El desarrollo del lenguaje de los niños: ¿pueden aprender palabras aunque se les hable con mascarilla?
Un estudio evidencia que a partir de los dos años pueden aprender palabras nuevas, incluso cuando la persona que les habla tiene la boca o los ojos tapados
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BarcelonaLas mascarillas se han convertido en un accesorio que forma parte de todos los hogares desde la pandemia del coronavirus. Una barrera frente a los contagios, que también parecía ser un obstáculo para la comunicación. Sin embargo, un estudio de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) evidencia que los niños menores de tres años aprenden palabras nuevas aunque se les hable con el accesorio que cubre la nariz y la boca.
Un equipo de investigación ha demostrado que a partir de los dos años pueden aprender palabras nuevas incluso cuando la persona que les habla tiene la boca o los ojos tapados. Según el estudio, el aprendizaje de vocabulario a estas edades está asociado a que sigan la mirada del interlocutor y se fijen en el objeto que se les muestra cuando se pronuncia la palabra nueva, pero no depende de la atención selectiva en la boca o en los ojos del hablante.
"Estos resultados aportan datos tranquilizadores sobre el impacto de llevar mascarilla en el desarrollo del lenguaje de los más pequeños, una preocupación suscitada entre las familias y los profesionales de la infancia durante la pandemia de la covid", explica la UAB sobre el estudio, que es el primero que evidencia que, a partir de los dos años, los niños son capaces de aprender vocabulario nuevo, por lo que crean asociaciones entre palabras y objetos desconocidos a partir de una interacción audiovisual breve.
Cómo afecta la atención de los niños al aprendizaje de vocabulario
Las habilidades de seguimiento de la mirada y atención selectiva en la boca que desarrollan los bebés durante el primer año de vida se han asociado a la mejora drástica en la adquisición de palabras que se produce durante el segundo año. Esto ha hecho que algunos expertos propongan que ambas estrategias de atención podrían desempeñar un papel clave en el desarrollo léxico de los bebés.
Sin embargo, hasta ahora no se había encontrado una relación de causa-efecto que validara esta hipótesis. "Estudios anteriores han sugerido que mirar la boca del hablante puede ayudar a los niños a procesar mejor el habla y, específicamente, a entender y memorizar más fácilmente palabras nuevas, gracias a las pistas visuales que ofrecen los movimientos de la boca. Si esto es así, llevar mascarilla debería dificultar el aprendizaje de palabras nuevas", explica Joan Birulés, investigador del Departamento de Psicología Básica, Evolutiva y de la Educación de la UAB y primer autor del estudio.
Para averiguarlo, el equipo de investigación ha grabado la mirada de niños franceses de entre 17 y 42 meses mientras participaban en una tarea de aprendizaje de palabras en tres situaciones: con la cara del hablante completamente visible, con los ojos tapados con gafas de sol y con la boca cubierta por una mascarilla quirúrgica y en la tarea. banda.
La estrategia de atención óptima de los niños
El hablante pronunciaba seis veces una palabra monosilábica y, simultáneamente, en dos ocasiones desplazaba la mirada hacia el objeto asociado a la palabra. Los resultados mostraron que los niños aprendían palabras nuevas a partir de los 24 meses y, sorprendentemente, que este aprendizaje no se veía afectado por las gafas ni la mascarilla. los ojos o la boca modificó los patrones de atención e hizo que los niños se centraran más en las regiones faciales descubiertas, esta manipulación no afectó a su capacidad para formar nuevas asociaciones entre la palabra y el objeto.
"Los resultados indican que la estrategia de atención óptima de los niños se basa en la comprensión social y en la exploración visual del objeto, y que la información audiovisual proveniente de la boca del hablante no es un mecanismo esencial para establecer rápidamente nuevas asociaciones entre palabras y su significado, al menos en niños con un desarrollo típico y en contextos de aprendizaje o mapeo rápido", añaden desde la UAB.
En la situación de cara descubierta, además, los niños prefirieron mirar a los ojos del hablante antes que en boca, al contrario de otros estudios previos en niños y niñas de exploración de la cara del interlocutor. Esto hace considerar al equipo de investigación que los niños de entre 1,5 y 3 años ya son capaces de controlar la atención visual de forma flexible, ajustando la atención selectiva entre los ojos y la boca del interlocutor según los requisitos de la tarea.