¡Drama máximo! Se separan las amigas Desi y Rocío
Sentí algo de lástima de que Desi se alegrase al creer que se quedaba ella en lugar de su gran amiga Rocío, y también viendo a algunos discutir defendiendo que deben ganar cuando el premio es para Rocío.

Por un momento Desi creyó que quien se iba era Rocío y empezó a dar muestras claras de alegría. Lo había interpretado mal porque ella era la menos votada con apenas un 7 % de los votos (6,7 %, exactamente). Ahí comenzaba el drama de Rocío, que no se alegró en ningún momento de estar entre los cuatro finalistas finales que llegarán a la gran final con la que esta edición pondrá punto… sí, efectivamente, punto final. Igual es hilar demasiado fino, pero Desi celebrando equivocadamente el triunfo frente a su amiga y Rocío convirtiendo en un drama el suyo por la pérdida no deja en buen lugar a una de las dos. Lo dejo al criterio del lector.
Fue Aroa quien dijo lo más sensato de la noche nada más reencontrarse con Quili. “Tu rival es Rocío”, le espetó. Eso parece, por lo que me daba anoche un poco de lástima ver a Raúl con el pecho hinchado como un palomo en celo, discutiendo con un Cristian al borde de tirar la toalla y olvidar su papel de beato camino de la canonización. Me da la impresión de que hicieron todos esfuerzos estériles defendiendo que deben ser ganadores cuando está todo el pescado vendido. Se avecina una de las finales más previsibles de los últimos tiempos, lo cual me parece el mejor de los cebos para no perderse la gala del jueves porque puedo estar equivocado y dar el campanazo Raúl, favorito de casi todos los colaboradores en la semifinal. ¡Sería la bomba!

Finalistas campeones en lugares comunes
Me extraña que los finalistas no se hayan dado cuenta de lo aburrido que resulta escucharlos acumulando lugares comunes cientos de veces escuchados a concursantes anteriores en su misma circunstancia. Hablar de que “siempre he ido de cara, “soy una persona auténtica” o “he defendido siempre lo que he creído” es caer en groseras obviedades. Si lo pensasen mejor repararían en que no ir de cara, ser una persona falsa o defender ideas contrarias a las propias creencias son cosas que no reconocería nadie en su sano juicio. Digo más, pocos harían tales cosas conscientemente, mucho más estando bajo la mirada atenta de muchas personas y rodeados de decenas de cámaras con un micrófono colgando de su cuello. Una cosa es no estar entre los mejores concursantes de la historia y otra ser rematadamente tonto.
No soy nadie para dar consejos a los concursantes e intento hacerlo poco sin que me lo hayan pedido previamente, pero como lo mío consiste en opinar me atrevo a decir que haría la ola al candidato a ganar este concurso que llegado el momento de tener que alegar por qué merece ganar dijera algo así: “No creo merecerlo más que mis compañeros. Esto no deja de ser cuestión de gustos y simpatías personales. Seguro que yo gusto a muchos y los demás igual, de la misma forma que todos tendremos gente que nos detesta. Cada uno de nosotros lo hemos hecho de la mejor manera dentro de nuestras posibilidades. Todos queremos ganar, pero solo llegará uno. Deséenme suerte y voten según sus preferencias”.
No entiendo cómo a nadie se le ha ocurrido destacar de los demás diciendo algo como lo que propongo en el párrafo anterior. Llegados a este punto lo peor que pueden hacer es alimentar la confrontación, mucho menos si esta nace de la nada y de forma obligada por las circunstancias. Anoche escuché a Edurne, jefa de campaña de Raúl, llamar “traidora” a Aroa y, a su vez, Aroa, jefa de campaña de Quili, decía que Raúl no merece ganar. Pronto se le ha olvidado a Aroa el consejo a su defendido sobre quién es su rival. Poco favor hacen los jefes de campaña si se dedican a intentar cobrarse viejas facturas personales en lugar de ayudar a sus defendidos.

