¡Tensión en la villa! Así fue el tremendo enfrentamiento entre Mayka Rivera y Óscar: "No soy un niño de cinco años"

Recordamos el rifirrafe que tuvo Mayka Rivera con su soltero Óscar que acabó con los dos durmiendo por separado
La tremenda discusión entre Ismael y Andrea que salpicaba a Óscar: así fue el esperado reencuentro de las parejas de 'LIDLT 1'
Desde que Mayka Rivera y Óscar dieron rienda suelta a su atracción con su primer beso, la pareja apenas podía separarse en la villa de 'La isla de las tentaciones'. Su conexión era más que evidente y la murciana se negaba a tratar de ocultarlo: "Óscar tiene mucho que ver con que no quiera que se acabe esta experiencia porque está conmigo 24 horas, pegado a mí. Hace mucho que no sentía esas maripositas en el estómago y la verdad que me gusta mucho".
Por eso, cuando el soltero se presentó en la puerta de su habitación por la noche para verla, Mayka era quien le invitaba a dormir junto a ella. Lo que la murciana no sabía es que ambos protagonizarían un tenso enfrentamiento que ha quedado para el recuerdo de los fieles seguidores del reality.
El motivo del tenso enfrentamiento entre Mayka y Óscar
Al acostarse en la cama, Mayka le preguntaba a Óscar si quería que le abrazase a lo que él respondía "Si vienes...". La murciana le exigía que fuese él quien se acercase y, ante su negativa, le pedía que rebajase los "humos". "No soy un niño de cinco años", le señalaba Óscar con cierto recelo.
Mayka consideró que el motivo de su enfado fue porque no conocía todavía el tono con el que dice ella las cosas, pero lo cierto es que su contestación originó un tremendo enfrentamiento en Villa Playa: "Te estoy diciendo que la que se ha puesto así en la esquina de la cama mirando para allá, has sido tú". Una contestación que llevó a Mayka a tomar una decisión: "Vale, no quiero dormir contigo. Vete".
Sin embargo, esto no quedó así. La murciana salía detrás del soltero para decirle que se olvidase de hablarle al día siguiente. "Eres tú la que me ha echado como un perro", le afirmaba Óscar desde la escalera de la villa. "Si es lo que quieres, no te puedo obligar a que hables conmigo", le señalaba. Finalmente, cada uno se iba a su cuarto sin dirigirse la palabra.
La situación le dio pena a la murciana porque habían pasado la tarde bien y le hubiese gustado que la noche hubiese terminado de la misma manera.

