El "dolor" y "amor incondicional" de Teresa tras la muerte de su hijo con una enfermedad mental: "Me ha enseñado a querer"

Jordi sufría un trastorno esquizoafectivo con rasgos bipolares y una enfermedad congénita en el corazón y falleció a los 33 años
Su madre Teresa rinde homenaje a su hijo con un libro en el que narra la lucha diaria contra la enfermedad
BarcelonaLa muerte de un hijo ha sido el "viaje de dolor y amor incondicional" que Teresa Cervelló, ha vivido y que ha decidido compartir a través de un libro en el que narra la pérdida de Jordi tras luchar contra una enfermedad mental, que le impidió "encontrar el equilibrio".
Una historia personal "con reflexiones profundas sobre la vida, el luto y la fuerza sanadora del amor" que quiere convertir en "una inspiración" para otras personas que sufren una situación similar. Estas 'vivencias de una madre ante la enfermedad mental y la muerte de su hijo' empezaron en 2014, cuando Jordi tenía 14 años y sufrió su primer brote psicótico tras empezar a fumar porros.
"Esto fue un desencadenante. Su vida cambió totalmente porque se tuvo que medicar. Las medicinas para los brotes psicóticos aplanan mucho y cambian la composición del cuerpo. Le entró una apatía grande. Se iba a casa porque no aguantaba las clases". Así recuerda Teresa el inicio de una problemática que Jordi empezó a vivir en plena etapa de Secundaria.
"La psiquiatra nos dijo que lo primero que tenía que hacer era dejar totalmente la marihuana o no le hacía ningún seguimiento. Pero una vez lo dejó empezó a beber y de forma muy animal. Sus amigos estaban asustados y no querían que tampoco bebiera de esta manera, pero empezó a hacerlo solo", explica a Informativos Telecinco.
Primer ingreso
Esta situación le llevó a su primer ingreso tras ese primer brote. Una vez estabilizado, pero sin diagnóstico, Jordi trató de labrarse su futuro y empezó a estudiar cocina: "Lo fue siguiendo, pero fue inevitable que a final de curso, quizás con los exámenes, cogió otro brote y volvió a estar ingresado. Ahí ya le diagnosticaron que tenía un trastorno esquizoafectivo con rasgos bipolares".
Tras ese momento, Jordi logró acabar el curso de cocina: "Era una persona muy inteligente, todo lo que eran conocimientos era como si los tuviera aprendidos de por sí. Pero, en cambio, la parte de relación con los demás, le costaba. Era como su parte débil, pero iba aprobando".
Una evolución que le llevó hasta la Fundación Joia: "Se apuntó a un centro de día que se ocupa de la inserción social y laboral de la gente con enfermedad mental. Esta temporada estuvo bastante bien. Jordi estaba animado e incluso se adelgazó. Todo parecía que iba muy bien".
Más brotes y adicción al Lorazepam
Todo se truncó cuando decidió empezar los estudios de informática: "Tenía que hacer el curso de acceso a los ciclos formativos de grado superior. Allí se estresó y tuvo otro brote. Esta vez no estuvo ingresado, pero tuvo que estar aislado y aumentaron la medicación, por lo que tuvo que dejar los estudios".
Jordi pasó por un espiral de ingresos y la "ilusión" que podía tener por llevar una vida de trabajo e integración fue decayendo. Una situación a la que se le sumó una enfermedad congénita en el corazón: "No se cuidaba. Le faltaba la motivación para vivir. Nosotros, como padres, entramos como en un callejón sin salida".
Sin embargo, con la mayoría de edad, el tipo de ingreso fue de "diferente" trato: "Estuvo ingresado en Terrassa cuando tenía 24 años. . Fue una montaña rusa. Le daban tantas medicinas y acabó también con una adicción al Lorazepam, que logró quitarse". Un momento de salud delicado que con los años logró revertir, pero que acabó por empeorar por completo tras pasar la pandemia y diferentes intentos de inserción laboral.
Muerte natural a los 33 años
"Volvió a fumar porros. Es como ponerte una pistola en el pecho porque las probabilidades de tener un brote son muy grandes", recuerda Teresa sobre un malestar emocional que acabó con la muerte natural de Jordi en 2021 tras días ingresados al sufrir un brote.
Jordi tuvo una parada cardiorrespiratoria, por lo que lo llevaron al Hospital de Sant Pau: "Había estado 20 minutos sin respirar, digamos. Estuvo unos días en coma y murió", rememora su madre, sobre una vida "muy dura" de Jordi, que le ha supuesto un auténtico reto sanador tras su pérdida.
"Me ha enseñado de alguna manera a querer y a valorar lo que es importante. La relación, la paciencia, cosas que vivimos tan deprisa y no valoramos. Jordi nos obligó a vivir todo esto. Fue como una luz porque te obliga a mirar las cosas diferentes", afirma Teresa, quien ha decidido compartir la historia en homenaje a su hijo.
"Hay gente con una enfermedad mental que aporta al mundo muchísimo"
"Él en vida fue una persona muy discreta, pero fíjate lo que está moviendo tras morir. De alguna manera sigue vivo su legado. Todos hemos venido a hacer algo en. Y Jordi había venido a esto. Ya me hubiera gustado que se hubiera quedado más tiempo y hubiera encontrado algún trabajo, pero no pudo ser así. Hay mucha gente que con pocos años hace labor y enseña cosas importantes", añade su madre.
En el caso de su hijo, "no pudo encontrar el equilibrio para ser una persona sana" a pesar de intentarlo en reiteradas ocasiones, y ahora Teresa quiere que la historia de Jordi ayude a otras personas en una situación similar, además de dar voz a las enfermedades mentales:
"Hay gente que tiene una enfermedad mental o que tiene una incapacidad y aporta al mundo muchísimo. La muerte física, evidentemente existe, pero es un cambio de plano. Estoy convencida de que la vida no acaba y sigues de alguna manera existiendo. Y esto Jordi me lo ha corroborado", culmina Teresa, quien rinde homenaje "a la capacidad humana de amar sin límites".