Cosas que no entiendo
Hay muchas más cosas que no entiendo, por lo que vuelvo a tener la impresión de ser más raro que un perro verde, cosa bastante frecuente. Es frecuente que me sienta así, no los perros verdes. Por ejemplo, quedé anoche sorprendido y extrañado ante los ataques que hicieron la mayoría de los colaboradores a Quili por haber sentido atracción hacia Paula y no haberlo ocultado. Si no llega a decir nada lo estarían poniendo pringando por escamotear a la audiencias sus sentimientos. Contrastan esas opiniones con lo que yo expresé en su momento sobre esto. Sigo pensando que no se puede hacer ni un solo reproche a ninguno de los dos por el tema en cuestión.
Quili fue meridianamente claro con Paula y esta lo mismo en sentido contrario. Él le dejó claro sus sentimientos mientras ella no ocultó nunca que su proyecto de vida seguía siendo casarse con su novio. Fueron claros y transparentes. Es más, pocos días antes de ser expulsada Paula vimos como Quili le advertía de que cogería algo de distancia con ella para evitar que resultarán dañados ambos. Irreprochable todo, según mi modo de verlo. ¿Qué habría de hacer Quili? ¿Hacer como si nada y callárselo? Es cierto que su concurso ha descansado en dos mujeres, Paula y Aroa cuando aquella era expulsada. Ahora bien, que se apoyase en estas dos compañeras no significa que viviese de tramas ajenas sino todo lo contrario.
Al menos Quili ha tenido una historia personal, cosa que no pueden decir los demás. No estoy defendiendo que gane el de Alicante y ni siquiera fue nunca mi favorito. Pero me preguntó qué trama ha tenido Raúl antes de convertir en su gran challenge el duelo con Patricia. Como reto no es gran cosa. Tenía la mitad de posibilidades de llevarse el gato al agua. La historia de Cristian ha sido más larga que las de los demás, pero no por eso más interesante. Ha repetido en la casa de Tres Cantos lo mismo que ya le vimos en el pisito de Mediaset pasadas las dos primeras semanas. Cristian despertó algo antes que Raúl, justo cuando decidió enfrentarse con Aroa. No le salió bien porque solo con acercarse a su oponente más de lo aconsejable tiraba por tierra una imagen labrada meticulosamente durante semanas, como haría el mejor de los orfebres.

Rocío, deudora de una gracia que no es solo cosa de ella
Todos dicen que Rocío es graciosa, algo que no me atreveré yo a negar. Solo que esa gracia no me parece obra suya exclusivamente. Quiero decir que ha sido Jorge Javier Vázquez quien ha explotado ese perfil cómico gala tras gala, algo bien aprovechado por el propio programa. No en vano provocaron el equívoco sobre si se iba o se quedaba volviendo del oasis, repitiendo la misma gracia otro día, tras volver Desi de la sala de expulsión. Jorge Javier sabe como nadie sacar lo mejor de algunos concursantes, sus defensores o los colaboradores. Rocío entre los de dentro y el primo de Quili entre los de fuera han sido sus elecciones esta vez, haciendo brillar particularmente a los dos. Sin ese empujón no habríamos reparado tan fácilmente en la vis cómica de Rocío.
Tras lo escuchado a los colaboradores en la semifinal de anoche no creo que mantengan los finalistas esa curiosa observación sobre que han llegado a la final “los que menos hemos discutido”, tal como aseguraba Rocío este fin de semana. Las críticas más repetitiva fueron sobre haber soslayado el conflicto. Resulta que las discusiones van indisolublemente unidas al conflicto. Los problemas nunca se resuelven solos, es necesario intercambiar opiniones. O sea, discutir.

Rocío parece haber abierto los ojos respecto a Cristian. Un poco tarde, pero sin necesidad de pasar la vergüenza de salir de la casa (con o sin el cheque del premio) y necesitar ver unos cuantos vídeos para cambiar su visión sobre ese compañero. Es mismo por el que bebía los vientos hace una semana, llorando desconsolada porque no la echaba cuentas y al decírselo solo atinaba a explicar aquello de que él es un amigo cactus mientras ella es amiga flor. Ahora Rocío ya sabe que Cristian se hace la víctima para dar pena. “Me parece que cuando siente que le atacan o algo le incomoda, saca algo para dar pena y darle la vuelta a las cosas, así la persona que le ha atacado se siente mal y le pide perdón”, decía una Rocío más analítica de lo acostumbrado. Y añadía: “No me gusta que me lo haga a mí”. Está a un paso de afirmar que lleva tres meses haciendo el papelón de su vida.
Moleskine del gato
Ya he dicho el porcentaje que tenía Desi anoche, pero así estaban todos los porcentajes ciegos: 43,0 %, 18,4 %, 18,2 %, 13,6 % y 6,7 %. Durante la gala hubo sorpasso entre el segundo y el tercer porcentaje.
“Viernes 12 de septiembre, Joon no está aquí porque Dios no ha querido”, decía Cristian mirando a cámara, la misma que usaba cada mañana el de ascendencia coreana para asegurar que ganaría. Más que hablar el feriante pareciera que lo estaba haciendo Quili, casi tan religioso como Paula y de la misma etnia gitana que su compañero.
Tengo la duda sobre si Quili llegará a tiempo para ponerse el jueves los zapatos que está decorando con brillantitos con ejemplar paciencia. Que lo ayude alguien si no fuera a llegar, por favor.
Si Quili habla de Paula mal, pero nada se dice cuando Rocío se acuerda de Aroa, algo inusualmente frecuente. O cuando ataca con singular desprecio a Jonay. Dice de este compañero que “se ha ido todo al carajo”, añadiendo: “Yo me esperaba que en el fondo fuera buena gente y me suelta de repente que nuestra opinión le importa una mierda”. No me cuesta creer que se la pelaba (lo dice Rocío, no yo) lo que opinaban los demás


