El Kubo y la Ruïna frente a los "pijos de la Bonanova": la guerra preelectoral por dos casas okupadas en la zona alta de Barcelona

Los mossos han contenido de nuevo dos manifestaciones encontradas, este martes en la plaza Bonanova de Barcelona. A un lado, los antifascistas y okupas de El Kubo y la Ruïna clamaban contra los "pijos de la Bonanova". Al otro, militantes de Vox y Ciudadanos, entre ellos la alcaldable Anna Grau, gritaban "fuera escoria". Un enfrentamiento que ya se repitió hace una semana y que sube de temperatura.

El motivo de la disputa son sendas casas ocupadas desde hace 15 años en la zona alta de Barcelona, que se ha convertido en uno de los caballos de batalla de Cs y VOX en la capital catalana. Una situación que recuerda al edificio de lujo ocupado en Majadahonda. A la confrontación de este martes se ha unido la empresa Desokupa, que promete un desalojo sin orden judicial el próximo 11 de mayo.

El dispositivo policial desplegó este martes 13 furgones de la Arro y la Brimo, que separaron a ambos grupos y evitaron el contacto visual entre ellos. Los mediadores de los mossos hablaron con ambas partes para aclarar que este martes no se iba a proceder al desalojo.

Aun así, la plaza vivió momentos de tensión debido al lanzamiento de botellas al cordón policial por parte del bloque antisistema. Algunos de ellos fueron identificados. La marcha discurrió por el paseo Sant Gervasi y Balmes y finalizó sin daños personales. Pero vecinos y policía saben que la tregua es temporal.

15 años de ocupación en la Bonanova

El Kubo y La Ruïna están ocupadas desde hace 15 años. En la actualidad viven una veintena de okupas que en los últimos días los han cubiertos aun más de proclamas anarquistas y antifascistas. También han reforzado la fachada con vallas, puntales y material de obra para dificultar el acceso.

Los vecinos temen confrontaciones aun más violentas: "Estos días están entrando piedras, neumáticos y bidones de gasolina para defenderse" cuenta un comerciante de la plaza que se niega a identificarse.

Las opiniones son encontradas. Algunos vecinos esperan el desalojo a pies juntillas: "Generan inseguridad en los colegios cercanos", cuentan. "Da muy mala imagen para el barrio. Si las desalojan podrían dedicarlas a otros servicios", explican. Otros cuentan que los okupas "no molestan" y que "se podría buscar una solución pacífica como otras alternativas de vivienda". Los de las calles cercanas niegan molestias de convivencia.

El desalojo, en manos de dos jueces distintos

A la polémica del desalojo, que llegará por orden judicial, se une el hecho de que serán dos jueces distintos los que decidirán sobre el desalojo. Cada casa pertenece a un propietario diferente y las denuncias llegaron a juzgados distintos. El riesgo de que las protestas se eternicen preocupa a la policía. El regidor de seguridad del Ayuntamiento de Barcelona, Albert Batlle, ya ha pedido que los desalojos sean el mismo día para evitar la mudanza de los ocupantes de una finca a otra.

Mientras, Ciudadanos y su candidata Anna Grau mantienen la protesta contra la casa ocupada de la Bonanova cada martes a las 20 horas. Se une Mi Barrio Seguro, una entidad vinculada a Vox, y vecinos que a título propio. En paralelo, colectivos antifascistas de los barrios de Horta y Gràcia se movilizan cada martes para apoyar a los okupas.

Los últimos en unirse a la discordia ha sido la empresa Desokupa. Su presidente Daniel Esteve ha prometido vaciar ambas fincas el 11 de mayo a las 21 horas. Los mossos ya han asegurado un dispositivo policial para contener a ambos bandos de manifestantes y a su vez para frenar cualquier desalojo sin orden judicial por parte de dicha empresa.