Las claves del éxito de Risto

TELECINCO.ES 15/07/2009 02:47

Hizo buena a Noemí Galera cuando llegó. Con sus primeras intervenciones, como la memorable , concentró él solo todas las miradas y monopolizó el papel de tipo duro despiadado. "los estilistas las vistan a ellas como putas y a ellos como payasos"

Entrevistado por Eduardo Martínez en el diario El Mundo, se mostraba encantado de su condición de enfant terrible, si se tuviera que insultar se llamaría 'chulo'. Pero también 'oportunista', no en vano, confesó que lo que más le fastidiaría de su personaje es que lo hubiese interpretado otro.

Aunque, por díscolo y provocador que haya sido, a Risto Mejide no se le puede negar sensatez. En la citada entrevista reconoció que soportaba bien los insultos porque "sería incoherente no aceptarlos jugando la baza que juego". Meses después, en la feria del libro, cuando firmaba ejemplares bajo la inquisidora mirada de algunos escritores y soportando estoicamente los comentarios de los incrédulos asistentes, sonreía para volver a proclamar "Sería muy poco honesto si no aceptara las críticas igual que yo las lanzo".

Nadie le llamó nunca 'gilipollas'

Aunque, días atrás, también en El Mundo, a Quico Alsedo, reveló que tampoco temía tanto la animadversión que generaba: "La gente es muy cobarde. En estos dos años no ha habido nadie que se haya plantado delante y me haya dicho: 'Tú eres un gilipollas'.

También en esa feria del libro lanzó una máxima que no estaba exenta de sabiduría: "Si tienes éxito y repites fórmula, ahí empieza el principio del fin". Resulta paradójico que, al final, por lo que se ha visto obligado a abandonar el programa por la puerta de atrás sea por haber sido fiel a su estilo.

La foto inédita de su culo

En las páginas de su segundo libro, reconoce que barajó la posibilidad de adornar la portada de la obra con una fotografía de su culo. "Parecía la continuación lógica de El pensamiento negativo, en el que se veía mi cara, y tenía bastante que ver con el título, el sentimiento negativo". Pero sin duda alguna, su creación más celebrada fue la del grupo Labuat, de la que fue el cerebro en la sombra. De hecho, el propio nombre hace referencia al local barcelonés donde él escuchaba jazz años atrás. Un proyecto que encendió tanto la fama de Virginia Maestro, la solista y ex triunfito elegida por Mejide, que a punto estuvo de quemarla.

Primero, por las especulaciones de un romance con el publicista, que tal y como Virginia reconoció han llegado a molestarla porque impiden que se hable de la música. Y después, casi tener que disculparse por trabajar con Risto. En ABC, entrevistada por Victoria Bioque, se vio obligada a decir: "Yo no estaba allí porque fuera la favorita de Risto ni tengo la culpa de haberle caído en gracia".

Cara y cruz del éxito

Porque Risto cayó en gracia y, encima, fue gracioso. La pluma del crítico de televisión de La Vanguardia, Víctor M. Amela, no pudo estar más atinada a este respecto cuando dijo en Junio del año pasado:

"Sin Risto Mejide, el andamiaje de OT se desmoronaría. Su sombría y muda presencia, su amenazante autismo, prolongado hasta la hora final de los veredictos, alimenta las expectativas de los televidentes españoles las noches de los martes, que se dedican a ir zapeando a la espera del momento cimero, ya con la madrugada encima, ese momento en que Risto valora, Risto condena o salva a los muchachitos cantores. Ahí sí, ahí es donde se quedan los telesoctadores, ahí es donde OT hace caja, caja de pares de ojos. Un tercio de los telespectadores noctámbulos asiste a los puyazos del juez de la horca y a las reacciones de sus reos en el plató de Tele 5. Los concursantes se enfadan con Risto, pero deberían besar por donde pisa: sin él, quizá no estarían ellos en la tele, ya que sin él posiblemente no habría programa".

No obstante, tampoco han faltado quienes han tratado de ponerle los pies en el suelo. Enric González, homólogo de su colega en La Vanguardia, ya advirtió en 2006:

"La cosa llegó a España como franquicia (Operación Triunfo) o como imitación (otros programas similares). Ya saben cómo funcionan las franquicias: la hamburguesa ha de ser casi idéntica al original. Ignoro cuántas veces habrá tenido que tragarse el pobre Risto Mejide las grabaciones de Simon Cowell. Muchas, supongo. En cualquier caso, él tuvo que sufrir un casting antes que cualquiera de los concursantes, y se limita a cumplir un contrato. Es sólo un personaje de la televisión, como los teletubbies o el cadáver de CSI. No nos confundamos".

Con todo, lo que conviene no olvidar es que el cuento del Rey Midas tiene un final desgraciado.