Enfermedades

Oscar, un luchador de 16 años que ha quedado tercero en la maratón de Marbella a pesar de su diabetes: "Decidí que no me detendría”

Oscar entrando en la meta de la media maratón. Redacción Andalucía
  • Un adolescente de Marbella con diabetes tipo 1 logra recaudar más de 2.300 euros para otros niños como él tras correr una media maratón que terminó en podio

  • Con su campaña de recaudación de fondos pretende que más niños con diabetes tipo 1 puedan acceder a la insulina y a la tecnología que les permite vivir con seguridad

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Málaga"Hola, me llamo Oscar, a los 10 años me diagnosticaron diabetes tipo 1 y desde el primer día decidí que no me detendría". Así arranca la historia de este joven de 16 años de la localidad malagueña de Marbella, estudiante del English International College, futbolista, deportista nato y ejemplo de resiliencia para quienes conviven con una enfermedad crónica.

Porque Oscar tenía solo diez años cuando su vida cambió de golpe. Un diagnóstico de diabetes tipo 1 significa aprender a controlar el azúcar en sangre cada día, cada hora y, muchas veces, cada minuto. Significa llevar un sensor de glucosa pegado al brazo, depender de una bomba de insulina y tomar decisiones constantes sobre la comida, el ejercicio y cualquier actividad física. Significa no bajar nunca la guardia. Pero Oscar decidió que, pese a todo eso, viviría al máximo. Que la enfermedad sería un desafío, y no un freno.

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"Estamos muy orgullosos de él", cuenta su madre, Heather, londinense, mientras recuerda aquellos primeros meses de incertidumbre. "Lo más importante es que es una buenísima persona", repite en varias ocasiones. "Entrena mucho, juega al fútbol, está muy en forma", asegura, pero la mayor parte del tiempo la tiene que dedicar a controlar sus niveles. "Aun con la mejor tecnología, tiene que tomar cientos de decisiones al día y eso es mucho más duro de lo que parece, lo que pasa es que él lo hace muy fácil y no se queja nunca". Su padre, granadino, comparte el mismo orgullo. Ellos han visto a su hijo adaptarse a una vida más exigente que la de la mayoría de los jóvenes de su edad, sin perder jamás el ánimo.

Una media maratón para demostrar que se puede

Con ese espíritu de superación y de no rendirse nació la idea de correr una media maratón. Oscar quería demostrarse a sí mismo, y al mundo, que la diabetes no marca los límites. Pero no era solo por eso, también quería ayudar a otros niños que no tienen acceso a tecnologías como su sensor o su bomba de insulina, indispensables para controlar la enfermedad con seguridad. Por eso abrió una campaña de recaudación de fondos en GoFundMe con un objetivo modesto pero claro.

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Oscar empezó entonces a difundir su reto entre amigos, familiares, profesores y compañeros. Vendió cosas en el colegio y logró que la historia se hiciera oír. Uno de sus profesores incluso le lanzó un desafío muy particular: "Si recaudas 1.000 euros en una semana, dejo que me rapes la cabeza". Oscar aceptó y, cuando alcanzó la cifra, cumplió la promesa, rapando la cabeza de su profesor como broche final.

Una medalla inesperada

La media maratón llegó hace unos días. Oscar corrió con muchas ganas y más responsabilidad, como es ya habitual en él. "Cada varios kilómetros tuvo que ir tomando glucosa para mantener sus niveles estables", cuenta la madre. Y es que esa es la realidad de cualquier persona con diabetes tipo 1, que incluso en plena carrera, el cuerpo obliga a parar, medir y reaccionar.

A pesar de las dificultades, cruzó la meta con fuerza. Lo dio todo. Y lo hizo por él, por su objetivo y por todos los niños que, sin recursos, no pueden acceder al tratamiento adecuado. La sorpresa llegó días más tarde, cuando le reclamaron que recogiese su medalla por haber quedado tercero en su categoría sub 23. Ni siquiera se dio cuenta al acabar.

Así que ahora tendrá que acudir a recoger una medalla de bronce que se ha ganado a pulso, aunque quizá el logro más bonito sea la recaudación de más de 2.000 euros que ya ha conseguido. "Él quería demostrar que se puede vivir la vida a tope con diabetes", explica Heather. "Y lo ha hecho. Entrenó mucho, se esforzó una barbaridad y cumplió su sueño. Pero lo más importante es que ahora está ayudando a otros niños".

Con 16 años, Oscar sabe que la diabetes seguirá con él siempre, pero también está seguro de que la enfermedad no define lo que es ni lo que puedes llegar a conseguir.