El americano que compró a ciegas unas fotos de Milagros Caturla: "Pagué el doble de lo que me pedían"

  • Tom visitó Barcelona en 2001 y compró unos misteriosos negativos en el mercado de los Encantes que resultaron ser de esta fotógrafa amateur barcelonesa

  • "Me sentí tonto por no pensar que el fotógrafo fuera una mujer, a ningún hombre se le permitiría entrar en una escuela de niñas", explica

  • Ha donado los negativos a la Agrupació Fotogràfica de Catalunya, a la que Milagros Caturla perteneció en los años 50 y 60

Tras esta historia hay un cúmulo de casualidades y, sobre todo, mucha oposición a lo preestablecido. La de las mujeres que, durante el franquismo, formaron parte de la Agrupació Fotogràfica de Catalunya; hacían fotos a espaldas de sus maridos y las revelaban de noche, cuando ellos dormían. Y en la memoria de la fotografía barcelonesa hay un nombre de mujer para la historia: Milagros Caturla.

Era una de los miembros de la sección femenina que, durante los años 50 y 60, marcados por el franquismo, reunía a unas 150 mujeres frente a unos 1.300 hombres que conformaban el resto de la entidad. Eran minoría y ganaban dinero en premios que luego reinvertían en nuevas cámaras, rodillos, reveladores... en definitiva, en su hobby. Porque igual que Caturla, Carme Garcia o Glòria Salas, todas eran fotógrafas amateurs.

Caturla vivía con sus padres y es en la casa familiar donde revelaba las fotografías que tomaba. "Le gustaba fotografiar a gente de su alrededor, que protagonizaba el 90 % de sus fotos, y me quedo corto", describe Pere Puigdollers. "Entraba en colegios, retrataba fiestas populares, también clases de baile...", enumera el presidente de la entidad.

Tom pagó el doble de lo que le pidieron por los negativos

Ahora, la Agrupació ha ampliado el legado de Caturla gracias a una buena historia. Tom Sponheim, un turista americano, visitó el mercado de los Encants hace dos décadas y, entre el caos y el bullicio de compradores y vendedores, unos misteriosos negativos llamaron su atención.

"'Quizás podría ver la vida de alguna familia de Barcelona', pensé. Saqué una tira de negativos de uno de los sobres, los puse a trasluz y confirmé que estaban bien expuestos, pero no intenté ver lo que aparecía en las fotos. Pregunté el precio y era tan bajo que no me pareció justo para el vendedor; pagué casi el doble de lo que me pidió", explica Tom a este diario.

Los compró y los reveló de vuelta a Seattle; el resultado, unas fotos preciosas y de gran calidad técnica de Barcelona y su gente. "Escaneé uno al azar y resultó ser la foto de una joven colegiala que se había detenido justo detrás de un banco en el que dos ancianas estaban inmersas en una discusión. Al parecer, estaba interesada en lo que discutían. Y me di cuenta de que era mejor que cualquier otra foto que hubiera tomado", cuenta.

Así, a medida que revelaba las fotos, supo que habían sido tomadas por "algún tipo de maestro". "Lo primero que pensé fue que podrían ser negativos perdidos de algún maestro fotógrafo conocido. En cualquier caso, esas fotografías eran demasiado buenas y el tema tan interesante que pensé que sería una pena que acabaran en un armario de mi casa de Seattle. Había que compartirlas", añade.

Por tierra, mar... y redes

La admiración del americano, que tenía mucha curiosidad por saber quién era el fotógrafo y se propuso encontrarlo, le llevó a compartir las fotos en Facebook. Incluso compró anuncios para que les apareciera a personas que estuvieran en un radio de 80 kilómetros de Barcelona. Y fue ayudado después por el periodista de El Periódico Carles Cols.

Pero no fue hasta 15 años después que Begoña Fernández, investigando en los registros de la Agrupació, encontró una de esas fotografías en un boletín de la agrupación en el que constaba como ganadora de un concurso; su autora era Caturla.

"Begoña me escribió un mensaje y me sentí tonto por no haber considerado la posibilidad de que el fotógrafo fuera una mujer. Ahora me daba cuenta de que, por supuesto, a ningún hombre se le permitiría entrar en una escuela de niñas para hacer esas fotografías", explica Tom, que sintió "una gran sensación al haber alcanzado" su objetivo.

Tom, que tiene las paredes de su casa "forradas" con el trabajo de la fotógrafa amateur, ha vuelto a contactar recientemente con Begoña y Pere para entregarles el legado que compró a principios de este siglo. Él ya se ha hecho mayor y confía en las buenas manos de la Agrupació para cuando ya no esté. Y les ha enviado una caja con los negativos perdidos que rescató en los Encants.

"Conozco la palabra 'patrimonio' principalmente por mis interacciones con Begoña y otros barceloneses. Es una palabra que se usa muy poco aquí y me di cuenta de lo importante que era. Intento vivir mi vida de manera que algún día, cuando esté en mi lecho de muerte y mire hacia atrás, pueda estar orgulloso de cómo he vivido. Así, era obvio que el mejor lugar para los negativos era volver a Barcelona con la Agrupación".

Así, esta setentena de negativos se han sumado ya a las 60 fotos con la firma de Caturla que posee la entidad, aunque parte de esos negativos ya corresponden a algunos de los positivos.

La fotógrafa se mudó y jamás se volvió a saber de sus fotos

Milagros Caturla nació en Barcelona en 1920 y murió en Sant Cugat del Vallès en 2008. Nunca se casó ni tuvo hijos, y vivió en casa de sus padres, donde tenía su laboratorio para revelar los negativos. Cuando estos murieron, seguir viviendo en la vivienda familiar dejó de tener sentido para ella, por lo que se mudó a un piso de la calle de los Capellans, frente a la Catedral de Barcelona. Era pequeño y no le cabía el laboratorio; y dejó de hacer fotos.

"Desconocemos el motivo concreto por el que dejó la fotografía, lo que sí es cierto es que las mujeres de la agrupación eran gente 'de ciclo completo', es decir, que les gustaba hacer todos los pasos. Es por eso que no les gustaba si no podían revelar ellas sus fotografías", reflexiona Puigdollers, que agrega: "Yo siempre digo que revelar una fotografía analógica es lo más parecido a un parto, ves una evolución fantástica a medida que aparece en el papel".

100 años de la Agrupació Fotogràfica de Catalunya

El presidente no ha revelado los negativos donados por Tom todavía porque se encuentra inmerso en la organización del centenario de la entidad en 2023. Sus socios celebrarán un concurso internacional de fotografía, elaborarán un vídeo y un libro gráfico con su historia, y crearán siete exposiciones en Barcelona. Y como "lo urgente pasa por delante de lo importante, toca cuidar y mimar los negativos de Caturla hasta que los revelemos".