El triple salto mortal de la educación 'online': los niños con dificultades de aprendizaje

  • Los niños con dificultades de aprendizaje se enfrentan a numerosos problemas por el confinamiento provocado por el coronavirus

  • Centros como 'El cole de Celia y Pepe' mantienen las clases y las terapias de forma telemática

  • El problema para estos niños no es que dejen de recibir contenido académico, sino que frenen su desarrollo

Inés tiene 9 años y unas ganas tremendas de aprender. Tras mucho tiempo en el que no supo cómo hacerlo, esta pequeña, cariñosa y sociable, por fin había encontrado el camino para lograrlo. Por eso, cuando la Comunidad de Madrid anunció el cierre de los centros educativos por la crisis del coronavirus, a su familia se le encogió el estómago. Inés tiene Trastorno Específico del Lenguaje (TEL) y si para los niños neurotípicos el colegio es importante, mucho más para los que tienen necesidades educativas especiales.

“Para ella es primordial la rutina y la continuidad. Repetir, repetir y repetir. Necesita mucho tiempo y dedicación para fijar los conocimientos. Y en su nuevo colegio lo estaba haciendo. Por eso el confinamiento nos preocupó al principio”, asegura su madre, Pilar Durán. “Pero los nervios se nos fueron de inmediato. Si el cierre fue un miércoles, el lunes siguiente ya habíamos comenzado con total normalidad las clases desde casa”.

No íbamos a dejar a nuestros niños sin sus clases y sin sus terapias

Su centro es El cole de Celia y Pepe, de la El cole de Celia y PepeFundación Querer Su directora, Mariana Lombardo, explica a NIUS cómo han tenido que reinventarse tras el COVID-19. “Teníamos clarísimo que no podíamos dejar a nuestros niños sin sus clases y sin sus terapias. Si ya vamos de por sí a contracorriente, como para encima perder el tiempo. Así que buscamos la forma de continuar con las sesiones de trabajo. Y lo estamos haciendo con una plataforma para comunicarnos con los padres y asesorarles en todo y con una aplicación de videollamadas para seguir dando las clases como si vinieran al centro”.

Este colegio es un centro de Educación Especial en el que sus alumnos tienen problemas neurológicos muy diversos pero con un denominador común, el trastorno del lenguaje. “El problema para nuestros alumnos no es que dejen de recibir contenido académico, sino que vuelvan atrás en su desarrollo. Y eso es lo que tenemos que evitar. No vamos a dar pasos hacia atrás. Las conexiones neuronales que se han creado en el cerebro de nuestros niños no se pueden quedar en desuso, necesitamos mantenerlas activas”, dice la directora.

El triple mortal de la educación a distancia

El reto de la educación a distancia se vuelve doble cuando hablamos de niños con algún tipo de discapacidad. Los profesionales deben lograr que mantengan la atención, ordenador de por medio, alumnos a los que precisamente les cuesta más concentrarse. “Las clases son, cada una, de media hora. Muy dinámicas y prácticamente individualizadas”, recalca Mariana Lombardo. “Habitualmente suele haber tres niños por profesor y ahora lo estamos manteniendo. Incluso hay veces en las que hay un solo profesional por alumno, según las necesidades y circunstancias de cada uno”.

Nico tiene seis años y el síndrome X frágil (SXF), una enfermedad genética rara que le causa, entre otras cosas, un retraso madurativo. Su padre, Luis Yáñez, tenía miedo de que se frenase la evolución del pequeño al no asistir al colegio de forma presencial. “Él habla, pero no tiene la capacidad de expresar las emociones que le está causando el confinamiento. Pero le vemos bien, está afianzando los conocimientos y está mejor de lo que pensábamos. Algo más nervioso, pero bien. Además, casi no notamos variación con las clases habituales. Es como seguir la línea que estaba llevando”.

Seguimos con el horario del cole, por las mañas y por las tardes. Los fines de semana, libres

Yáñez explica que están intentando mantener las rutinas a pesar del teletrabajo y de las complicaciones logísticas, como la falta de una impresora. “Seguimos con el horario del cole pero en casa, por la mañana y por la tarde. Los fines de semana estamos un poco más libres. Él sigue avanzando y esa preocupación de que fuera perdiendo lo que había aprendido hasta ahora, por el confinamiento, ya no la tenemos. Y además, como muchas veces estamos presentes en las clases, nos estamos empapando de la metodología, de cómo les motivan para que conozcan y aprendan, y eso lo estamos aplicando nosotros en nuestro día a día con Nico”.

Las ganas de aprender de Estela

Claudio Carrillo, el padre de Estela, atiende a NIUS a través del teléfono desde Ronda, Málaga. Allí están pasando el confinamiento, aunque viven desde septiembre en Madrid, de lunes a viernes, para que su hija pueda asistir a El cole de Celia y Pepe “Sí, nos mudamos para que Estela tuviera esa oportunidad. Estamos entre semana allí y los fines de semana volvemos a Ronda”.

Estela tiene Síndrome Disejecutivo del Desarrollo. “El aprendizaje para ella es muy lento, le cuesta mucho mantener la atención y tiene poca memoria. Pero ahora vemos que ha mejorado en todo. Ha afianzado los conocimientos, se le van quedando las cosas y tiene ganas de aprender”, cuenta satisfecho su padre.

“Fue un palo lo del cierre del colegio, porque a ella le gusta mucho. Pero lo lleva bien”. Este martes el horario de Estela era el siguiente. A primera hora, Matemáticas. A segunda, cita con el logopeda. Después, el neuropsicólogo. Y por último, Escritura. “Está muy ilusionada. Lee y escribe mucho mejor. Y lo más importante de todo. Ahora se interesa por las cosas”.

Esa es la clave para Mariana Lombardo, la directora de El cole de Celia y Pepe. "La educación no es un repositorio de contenidos. Tienes que crear conexiones neurológicas estables. Es como cuando aprendes a montar en bicicleta, que una vez que lo aprendes, ya no se te olvida. Ese es nuestro objetivo". Que los alumnos con necesidades especiales no olviden lo aprendido, a pesar del confinamiento provocado por el coronavirus.