y exigir a los pacientes que lo hagan". Más allá de eso, hay que adoptar sine die "Si la pandemia desaparece la mascarilla debe utilizarse en el momento en el que hay síntomas de enfermedad, en cualquier ámbito. Con eso ganaríamos bastante", argumenta el preventivista.

Salud vs. economía

El problema es el conflicto de intereses respecto a las cuarentenas. Por una parte, el sanitario aboga por mantener aislamientos en caso de enfermedades contagiosas, pero el económico alerta de la insostenibilidad de la medida. "Hay que valorarlo de cara a la protección de los que tenemos alrededor", pide Sanz. Ildefonso Hernández, de la Sociedad Española de Salud Pública y Administración Sanitaria (SESPAS) coincide y añade que "en vez de gripalizar la covid a lo mejor habría que coronavirizar la gripe". Para Hernández "hay que ser prudentes y antes de dar algunos pasos hay que evaluarlos bien. No me puedo imaginar que volvamos a los centros de salud a los que va la gente sin ninguna precaución tosiendo libremente, es inconcebible", opina.

El especialista en salud pública menciona también las residencias de ancianos, donde "no creo que sea posible entrar sin precauciones cuando acabe la pandemia" para proteger a los residentes. Para él "si vamos a reducir las cuarentenas se deben tener previstos protocolos para lugares donde habita gente vulnerable, para situaciones concretas que las que es necesario tomar medidas de prevención".

"No hay un traje que se ajuste al completo de la población, y estas especificidades se tienen que preparar y diseñar", recomienda: "Adaptar las medidas que se adopten a cada circunstancia, examinando en cada caso los perjuicios que se pueden ocasionar y a quiénes".

"En toda la pandemia nos hemos acelerado en las desescaladas, presionados por le interés conómico. Ahora me temo que puede que haya un repunte de casos tras los carnavales. Y recordemos que están muriendo 300 personas al día de covid todavía", advierte Sanz. Por eso propone, para intentar encontrar un término medio, ir a trabajar con mascarilla si se tienen síntomas. "Porque la baja laboral es muy complicada, ya que podría sobrecargarse a los centros de salud con incapacidades temporales, pero sin un filtro de un profesional podría haber picaresca de gente que falta a trabajar alegando la posibilidad de estar enfermo. Simplificar las bajas multiplicaría el absentismo", reconoce. Por eso aboga por la educación en medidas preventivas, y generalizar el lavado de manos y de uso de mascarilla.

El vicepresidente de la Sociedad Española de Medicina de Urgencias y Emergencias de Madrid, César Carballo, es muy tajante al respecto: "Primero, es una medida claramente económica y laboral, no epidemiológica. Si se quiere disminuir porque la economía no aguanta, eso es otra cosa, pero entonces habría que dar unas normas claras a la gente: "Usted va a salir siendo positivo, está obligado a llevar mascarilla FPP2, todas las empresas que puedan hacer teletrabajo deben hacerlo". Pero hay más, ¿qué pasa con el personal de hospital que vuelve al trabajo al quinto día? Es solo un ejemplo, pero esta persona no debe ver a pacientes, ni tratar con ellos, debe avisar a sus compañeros, debe llevar mascarilla obligatoria, es muy arriesgado", sentencia.

Ejemplo: trabajar con inmunodeprimidos

Para que todos seamos conscientes de los riesgos, Juan Antonio Sanz pone un ejemplo que fácilmente puede ocurrir: "Si vas a trabajar en una empresa, por ejemplo en una cadena de montaje, donde hay poca distancia interpersonal, y estás acatarrado o tienes gripe y al lado tuyo hay una persona que está tomando un tratamiento inmunosupresor porque tiene, pongamos, una colitis ulcerosa, o tiene una enfermedad que le emrme las defensas... Le estás poniendo en riesgo. Al final estas personas tenderán a autoprotegerse".

Por eso el experto considera que reducir las cuarentenas es precipitado, porque "puede que en un par de meses tengamos que volver a la casilla de salida". Y por mucho que los que se mueren son personas con una salud muy debilitada, estas personas no tendrían por qué morir.