José, el niño valenciano con parálisis cerebral, consigue caminar solo por primera vez con su nuevo andador: "Es un milagro"
Gracias a las donaciones que han recibido han podido comprar el andador, pero necesitan 800 euros más para adquirir una silla especial para poder sacarlo a la calle
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ValenciaA sus cuatro años, José ha podido andar solo sin la ayuda de sus padres. Este pequeño con parálisis cerebral y autismo, no quiere dejar ni un momento su nuevo andador. “Es especial para un niño con sus problemas. Para nosotros ha sido como un milagro. Cuando empezó a andar a mi mujer y a mí se nos caían las lágrimas y su hermana daba saltos de alegría”, cuenta su padre, José Flores.
Poco menos de una semana después de recibirlo, ya corretea por su casa de Masalavés (Valencia), siempre con la sonrisa en la boca. “El primer día le temblaban las piernas, pero ahora ya ha cogido fuerza y va de un lado para otro muy feliz. Yo sabía que lo iba a conseguir porque es muy fuerte.
Un andador, que sus padres han podido comprar gracias a las donaciones recibidas por una recolecta en la plataforma Gofundme. “Hemos conseguido por ahora 2.200 euros, de los que el cantante Juan Magán donó 1.000. Con eso hemos comprado el andador que nos costó 1.200 euros”, explica.
Pero el dinero que les queda no es suficiente para comprar la silla especial que necesita para que lo puedan pasear por la calle. “Nos faltan 800 euros. Mi mujer se dedica todo el día al niño, por el que nos dan una ayuda de 450 euros, pero con eso y con lo que yo cobro no nos da para poder comprarla”, asegura.
Por eso, vuelve a pedir ayuda para que su hijo pueda salir a la calle a diario. “La silla es especial y aguanta 60 kilos. Además, está acolchada para no hacerse daño en la cabeza cuando se mueve”, explica José, que “este año ya le hemos tenido que comprar cuatro carritos de bebé porque los rompe todos, tiene mucha fuerza y da saltos y las ruedas delanteras las destroza”.
Parálisis cerebral y autismo
Desde que llegó al mundo, José no ha dejado de luchar para sobrevivir. Nació muerto y tuvieron que reanimarlo. Esa fue la primera batalla que ganó, pero no la última. Con solo 11 días tuvieron que operarlo de urgencia por una hidrocefalia y le sacaron el líquido que se le acumulaba en el cerebro. Tres meses después pudo ir a casa por primera vez, pero cuando tenía siete meses, tuvo que se intervenido de nuevo por el mismo problema. “Fue otra operación a vida o muerte y volvió a salir adelante, aunque ya con muchos problemas que le provocaban debilidad en las piernas y falta de equilibrio, además del autismo que le detectaron más tarde”, cuenta su padre.
A pesar de ello, solo le reconocieron un 42% de discapacidad, insuficiente para que la Seguridad Social cubra las necesidades reales de este pequeño. “Estamos luchando para que al menos le reconozcan un 66%, de esa forma todo sería diferente. Mientras eso llega, necesitamos ayuda para comprar la silla adaptada que es lo que más necesita para que no tengamos que sacarlo a la calle en brazos”.